Las decisiones de la Sala Política Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia de este 26 de enero no hizo sino comprobar lo que todo ciudadano en el país ha conocido y padecido en un cuarto de siglo de malandraje revolucionario: nos gobierna un régimen autoritario que usa las instituciones para perpetuarse en el poder en nombre de una justicia interpretada a conveniencia del statu quo. ¿Quién esperaba resoluciones favorables?
Existen, sin duda, apreciaciones jurídicas que ponen en entredicho la facultad sancionatoria de la Contraloría General de la República. En este punto, algunos expertos señalan la necesidad de agotar todos los recursos a la mano: solicitar una revisión de la sentencia en la Sala Constitucional hasta llegar, de ser posible, a la Corte Internacional de Justicia. Con todo respeto, direccionan los esfuerzos en un campo principista que no tiene asidero con la realidad venezolana.
Lo político sigue siendo por excelencia el terreno para los factores democráticos; el Acuerdo de Barbados es prueba de ello. Las partes se comprometieron en octubre del 2023 no solo a respaldar la posición de Venezuela en la defensa del Esequibo, adicionalmente a mejorar las condiciones electorales de cara a la elección presidencial prevista para el segundo semestre del 2024.
Es cierto, las inhabilitaciones de María Corina Machado y la de los otros candidatos representan no solo una violación burda de sus derechos políticos, sino de todos los ciudadanos que respaldaban esas opciones. Lo sucedido está en el libreto de las acciones de la estrategia gubernamental: reprimir, sacar del juego a quienes gocen de un liderazgo importante, dividir, entorpecer alianzas, comprar voluntades, incentivar la abstención y generar la desesperanza en un clima de creciente incertidumbre. La candidata electa de la plataforma democrática siempre lo supo.
Su respuesta y la de los demás factores democráticos precisamente tiene que ser política y pasa por presentar una candidatura unitaria que pueda efectivamente participar y ganar en este 2024. El capital político indudable de María Corina debe colocarlo al servicio del país. La lucha hoy se concentra en construir un proyecto político que enamore a una inmensa mayoría. No son tiempos de perseguir molinos de vientos o pompas de jabón. La esperanza del pueblo no está inhabilitada, y hacia allá hay que encaminar todo nuestro afán.