La historia es larga, desde la postguerra. La clave está en Bretton Woods (1944) donde se decide que es el dólar la reserva monetaria mundial y donde se crean dos organismos, el Banco Internacional de Reconstrucción y fomento (BIRF), que luego se transforma en el Banco Mundial (1946) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los requerimientos para la transformación y adecuación de esas viejas instituciones de postguerra ha sido una constante. El dominio ejercido por Estados Unidos sobre BM y FMI se originó en una realidad económica mundial que ya no existe. Es obvio, además, que ya no nos movemos propiamente en un plano de relaciones internacionales, sino más bien en uno de relaciones globales.
Quizás debamos mirar las instituciones económicas aptas para el mundo global con la misma óptica que hemos mirado la organización política. Para bien o para mal se crearon normas de gobernanza supranacional, inspiradas en el modelo descrito, pero con instituciones sin efectividad.. Es claro que toda reforma en la supranacionalidad del asunto económico va paralela con una reforma en las instituciones políticas.
¿Hacia dónde vamos? Vamos hacia dos millardos de pobres. Ante un mundo no polar hay que resaltar la oportunidad de recreación de las instituciones económicas internacionales. Es aquí donde entra con fuerza la necesidad de lo que denominaremos el pacto social-global.
En definitiva, la reciente crisis dejó heridas en lo que Marcelo Manucci (Doctor en Ciencias de la Comunicación -USal-) llama la hasta ahora “estructura económica forzadamente idealizada”. Más aún, la crisis afectó severamente un modelo de realidad. El nacimiento del nuevo mundo global presenta desafíos y acontecimientos inéditos. Ahora el cambio en el manejo económico mundial o es coherente con esta nueva realidad o marchará hacia otro ciclo de paradojas.
“No hay ni comienzo ni terminación del proceso”, asegura Jay W. Forrester, considerado el padre de la “Dinámica de sistemas”. Stefano Zamagni (Departamento de la Economía de la Universidad de Bologna) nos recuerda acertadamente que las teorías económicas no son nunca neutrales.
El nuevo mundo económico tiene que estar marcado por una subsidiaridad horizontal que implica el reconocimiento de una sociedad civil transnacional. Lo que conlleva a lo que ha sido mi planteamiento base sobre el tema: la política debe recobrar su primacía sobre la economía, las estrategias deben dirigirse a atender la pobreza creciente y las migraciones consecuentes, más otros grandes temas en un envoltorio de lo humano.
@tlopezmelendez