Es muy difícil desvincular esta frase histórica de las luchas que vienen librando nuestros educadores, para el respeto a su dignidad como seres humanos y sus mejores condiciones de vida, que se han venido agravando ante el fracaso más estrepitoso del actual gobierno, que los ha condenado al hambre, a la miseria, llevándolos a la indigencia profesional.
Y más de 8 millones de venezolanos han abandonado el país por las mismas razones y dentro de los cuales un número muy importante de esos eran maestros forjadores de nuestra juventud y se vieron obligados a abandonar su honrosa profesión de educar para busca mejores oportunidades para poder subsistir y ayudar a sus familias.
En otras palabras, es una verdadera vergüenza, pero esa es la realidad, frente a un gobierno que es sordo, mudo y ausente de esta situación, son insensibles a la misma y por demás violadores sistemáticos de nuestra Constitución, que están obligados a respetarla, a cumplirla y a garantizar salarios dignos para que los venezolanos no se mueran de hambre .
Sin un cambio en la conducción política del país, el camino será cada vez más tortuoso, lo que nos obliga a organizarnos cada vez más y a movilizarnos para lograr que esa hermosa frase pronunciada por nuestro gran Libertador ¡Moral y luces! se haga realidad.