Ya, apenas a la segunda semana del año recién iniciado, se dejaron sentir los primeros efectos (coletazos) de un instrumento frívolo concebido sin bases estadístico-actuariales ni de estimación precio del barril de petróleo, tal es parte de los procedimientos y metodología a seguirse para los cálculos de esta herramienta fundamental a aplicarse en la administración de políticas y finanzas públicas; pues bien, el dólar paralelo ha inició esa semana con cerca de un doce por ciento por encima de la tasa oficial BCV, por lo que atisbamos un panorama hiperinflacionario y más devaluable de nuestra moneda porque los indicios de una recuperación petrolera integral son aún, remotos sobremanera, aunque estamos experimentando el efecto y/o milagro Chevron, empresa que se esfuerza ante las precariedades de los servicios básicos para el logro de una producción equivalente a unos 150 mil bpd. Por tal razón de producción insuficiente, la intervención bancaria (SMC) se ha debilitado y la divisa estadounidense junto con otras, ganan terreno en virtud de la dolarización de facto que el régimen ha promovido irresponsablemente, desde 10/2021.
Sin embargo, se ha pretendido apelar a otras opciones, tal vez eficaces de no ser por las pretensiones del mismo: Proyecto AMO y últimamente, promoción de unas cinco figuras denominadas Zonas Económicas Especiales (ZEE) a fin de atraer inversiones foráneas que, aunque muchas de ellas serían de procedencia cuestionable, quizá podrían paliar la situación en sus áreas respectivas (Paraguaná, Puerto Cabello- Morón (estado Carabobo), La Guaira Isla La Tortuga (Territorio Insular Miranda) e Isla de Margarita (estado Nueva Esparta).
No obstante, el régimen tiende a obviar toda adversidad mediante un optimismo soñador ante la vorágine de una crisis inexorable que su administración generó.