Semejantes a los errores, ahora recurrentes, en que incidieron nuestros líderes políticos, durante los decenios 1970-2000; pero, con la diferencia de una industria petrolera eficiente por aquella época, cuando entonces permitía paliar toda nimiedad o percance y sin obviar la realidad de país; no obstante, confrontamos, hoy por hoy, unas dos crisis: sociopolítica y socioeconómica, producto de las políticas del Estado desde la década reciente 1990-2000, que indujeron a disminuir la producción nacional, por una sarta de arbitrariedades contra tipos de expropiación e in seguridad jurídica, lo que conllevó cierre de empresas, todo lo cual tiene su origen en la situación política del país, que se ha visto agudizada por una detentación puesto que las elecciones 2016 no se efectuaron bajo las condiciones de participación y de libertad que revelaran una voluntad exclusiva y original del pueblo soberano, que conllevó un no reconocimiento de una buena parte de los países del mundo al régimen de gobierno actual que preside Nicolás Maduro Moros, quien carece de popularidad y que, por tanto, se busquen soluciones a tan difíciles crisis, traducidas en que cerca de un diez por ciento de la población haya migrado del país en búsqueda de mejores condiciones de vida; aun sin estar preparados suficientemente, para el momento cuando decidieron tal objetivo. Aun así, el régimen en función de su egocentrismo por ganar una reelección, a precio cualquiera, ante tales realidades, es irreflexivo sobre la búsqueda de soluciones efectivas; como por ejemplo, acuerdos beneficiosos para el país. Y, eludir la reposición o reinstauración de sanciones por incumplimiento de acuerdos políticos formalizados (acuerdo de Barbados).