Alex Vallenilla.- Empezando el año 2024, la crisis en el Medio Oriente, impulsó el petróleo en más de 7%. Pasó de 72 dólares a 77 dólares. A pesar de que la demanda presenta debilidad de parte de China y la Reserva Federal mantiene las tasas de interés ligadas al dólar, altas. También, desde el Pérmico, el bombeo de crudo se mantiene. Pero es notable que eso no es suficiente y es que los envíos desde Estados Unidos a Europa, están disminuyendo.
La distensión entre Washington y Caracas está presentando algunas turbulencias. Aunque hay empresas petroleras desplegándose a toda máquina en Venezuela, para aumentar el bombeo, en el desarrollo de la política interna, surge de nuevo la narrativa de la eliminación de las licencias petroleras que obtuvo el gobierno. Un sector de opositores está solicitando que se revoquen las estas licencias que en octubre pasado obtuvo Miraflores. El plazo se impone para el 18 de abril.
La incomodidad en la Casa Blanca
En la última semana, este 31 de enero, se termina el período de observación de los índices de bonos de deuda de Venezuela y de Pdvsa. A partir de entonces, en las pantallas de JP Morgan, la deuda venezolana podrá ser monitoreada como parte de los bonos emergentes. Esto es significativo e indica que la vuelta de las sanciones petroleras a Venezuela no sería un proceso tan voluble con un constante ir y venir. Aunque en el caso de los bonos es un asunto independiente.
Para Washington hay incomodidad. Y ante los republicanos que piden explicaciones, la Casa Blanca está dando algunas respuestas. Lo primero es que hay un “acuerdo” firmado en Barbados, por opositores y gobierno, que ahora está en revisión. Luego, el Servicio de Investigación del Congreso, reconoció en un informe que las sanciones sectoriales y financieras no lograron el objetivo de desalojar a Nicolás Maduro del poder. Además de reconocer que esa política se sumó a la crisis ya existente en este país, lo que ayudó a promover la salida de 7,7 millones de ciudadanos.
Tras el incidente con la candidatura de María Corina Machado y la inhabilitación política, Washington aplicó de nuevo sanciones a Minerven y su comercio de oro. La empresa tiene plazo hasta el 13 de febrero de liquidar sus últimos movimientos.
El escenario difícil
Ese último movimiento en Washington podría ser el inicio de una ruta para la vuelta de las sanciones petroleras a partir de abril. Aunque también puede entenderse como un objetivo menor en función de calmar algunas angustias o arrancar algunos aplausos de la tribuna. También funciona para la narrativa en la política de EE. UU., ante los republicanos que piden explicaciones y para algunos electores. Ciertamente, el movimiento en Caracas no fue sutil y las apariencias no fueron guardadas, así que ahora hay un nuevo plazo. Además, funciona para más presión sobre Maduro y más concesiones petroleras o disminuir las apetencias sobre el Esequibo.
Este 31 de enero la Reserva Federal mantendrá la política de tasas invariable. Pero esa política se está agotando, como se está informando en entregas anteriores. En la banca estadounidense hay una bomba de tiempo y las pérdidas no realizadas aumentaron a 650 mil millones de dólares. Para tener una idea, ese monto se acerca a los 800 mil millones de dólares de pérdidas del que era el banco más grande del mundo en 2008 y desató la crisis hipotecaria. Además, al comparar las pérdidas no realizadas de la banca para esa época, las actuales son casi ocho veces más. El estímulo monetario y una reducción de tasas podrían evitar un colapso financiero, que está en gestación. Pero con el Medio Oriente en llamas, reducir las tasas y emitir dinero, significa lanzar liquidez directa al precio del barril de petróleo, lo que sería muy bueno para Rusia.
¿Cómo evita la Casa Blanca un fuerte incremento petrolero y puede relajar su política de tasas de interés al mismo tiempo? Tiene que aumentar el volumen de oferta petrolera. Por lo tanto, Washington tendría que escoger entre dos caminos en Venezuela. Echar para atrás en sus acuerdos con Caracas y cerrar las posibilidades de aumento del bombeo petrolero y tener un barril sobre los 100 dólares o ayudar a los opositores a desalojar a Maduro del poder, sin que eso derive en una crisis en la región, tomando en cuenta el asunto con el Esequibo.
La guerra de los hutíes en el Mar Rojo, ya comienza a impactar en las cadenas de suministros y en los costos. Así que, si eso se mantiene, podría ser un nuevo componente en la inflación, poniendo dificultades a una posible reducción de tasas de interés, que la Reserva Federal aspira comenzar a partir de marzo.
La reacción
Pero en lo interno, la oposición tendría desafíos más grandes aún. Si Washington retira las licencias, la respuesta del gobierno es previsible. Lo primero es que las elecciones podrían ser suspendidas o llevadas a cabo con menos facilidades que en anteriores ocasiones. Además, quienes hayan solicitado la aplicación de sanciones nuevamente, si están en el país, tendrían que salir del mismo o podrían terminar en una ola de detenciones. Esto, sin duda alguna, rompería las estructuras electorales que el sector opositor que apoya a Machado está desarrollando, según sus informes. Al final, todo tendría que comenzar de nuevo, pero con un aprendizaje y nuevas experiencias en cada bando, con la consecuencia de pérdida de tiempo, activistas y recursos para quienes aspiran a producir un cambio de gobierno. Sin agregar los efectos en EE. UU. por un barril petrolero más alto y la agudización de la crisis energética en Venezuela.
A su vez, Venezuela podría poner fin al acuerdo de retorno de venezolanos, como parte del alivio de la crisis migratoria que ahora hay en EE. UU. Esto empeoraría la situación que ahora se presenta entre los gobernadores republicanos y la Casa Blanca, por la crisis en la frontera con México.
@alexvallenilla