Mientras los políticos estadounidenses hablan de paz, abren frentes de guerra no sólo contra Rusia, sino contra China, Irán, Cuba y hasta amenazan con intervenciones militares en México y cualquier otro país que no se someta a las directrices de Washington.
Anunciaron que ya nos habían dejado salir del manicomio estadunidense con la derrota de Trump con su invitación a un retorno a la normalidad y con los adultos a cargo otra vez, pero resulta que sólo abrieron un manicomio más grande y bipartidista donde los internos han tomado control convencidos de que están sanos.
La complicidad de la cúpula política bipartidista, con algunas excepciones, en el crimen de guerra contra el pueblo palestino mientras justifican todo esto con un menú de palabras que incluyen paz y defensa es verdaderamente increíble, y eso que todos marcaron este fin de semana el Día de Recuerdo del Holocausto, mientras participaban en otro. Para nutrir la locura, la líder demócrata de la cámara baja acusó ayer que el movimiento por el alto el fuego en Estados Unidos es promovido por Rusia y que pedirá a la FBI investigar si Putin lo está financiando.
Mientras tanto, un presidente demócrata decide jugar en el concurso de la derecha de quien puede ser más duro contra los migrantes que se atreven a pasar por la frontera y ahora dice que si le dan la autoridad cerraría la frontera ahora mismo para arreglar todo eso. Su competencia, Trump, le sigue ganando en este juego donde las piezas son miles de familias migrantes reiterando que no sólo sellará la frontera con su muro, sino que llevará a cabo redadas y deportaciones masivas de inmigrantes como nunca antes se ha visto, se advierte que si es electo habrá redadas masivas de inmigrantes y habrá prohibiciones sobre el ingreso de musulmanes de varios países.
En otra parte del manicomio el expresidente sigue declarando que todo ataque y crítica contra él proviene de un gobierno controlado por comunistas, socialistas y anarquistas, afirma que habrá una limpia profunda del gobierno de todo quien no ha sido leal (a él), y que todo juicio por sus gravísimos delitos, incluyendo un intento de golpe de Estado hasta otro en torno a la violación sexual de una mujer, son políticamente motivados y que un ataque en su contra es un ataque contra Estados Unidos. Anuncia públicamente que si gana otra vez la Casa Blanca, las fuerzas armadas serán usadas para suprimir disidencia y protestas en su contra, y violencia política, otra vez, si pierde.
A la vez, mientras la Casa Blanca realizó la semana pasada un acto enfocado en la falta de control de las armas de fuego, resaltando que las balas son la causa número uno de muertes de los niños en Estados Unidos, sigue siendo el mayor proveedor de armas en el mundo, con más de 40 por ciento del mercado global.
Mientras los políticos de ambos partidos hablan de paz, abren frentes de guerra no sólo contra Rusia, sino contra China, Irán, Cuba y hasta amenazan con intervenciones militares en México y cualquier otro país que no se someta a las directrices de Washington.
Mientras hablan de derechos humanos y la ley internacional, son cómplices de un genocidio y realizan una ejecución estatal, esta vez con nitrógeno, denunciado por la ONU como un castigo cruel.
Mientras hablan de derechos civiles y la democracia, en más de 14 estados tienen nuevas leyes para limitar el voto, y la derecha intentó promover medidas para suprimir el derecho pleno al sufragio en 47 estados; en el último ciclo escolar se detectaron casi 700 intentos por censurar un total de mil 915 libros en las bibliotecas y escuelas públicas del país. En 24 de los 50 estados han promulgado leyes que anulan, limitan severamente o criminalizan el derecho fundamental de las mujeres al control sobre sus propios cuerpos (en tres están suspendidas esas leyes por acciones judiciales). Ni hablar de la situación de los derechos civiles y económicos de afroestadunidenses, latinos e indígenas del país.
Millones se niegan a aceptar las condiciones dentro del manicomio, y no dejan que los encargados sigan adelante sin actos masivos de disidencia, desobediencia civil y resistencia contra la locura oficial. Por supuesto son calificados de locospor los encargados.
¿Será este el año en que estos locos cuerdos logren empezar a frenar a los enloquecidos del poder y abrir las salidas de emergencia de este manicomio?