Desde la frontera demandan mayor servicio de electricidad.
El escenario en el eje San Antonio – Ureña se agudiza por las prolongadas suspensiones del servicio
Los cortes de electricidad, este jueves 18 de enero, en San Antonio del Táchira, en el municipio Bolívar, fueron de seis o siete horas, dependiendo del sector, y divididos en dos suspensiones que tuvieron su agregado en horas de la noche con un apagón que no dejó dormir a miles de familias y se extendió hasta la madrugada de este viernes.
«Se me acaba de ir una pareja que había reservado una habitación, y me dijeron que ya no la querían porque no había electricidad», lamentó Yoly López, propietaria del Hotel Colonial, ubicado en el barrio Curazao, en pleno centro de la ciudad.
López, aunque tiene una planta, no la prende, ya que la cantidad de horas que dura el hotel sin electricidad no le da económicamente para comprar más de 10 litros de combustible al día, lo que representarían 45 mil pesos.
Reconoce que, en las últimas semanas, ha habido un pequeño repunte de usuarios. «Son personas que van saliendo o retornando y deciden quedarse una noche en frontera, o los que vienen de otros estados por cita con el Saime (Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería)», resaltó.
En el momento de la entrevista, no había luz en el hotel. Llegó a las 12:00 del mediodía. El otro corte sería a las 3:00 p.m. y hasta las 7:00 p.m. Cuatro horas más, para un total de siete al día. «Sin saber si en la noche nos van a dar una ñapa como ayer (jueves)», recalcó.
Ya en el corazón de San Antonio, se encuentra el local de Freddy Gómez, comerciante. El ciudadano lleva varios lustros dedicado con su esposa al negocio. «Los cortes, si van a seguir, deberían ser de 6:00 a 9:00 a.m. y de 6:00 a 9:00 p.m., es decir, en horario no laboral», propuso.
Gómez vende desayunos. Los pasteles requieren mantenerse calientes y los jugos fríos. «Hay bebidas que se me han dañado, porque no aguantan la cantidad de horas sin que esté encendida la nevera», enfatizó.
Su planta, y las de otros negocios, semejan una guerra de sonido: «La enciendo las horas que puedo, ya que los dos litros ya valen 9 mil pesos y no es rentable comprar seis o más todos los días».
Me ha afectado en casi un 60 %
Nelson Suárez es dueño de una charcutería, ubicada cerca del Cementerio Municipal de San Antonio. «Mi negocio ha decaído en casi un 60 %», subrayó el joven, al tiempo que indicaba que lleva cinco años con el emprendimiento.
«La rebanadora, esencial para vender los quesos y el jamón, no la puedo activar sin electricidad», acotó, para luego dejar por sentado que ahora cubre el inventario de lo que realmente es esencial y sale más rápido: «Ya el salami y algunos tipos de quesos más costosos, no los traigo».
Suárez está negado a tirar la toalla, pero sí espera que el escenario se acomode. «Esto perjudica mucho la cadena de frío, la cual es vital para el tipo de productos que vendo. Se me han dañado varios», aseveró.
Acá estamos guapeando. Esta semana nos visitaron los funcionarios de Corpoelec, nos iban a cortar el servicio porque debíamos dos meses. Ahí sí hay eficiencia», añadió en entrevista hecha vía telefónica.
En el municipio Bolívar, la paralización del comercio se mantiene sobre el 80 %. Los pocos establecimientos que abren lo hacen bajo un escenario bastante lóbrego aún. La reapertura no ha generado los resultados deseados. Hay muchos factores, como el de la electricidad, que lo impiden.
Jonathan Maldonado — La Nación del Táchira