Ezequiel Querales Viloria: El petro ¿O cómo engatusar al soberano?

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La tan venerada moneda digital, creada para urdir jugadas maestras en las maltrechas finanzas del poder financiero socialista, expiró, tras cumplir un difuso rol, de saqueo y derroche.

Ya arrasó, ya esquilmó a medio mundo, ya cumplió su tiempo útil, o inútil, en las maltrechas finanzas públicas del poder socialista venezolano, sin que se recompusiera o apuntalara, la economía nacional.

Por todo lo visto, dejó muy mal parado, el tan difundido eslogan, de que “Venezuela está cambiando”. Pues terminó envuelto, en “un gigantesco escándalo de corrupción”.

Nos referimos, a la cesación de operaciones en el mercado financiero nacional e internacional, de la tan odiada por la banca y gente responsable, como como tan venerada y querida, por los “magos de las finanzas del siglo XXI”, de la criptomoneda petro.

La tan venerada moneda digital, creada para urdir jugadas maestras en las maltrechas finanzas del poder financiero socialista, expiró, tras cumplir un difuso rol, de saqueo y derroche

Como se dice coloquialmente, pasó con más penas que gloria, para una sociedad, convertida a fuerza de pan y circo, hambre y opresión, desdichadamente, en coopero-complaciente.

Y aunque Maduro prometió, que “el petro abriría nuevas formas de financiamiento internacional, su uso fue muy limitado, básicamente, restringido a transacciones con el Estado, como el pago de impuestos y trámites de documentos”.

Lo que es difícil de ocultar, es que el petro dejó tras su paso por las finanzas públicas, toda una estela de corruptelas, hábilmente camufladas por agentes de la superintendencia de cripto activos (Sunacrip) y autoridades del BCV.

Desde su puesta en vigencia como moneda digital, estuvo respaldada por “las vastas reservas petroleras y los recursos minerales del país”, y destinada a sortear las restricciones impuestas por las tan “cacareadas sanciones estadounidenses”.

Salió al mercado, valorada en 60 dólares por unidad, equivalente, al precio que regía para entonces, (1 de octubre 2018), un barril de petróleo. Y aunque su salida se oficializó en la citada fecha, enfrentó retrasos, generando dudas y críticas desde el principio.

Con la segunda y tercera reconversión de nuestros devaluado signo monetario, ocurridas en junio de 2018 y agosto de 2021, respectivamente, que continuaron despojando de ceros al bolívar, entre otras variables, para facilitar las transacciones en moneda nacional, le abrieron al petro, un amplio radio acción,  para operar a sus anchas, en el sector financiero nacional e internacional.

Al punto que hubo reparto (asignación) de petros para “todo el mundo”. Por gracia presidencial, se abonó un petro a cada pensionado del IVSS, y otros tantos, a jubilados y trabajadores de la administración pública.

Pero ojo, fue un tributo con un iluso valor relativo, pues solo era canjeable, en las billeteras de la plataforma Patria, al precio, fecha y disposición, que el sistema fijara, nunca cuando el beneficiario lo necesitara, ni tampoco, al valor de mercado en que fueron tasados.

¡Muere oficialmente el petro!, (PTR), pero quedará en el recuerdo colectivo, como las fugaces luces del “mar de la felicidad”, que deslumbran y encandilan al pueblo, para luego embaucarlo.

(Con información de VOA y VenAmCham )

ezzevil34@gmail.com

 

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