De verdad que cuesta creer que una nación como la nuestra, estén ocurriendo tantas situaciones que ameritan una profunda reflexión de todos los que hacemos vida en ella. Sobre todo, la reflexión se extiende con mayor fuerza a quienes nos han intentado gobernar durante muchos años. Y digo que una nación como Venezuela, porque sabemos las condiciones de riqueza que hemos tenido desde hace décadas. Mire usted, estimadísimo(a) lector(a), somos una de las primeras potencias en recursos, tales como petróleo (innegable), minas de oro invalorables, poseemos reservas de gas incalculables, hierro, uranio, bauxita, carbón en miles de toneladas métricas, entre otras menudencias. Además, las reservas internacionales no bajan de dos dígitos en millones de dólares. Es decir, que nuestra Patria, en cuanto a recursos económicos se refiere, es una de las naciones más ricas de sur y centro América. Y obviamente de muchas naciones del llamado Tercer Mundo.
Ahora, según lo anterior, ¿cómo se explica que los habitantes de un país como el que hemos descrito tenga tantos conflictos sociales, económicos y políticos? ¿Por qué existen tantos ranchos en la mayoría de las carreteras y autopistas a lo largo y ancho de nuestra región? Y no me vengan con el cuento de que otras naciones están en peores condiciones. Eso no es problema nuestro. Primero debemos centrar la atención en nuestra casa. En nuestra Venezuela. Claro, que eso no implica que no debemos ser solidarios. Pero, ojo, la prioridad somos los venezolanos. ¿Alguien se ha puesto a pensar el por qué se produjeron invasiones en todo el territorio nacional? De igual modo, ¿por qué Venezuela tiene el índice inflacionario más alto del mundo? ¿Por qué seguimos importando menudencias? Quien esto escribe está reprobado en economía, pero nos enteramos (muy pocas veces) por las fuentes oficiales del Banco Central de Venezuela. ¿Por qué, por ejemplo, los maestros venezolanos no son los mejores remunerados? Se supone que ellos son los que forman al futuro de Venezuela.
En función de lo antes expuesto, me sigo preguntando, ¿de quién es la culpa de estas situaciones irregulares? ¿Por qué no “cercamos” el territorio nacional para hacer una cruzada para que Venezuela surja, al menos, como un país emergente? Es decir, que toda la sociedad, sin distingo de clero, condición social, política, pensemos que Venezuela debe ser atendida por todas y todos. Que primero es Venezuela, segundo es Venezuela y tercero es Venezuela. ¿Qué está pasando? ¿Por qué tenemos que oír el ruido de las plantas eléctricas en muchos negocios en horas de la mañana, en la tarde y por las noches, por falta del suministro de energía eléctrica? ¿Por qué países como Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Brasil, no tienen este problema que en nuestra opinión es sumamente delicado? ¿Qué está pasando en Venezuela que tiene tantos recursos? ¿Saben los que están en el poder de los problemas que presentan muchos colegios, universidades, empresas, por estos recortes del suministro eléctricos? ¿Cómo un país puede superarse en estas condiciones? Y aquí no estoy hablando de la inseguridad, del alto costo y carencia de algunos rubros alimenticios. Y este problema afecta a verdes, rojos, amarillos, azules, blancos, en fin, de cualquier tolda política.
Para concluir con este desahogo, con esta crítica constructiva, propongo que se haga una gran cruzada nacional para unir a toda Venezuela, sobre todo a talentos humanos en todas las áreas del conocimiento, – y mire que los tenemos -, que se abra un debate sobre qué necesitamos para salir de este marasmo ético y moral donde nos encontramos. Muchos diremos que para salir de esta crisis es justo y además necesario, cambiar el modelo político que tenemos desde hace más de dos décadas. La pregunta: ¿seguirá vapuleada?
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