Gustavo Coronel: Bajo el signo del éxodo

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Andrés Eloy Blanco escribió un poema en el cual decía:

Los cuatro que aquí estamos

nacimos en la pura tierra de Venezuela,

la del signo del Éxodo, la madre de Bolívar

y de Sucre y de Bello y de Urdaneta

y de Gual y de Vargas y del millón de grandes,

más poblada en la gloria que en la tierra,

la que algo tiene y nadie sabe dónde,

si en la leche, en la sangre o la placenta,

que el hijo vil se le eterniza adentro

y el hijo grande se le muere afuera.

Bolívar, Miranda, Sucre, Bello, Urdaneta, Vargas, Betancourt, Gual, Páez, el mismo Andrés Eloy, muchos de los venezolanos más ilustres fallecieron lejos de su patria. Medina Angarita regresó muy enfermo ya, a morir a Venezuela. Fernández Morán murió en Suecia. Juan Pablo Pérez Alfonzo en Washington DC.

Las tragedias políticas han hecho que Venezuela, como bien decía el poeta Andrés Eloy, viera a sus mejores hijos morir en el destierro mientras muchos de los peores venezolanos se le eternizaban adentro. Este signo del éxodo afecta hoy a millones de venezolanos, no tan conocidos o importantes pero igualmente buenos ciudadanos, quienes han tenido que salir del país antes de continuar viviendo bajo las garras de una pandilla cruel, ignorante y corrupta como ha sido la del chavismo/madurismo de este siglo XXI.

Venezolanos de gran valor en sus profesiones, por la manera como llevaron su vida, por su calidad de buenos ciudadanos, yacen hoy en suelo extranjero, aunque no tan extraño por haberlos recibido con generosidad.

Hace unos días falleció en Houston nuestro gran amigo Simón Antúnez Bracho, de una destacada carrera en la industria petrolera venezolana, con varios años de domicilio en los Estados Unidos. Hace algunos años vimos partir al geólogo Edgar Guevara, profesor en la Universidad de Texas en Austin, a Amos Salvador, también geólogo y profesor muy querido en la Universidad de Texas, a Rafael Tudela Reverter, compañero de la industria y entrañable amigo, ver: https://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2014/03/rafal-tudela-rverter-1931-2014.html y a otros.  Son bastantes los amigos y colegas y los familiares más queridos que se han ido y descansan hoy en pequeños jirones de tierra extranjera que se hace venezolana con sus restos, aunque estén en sitios lejanos.

Un recuerdo para ellos y nuestro deseo que Venezuela pueda pronto recibir de nuevo y en vida a tantos hijos que hoy sienten la nostalgia del terruño pero se encuentran decididos a no regresar hasta que brille de nuevo en suelo patrio la luz de la democracia y de la libertad.

 

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