Antonio de la Cruz: Desafíos globales y regionales en 2024, un mundo en transición

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Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Pablo Neruda (Poema 20, 1924).

El 2023 fue un año decisivo para el sistema internacional, que opera bajo un conjunto de reglas tanto formales como informales. Estas normas han proporcionado un nivel de coherencia y previsibilidad a las interacciones nacionales y transnacionales, en un contexto donde falta un marco político claro y una autoridad definitiva, aspectos que tradicionalmente han definido a los Estados soberanos en el sistema westfaliano. Este sistema, cuyo principal arquitecto ha sido Estados Unidos junto a sus aliados, se enfrenta ahora, en este 2024, a desafíos significativos en varias regiones del mundo, incluidos Europa, Oriente Medio y Asia.

1. Europa: la crisis ucraniana y el desafío ruso

La invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022 desafió la norma internacional contra el cambio de fronteras por la fuerza. La respuesta de Estados Unidos, que consiste en un apoyo importante a Ucrania y en ejercer presión para que aplique las reformas y adaptación de la legislación a las normativas de la Unión Europea, busca realinear el país con los valores occidentales -individualismo, liberalismo, constitucionalismo, derechos humanos, igualdad, libertad, imperio de la ley, democracia, libre mercado, separación de la Iglesia y el Estado-. Este conflicto subraya la asimetría del poder militar entre Rusia y Ucrania, haciendo indispensable el apoyo continuo de Occidente. Sin embargo, las diferencias políticas internas en Estados Unidos y la pérdida de interés de varios países europeos para seguir ayudando a los ucranianos podrían influir en la resolución del conflicto, con implicaciones significativas para la estabilidad de Europa.

2. Oriente Medio: el conflicto Israel-Hamás

A diferencia de la crisis ucraniana, el conflicto entre Israel y Hamás se centra más en la diplomacia que en la disuasión. El reto clave para Estados Unidos es abordar la situación de casi 5 millones de palestinos que viven bajo ocupación israelí, privados de un Estado palestino independiente y cercados por una barrera de seguridad en torno al territorio que ocupan. Este contexto complejo, que involucra a múltiples actores regionales, requiere de un enfoque cuidadoso y matizado por parte de la diplomacia estadounidense y europea.

3. Asia: el ascenso de China y las tensiones con Taiwán

El creciente poder de China presenta el riesgo de una nueva Guerra Fría, con implicaciones en ámbitos como las armas nucleares, el espacio y la inteligencia artificial. Estados Unidos adopta un enfoque de eliminación de riesgos (de-risking), intentando mantener una relación de trabajo con Beijing mientras asegura las cadenas de suministros en sectores claves, la competencia y la disuasión. Este delicado balance es crucial para evitar una escalada de tensiones, especialmente en relación con Taiwán.

4. América Latina: elecciones y desafíos socioeconómicos

El año 2024 es crucial para América Latina, marcado por un superciclo electoral que inició en 2021 y desafíos económicos significativos. La región enfrenta una situación económica y social difícil, con proyecciones de bajo crecimiento y retos como la alta inflación y endeudamiento. Los comicios presidenciales en países como El Salvador con la reelección de Nayib Bukele; Panamá, donde la disputa por la jefatura de Estado será entre José Gabriel Carrizo, Ricardo Martinelli y Martin Torrijos, entre otros; República Dominicana, con la casi segura reelección de Luis Abinader; México, con una primera presidenta entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez; Uruguay, sin la reelección de Lacalle Pou; y Venezuela -sin fecha definida- con la participación de María Corina Machado serán clave para definir el rumbo político y económico de la región. Además, los gobiernos latinoamericanos deberán lidiar con amenazas como el crimen organizado, la corrupción sistémica y el populismo autoritario. A pesar de estos retos, existen oportunidades en sectores como el nearshoring (deslocalización empresarial), la agroindustria, las energías limpias y los servicios digitales.

Conclusión: un año decisivo para el orden internacional

El 2024 se perfila como un año potencialmente decisivo para el orden mundial. La mayor amenaza al orden internacional basado en reglas podría provenir del propio Estados Unidos si su política interna interfiere con sus esfuerzos de política exterior. Las decisiones tomadas este año, tanto en Estados Unidos, que tiene la elección presidencial el 5 de noviembre, como en Europa y otras partes del mundo, tendrán repercusiones profundas y duraderas en lo geopolítico, económico y para el futuro de la democracia. América Latina, en particular, se encuentra en un punto de inflexión, donde las elecciones y las políticas adoptadas en 2024 podrían ser cruciales para definir su futuro en un mundo cada vez más incierto y volátil.

 

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