Luis Enrique Vizcaya: A 600 Kph

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Irradiar una red, para conectar la luz que está al final del túnel y encenderla en el corazón y la esperanza de los venezolanos, es lo que hace MCM, a 600 K por hora en el tren de la libertad y la democracia. Lo hace con propósitos políticos claros, determinación y valentía.

Necesario es vencer la tentación de las predicciones fatalistas. Están a flor de mente, activadas por el recuerdo de infelices experiencias vividas; conducidas por maquinistas sospechosos de haber desviado o retrasado el tren; por acuerdos con el poder empobrecedor y destructivo.

No es sólo el miedo impuesto por la represión del régimen lo que inhibe, sino también el errático y negociado recetario, administrado por la opción que fungía de oposición.

Ambos elementos han perforado la moral, la confianza de los venezolanos.

Ha sido energizante el acto de presentación al país de la red 600K. La puesta en escena transmitió la determinación de cambio. Moralizante ver y oír a Alviarez, como si de un sacerdote del cambio se tratara, con seguridad y firmeza, anunciar los objetivos de la red: Estimular la participación electoral; crear las condiciones de seguridad de los ciudadanos; proteger el voto y el activismo necesario para obtener la libertad; liberar a Venezuela.

Necesario es encender la luz de nuestra esperanza, nuestra comprensión, empoderarnos de un espíritu de grandeza, histórico y nada ajeno en los venezolanos para salir del túnel. Estar claros que el 600 K no es solo un operativo el día de las elecciones para cuidar nuestro valioso voto; se trata también de recorrer un tramo complejo que reclama más que testigos electorales. Es un país organizado jugándose su destino como nación.

En algún lugar leí un adagio, atribuido a Lincoln, también a Dennis Gabor, premio Nobel de Física y a Ilia Prigogine, Nobel de Química, que viene en auxilio de nuestra necesidad: “La mejor manera de afrontar el futuro es creándolo”.

 

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