La extrema derecha conquista posiciones de poder: en despachos, en códigos legales y en las mentes. La ciudadanía preocupada responde en las calles. Los líderes del orden liberal señalan al lobo, pero sin resolver los problemas de los corderos. Simplemente, se presentan como los únicos pastores capaces de cuidarlos y protegerlos de la horrible amenaza.
En Alemania o en Francia. En Italia o en España. En Gran Bretaña o en cualquier país europeo que tenga un índice elevado de inmigración, se repite el esquema, con sus matices nacionales. También en Estados Unidos, donde el lobo mayor, que reinó hace no mucho y luego fue expulsado de la manada, amenaza con regresar con hambre atrasada, para expulsar a los falsos pastores, comerse los corderos negros y traer el alborozo a los corderos blancos.
La simplicidad de la parábola es acorde con estos tiempos de dominio de las redes sociales en la conformación de las conciencias, en el ritmo del debate público, en la administración de las obsesiones políticas. El gran miedo vuelve a dominar el ánimo del relato occidental.
Los políticos liberales del consenso centrista están alarmados por este enésimo auge de la extrema derecha, pero no dejan de adaptar sus postulados, “civilizarlos”, “suavizarlos” y “convertirlos” en normativas “responsables”. El “control de la inmigración” es el elemento clave para evitar que el orden liberal se les escape de las manos. El “cruce irregular de fronteras” en Europa alcanzó en 2023 la cifra más alta desde 2016, según FRONTEX (1). Lo que parece justificar que las políticas restrictivas se impongan por doquier.
No ha funcionado antes y es dudoso que lo haga ahora. Los dirigentes occidentales ya cantaron victoria en el reflujo de la extrema derecha tras su último ciclo de repunte que siguió a la crisis financiera iniciada en 2008, complicada luego con agitaciones internacionales, que provocaron incrementos migratorios y, por reacción, un rechazo ciudadano visceral.
Ahora asoma otra vez el “peligro”, y se vuelve a las viejas fórmulas retóricas de defensa abstracta de la democracia y los derechos humanos, aunque esos “principios” no dejan de degradarse debido a las brechas sociales y a la falta de soluciones a problemas básicos: precariedad laboral, escasez y carestía de la vivienda, saturación de los servicios sanitarios, tensiones en los sistemas educativos, envejecimiento de la población, etc.
Alemania: Los viejos fantasmas
En Alemania, salen miles de ciudadanos para “plantar cara” a una “marea parda” que obtiene, sin embargo, sus mejores resultados precisamente en el caladero de corderos propiciatorios. El mensaje del lobo consiste en hacer creer a los corderos blancos que el pastor no les protege de los corderos negros, sus verdaderos enemigos (2).
La filtración de una reunión clandestina bajo el apostolado de un ultra austríaco de la teoría del “remplazamiento” (corderos negros expulsando a los corderos blancos), en la que se preconizaba la expulsión de los refugiados de África y Asia ha despertado los viejos fantasmas del nazismo. Durante años había cierto pudor en identificar a la AfD con el Tercer Reich. Cada vez son ahora más recurrentes las comparaciones. Y, consecuencia de ello, las llamadas a la ilegalización de las formaciones que proclamen abiertamente la xenofobia o el racismo.
Los medios liberales germanos denuncian la campaña taimada de los xenófobos del partido Alternativa por Alemania (AfD) para aprovecharse del estancamiento económico. Alemania es el país es el que presenta peores cifras macroeconómicas de la UE, algo impensable hace sólo tres años (3). En las zonas más pobres del Este, donde hace treinta años se prometió el paraíso del capitalismo democrático para superar la pesadilla del colectivismo comunista, la AfD es ya el partido dominante. Sólo falta que lo acrediten este mismo año las urnas, en los länder de Brandenburgo, Sajonia y Turingia.
Esos extranjeros (los corderos negros), en efecto, son utilizados por la ultraderecha como el chivo expiatorio del malestar social. Pero el problema es más complejo. Los partidos del sistema político y social defienden la llegada de trabajadores extranjeros, pero convenientemente seleccionados y tamizados por los intereses empresariales (de la grandes empresas, para ser exactos). La actitud compasiva que en su día se atribuyó a la entonces Canciller Merkel estaba en realidad inspirada por los intereses de una patronal a la que le faltaba mano de obra útil. En una sociedad sin incentivos para reproducirse internamente, el mercado de trabajo necesita otras fuentes. Esos desplazamientos laborales tienen consecuencias sociales, que la extrema derecha explota con sencillo oportunismo.
Francia: Contra el rival, con sus propias armas
En Francia, las tensiones laborales se confunden con fricciones culturales en un cóctel explosivo. La cuestión de la identidad nacional se convierte en un rentable apelativo político. A los corderos blancos se les ha convencido de que la paz del rebaño está en peligro por costumbres y creencias de las manadas oscuras, no por un lobo imaginario. El nuevo gobierno de Macron se propone restaurar en los corderos blancos ese miedo al lobo que parece haber desaparecido. Pero para ello debe demostrar que es capaz de contener y reducir la cabaña de corderos negros (4).
No habrá próximamente elecciones interiores en Francia, pero sí europeas donde se ha hecho imperativo demostrarle al lobo que no puede imponer su ley en el rebaño. El equipo político que Macron ha puesto en marcha tiene a un pastor vicario, el primer ministro Attal, réplica del patrón omnisciente, que vigila desde lejos pero sin perder detalle. El pastor Attal dibujará nuevos senderos o más bien remozará los ya transitados por sus antecesores, mientras Júpiter Macron asegura que las condiciones de vida del rebaño (pastos, cabañas, rutas) serán óptimas para su bienestar general.
En su último rendez-vous ante los franceses, Macron escenificó esta especie de rectificación, plagada de símbolos y gestos y escasa de sustancia, desde los uniformes de los escolares hasta la revisión de los planes de estudio. Del otro lado de la loma, el lobo (en este caso, la loba) esbozaba una sonrisa sardónica. “Siempre la misma cháchara”, sancionó Marine Le Pen, que disfruta del arrullo dulce de unos sondeos electorales más favorables que nunca.
Después de dejar el escenario nacional bien dispuesto para el próximo combate, Macron cumplió la ceremonia anual del encuentro con el socio alemán, compañero de fatigas en la lucha contra el lobo de la extrema derecha. Pero la cumbre franco-germana fue más bien anodina. Scherezade Macron hablando sin poder dejar de callarse al impávido y silencioso Scholz, como resumió el Süddeutsche Zeitung (5). Cuentos de lobos y corderos, quizás.
Dicen que, aparte de las amenazas domésticas, los dos dirigentes de la dupla que acostumbraba a gobernar Europa hicieron girar el mapamundi en identificación de inminentes peligros. Si se desborda (aún más) la situación en Oriente Medio, podría producirse un agravamiento de los flujos migratorios, como a comienzos de la década pasada, lo que alentaría la voracidad de los lobos nacionales.
Junto al malestar migratorio se ha colado, en Francia y en Alemania, un nuevo foco de protesta: el de los agricultores y ganaderos, que se sienten agraviados por medidas administrativas, ecológicas y fiscales (6). El aparcamiento de la austeridad para propiciar la salida de la pandemia ha terminado. Es tiempo de tractores en carreteras y malos humos. Carnaza para los lobos.
Coincidencias o caprichos de la historia, en el encuentro Macron-Scholz se recordó a dos recientemente desaparecidos dirigentes del “proyecto de construcción europea”: Jacques Delors y Wolfgang Schäuble. Distintos, sin duda: social-liberal, el francés; conservador y dogmático de la austeridad, el alemán. Pero, a la postre, dos exponentes de esas dos almas del consenso centrista, el diapasón en el que está encajado desde hace décadas el devenir político de Europa. Delors fue el arquitecto de Maastricht, que consagró la Europa liberal. Schäuble fue el gendarme de la ortodoxia de un sistema que empezaba a resquebrajarse.
A Macron y Scholz les preocupa que sus lobos domésticos se sientan estimulados por las conquistas del Gran lobo de las estepas orientales. Putin, después de dos años de zozobra, está cada vez más cerca de poder dictar sus condiciones a los corderos blancos de Ucrania. A pesar de la panoplia no menor recibida de Occidente, el ejército ucraniano no parece capaz de expulsar al lobo estepario de sus campos y sus razias contra sus hogares más dañino.
Estados Unidos: La sombra
Pero lo que más petrifica este clima gélido es el presentido regreso del Gran Lobo allende el Atlántico. Trump se deshace con desdén de pastores enanizados por la miopía y el fanatismo de un Partido Republicano autoinmolado. El expresidente hotelero casi ha ganado las primarias prácticamente antes de empezar. O, si se prefiere, sin bajarse de su autobús electoral, por mucho que sus ruedas estén recosidas tras sucesivos reventones judiciales.
Este lobo atrabiliario, que califica de “alimañas” a sus rivales políticos y considera a los corderos negros del patio trasero (inmigrantes) como “sangre venenosa” para el rebaño blanco, sólo imagina una cosa entre sus fauces: devorar al pastor que le arrebató con malas artes el pastoreo de los corderos blancos hace cuatro años. Este duelo gerontocrático difícilmente animará a un rebaño gustoso de excitaciones simples pero seductoras. La campaña de 2024 promete ser aburridísima.
Notas:
(1) “Significant rise in irregular border crossings in 2023, the highest since 2016”. https://www.frontex.europa.eu/media-centre/news/news-release/significant-rise-in-irregular-border-crossings-in-2023-highest-since-2016-C0gGpm
(2) “Sie sichern die Deiche gegen die braune Brühe”. MATTHIAS NASS. DIE ZEIT, 21 de enero.
(3) “L’Allemagne, en récession en 2023, per du terrain par rapport aux grándes économies mondiales. LE MONDE, 16 de enero.
(4) “Les parties du gouvernement s’alignent sur le cadre idéologique de l’extrême droite. JEAN-CLAUDE BARBIER. LE MONDE, 17 de enero.
(5) “Lautes Reden, lautes Schweigen”. SÜDDEUTSCHE ZEITUNG”, 21 de enero.
(6) “Warum protestieren die baurn?”. TOBIAS SCHRÖRS. FRANKFURTER ALLGEMEINE ZEITUNG, 9 de enero;”Agriculteurs en colère: Gabriel Attal veut contenir l’embrassament sans se precipiter”. LE MONDE, 24 de enero.