A tres décadas de la insurrección militar de Hugo Chávez no cesa la polémica sobre las causas y consecuencias de ese hecho. ¿Por qué intervienen los militares? ¿Son diferentes a los civiles? ¿Por qué los partidos políticos se vinieron a menos? Elegimos en Primaria a María Corina como nuestra candidata pero, por ahora, está vetada por el régimen. ¿Qué debemos hacer?
Desde que se creó el ejército profesional por el dictador Juan Vicente Gómez hasta la fecha se han producido varias intervenciones de los militares para intentar derrocar a quien ocupa Miraflores. El primero ocurrió en 1928, lo encabezó el capitán Rafael Alvarado. Esos oficiales no se levantaron en armas por ambición, sino influidos por las protestas de los estudiantes y de los políticos que luchaban contra la dictadura.
El 18 de octubre de 1945, los jóvenes oficiales graduados en la Escuela Militar estaban molesto con muchos jefes que no eran de escuela, los llamados “chopo e piedra”. Además, había retardo en los ascensos y los sueldos eran muy bajos. Sin embargo, eso no era suficiente. Ellos percibieron que la ciudadanía y los recientes partidos políticos exigían que se eligiera al presidente mediante elecciones universales y secretas, a lo cual se negó el general Medina.
El 24 de noviembre de 1948 los militares derrocaron a don Rómulo Gallegos. Al respecto, Marco Tulio Bruni Celli cita en su libro a Rómulo Betancourt: “Al evaluar la actitud de los partidos no resulta fácil señalar a quién le cabe la mayor responsabilidad por esa feroz pugna interpartidista, si a nosotros, demasiados arrogantes por ese millón de votos con que nos respaldaba el pueblo o si las demás organizaciones al hacernos una oposición enconada”. Al triunfar el golpe encabezado por el Alto Mando militar, tanto COPEI, como URD reconocieron a la Junta de Gobierno. La consecuencia fue la cruenta dictadura de Pérez Jiménez.
Desde noviembre de 1957 la población estaba descontenta. Con el alzamiento militar del 1 de enero de 1958 se evidenció que también los militares lo estaban. La huelga estudiantil, el manifiesto de los Notables de la época, la huelga general, la Junta Patriótica y las manifestaciones en la calle presionaron para que los Comandantes Generales de los cuatro componentes desconocieran al dictador. Durante la Junta de Gobierno presidida por Wolfang Larrazábal hubo descontento entre algunos militares e incluso un alzamiento el 7 de septiembre de 1958; con razón o sin ella, consideraban que había mucho bochinche y que se le daba alas a los comunistas.
Durante el gobierno de Rómulo Betancourt, se produjeron varios alzamientos que fracasaron. En el Carupanazo y el Porteñazo hubo una evidente participación del castro comunismo. Estos y otros alzamientos contra un gobierno electo limpiamente fueron motivados por la creencia, cierta o no, de que el país no machaba por buen camino. Equivocadamente, los militares pensaron que ellos eran los llamados a enderezar entuertos. En todos ellos participaron civiles y ninguno tuvo el apoyo del Alto Mando militar.
Sobre el alzamiento del 4 de febrero de 1992, encabezado por Hugo Chávez, y sucesos posteriores que culminaron con la destitución de Carlos Andrés Pérez se han escrito varios libros. En algunos se insiste en culpar al grupo de los 25 llamados Notables firmantes del manifiesto de 1990 de haber desencadenado los hechos. Obvian que los partidos políticos y el sistema judicial se habían desprestigiado, que la corrupción había alcanzado niveles nunca vistos, incluyendo al sector militar, que la pobreza había aumentado, al igual que la deuda de la República y que la economía estaba mal. Los Notables lo que hicieron fue advertir que el país iba por mal camino.
Los militares no viven en Marte, por lo que estaban al tanto de la situación y decidieron intervenir el 4F. Afortunadamente fracasaron, pero el mar de fondo seguía presente. La defenestración de Carlos Andrés fue injusta y fue un juicio político. Muchos pensaron que era mejor apartarlo porque podría suceder otra insurrección militar y más episodios de saqueo. Ese juicio lo decidió su propio partido y el Congreso Nacional, no fueron los Notables. Entre estos, el único que evidenció no ser demócrata fue José Vicente Rangel. Nadie puede dudar de la honorabilidad y espíritu democrático de un Arnoldo Gabaldón, José Román Duque Sánchez, Rafael Pizani, Pastor Oropeza, Alfonzo Ravard e Isbelia Sequera, entre otros.
El no haber tomado correctivos hizo inevitable la aparición de un Chávez. Afirmar que su “Por ahora” fue lo que lo llevó a la presidencia carece de sustento. Algunos sostienen que el 4 de febrero estaban comprometido oficiales de alto rango. No tenemos elementos para desmentirlo, pero lo cierto es que el alzamiento fracasó porque no contó con el apoyo del Alto Mando. Con toda seguridad hubo descuido y enfrentamientos entre algunos generales que facilitaron el golpe. El propio Carlos Andrés ignoró los informes que le presentaron sobre la conspiración.
En resumen, las intervenciones de los militares a veces se justifican, otras no, y siempre contaron con apoyo civil. Con la excepción del 18 de octubre, las restantes fracasaron por no estar involucrado el Alto Mando. Evidentemente ahora se justificaría, pero la dirigencia y específicamente María Corina ha dicho enfáticamente que la vía es electoral, lo cual es acertado. Algunas voces, unas bien intencionadas, otras no, alegan que en vista del veto hay que seleccionar de inmediato alguien que la sustituya. Sería un grave error. Con apoyo de la opinión de los gobiernos democráticos del mundo y presión interna, ella será nuestra candidata y próxima presidenta.
Si permitimos que Maduro impida una elección libre con participación de María Corina, aumentará la emigración, la pobreza, el deterioro de la educación, salud y de los servicios públicos, y se perjudicarán los países de la región. Exigimos se abran más centros de Registro Electoral en Venezuela y que podamos votar quienes estamos en el exterior.
Como (había) en botica: El domingo, venezolanos en 81 países atendimos el llamado de María Corina para exigir elecciones libres. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com