Javier García: Las elecciones 2024, lo más importante

Compartir

 

Hay esfuerzos que valen la pena, sacrificios que todo lo valen.

Desde siempre la guerra ha existido porque en el ser humano imperfecto siempre tuvo la codicia, el egoísmo como motivo.

Sin embargo cientos de miles de ejemplos existen de hombres – mujeres ejemplos para el mundo, para la motivar a la raza humana, promoviendo las virtudes.

Acaso hay alguna civilización que se haya encumbrado con base a las deformaciones morales del espíritu.

Ninguna.

La Gloria de Roma y de Grecia no duraron por siempre. Se desmoronaron cuando hicieron agua sus columnas más importantes, los principios, los valores, la sabiduría de tantos, escritas, esculpidas, reflejadas en una pintura, en un lienzo, en una estatua, en un libro.

Las virtudes morales de los hombres – mujeres soportaban y soportan este mundo. Son el baluarte más importante del universo. Sobre ellas edificó Jesús de Nazaret su mensaje, su apostolado, y su martirio, ofrendado a la evolución de la fraternidad humana.

El amor como norte, como forma de vida.

Que fuerza puede superar al espíritu que ama verdaderamente a los seres humanos, la vida, a la existencia del conglomerado humano que te ha dado su asiento.

El amor por Venezuela, por el pueblo que tienes más cercano, es decir por tus hermanos. La gran familia venezolana.

Un soldado bien formado defiende a su patria, su tierra, su gente. Los ama, desea servirles fervientemente.

Un soldado es un ciudadano, y un ciudadano es un soldado.

Un mercenario es un individuo que cobra por los servicios que ofrece, por un contrato, por un beneficio, por una ganancia, por una renta. No ama, no le preocupa, no le interesa el dolor ni el sufrimiento de las personas, de los pueblos ni de un lado ni el otro.

Amor por Venezuela, por nuestro pueblo, el que sufre con el sufrimiento de cada uno de nosotros.

El que llora cuando Venezuela llora, el que ríe cuando Venezuela ríe

La defensa de un país sometido a una forma de exterminio, amerita un esfuerzo muy grande para poder zafarnos de las cadenas que nos sofocan.

Involucrarnos profundamente en la política, con todos sus artes, con todas sus herramientas, para poder comprender las relaciones, las circunstancias, las fuerzas sobre las cuales se soporta nuestro infortunio, y nuestra esperanza.

El amor expresado en la política como herramienta libertaria. O la política hecha con amor para liberar nuestra patria.

Poner lo mejor de nosotros al servicio de Venezuela, de nuestra tierra, de nuestra gente.

Desenvainar nuestras espadas; lo mejor de las virtudes acumuladas, por nuestra causa; las armas de nuestra conciencia, de nuestra herencia, de nuestra historia, de nuestra vergüenza, de nuestra decencia, de nuestra entereza, de nuestro carácter, de nuestra templanza.

No hay otra forma de evitar que nos conviertan en esclavos, solo luchando.

Toda actitud cuenta, todo gesto diario debe ser un gesto de resistencia, de negación al conformismo, a la sumisión, a la complacencia, ante el abuso, ante la violación de cada derecho.

Que se vea en tu rostro, que se note en tu mirada, la esperanza, el deseo, la determinación de ser libre, y de ser digno, es decir, de vivir dignamente.

Luego tenemos que en nuestro escenario lo primero no es cambiar el candidato, a la persona que escogimos siendo nuestro derecho hacerlo. No.

Lo primero es cambiar las condiciones en las cuales será la competencia, cuándo y cómo se realizarán las elecciones presidenciales.

No ceder ni un ápice.

El enemigo tiene sus debilidades, todos colaboremos en llevarlas al límite. Nada de relajarse.

Garantizar que serán unas elecciones libres y transparentes.

Llevar más allá del límite de nuestras fuerzas la defensa de nuestro voto, de nuestro derecho, especialmente de nuestro derecho a ser libres.

Y hacer lo que tengamos que hacer para lograrlo.

Eso es lo más importante.

 

Traducción »