La dinámica de la política venezolana se está acelerando hacia la elección presidencial de este año 2024. Gobierno y oposición se repiten en sus miserias, después de 25 años de actuar como cómplices de la destrucción nacional. Los factores de poder que alimentan, determinan y usufructúan la oferta política de ambos bandos no pueden engañar a más incautos con sus mentiras, manipulaciones y sinvergüenzuras. Es su naturaleza: irresponsabilidad, codicia, enriquecimiento ilícito, abuso de poder, traición y menosprecio hacia la gente común que ha confiado en ellos. Eso lo sabe y siente la ciudadanía, que no los quiere, los detesta.
El accionar del gobierno no puede ser más perverso, corrupto e inmoral. Por eso su derrumbe en el sentir popular. El sino de la derrota mantiene en insomnio a sus cabezas visibles: Nicolás Maduro, Cilia Flores, Delcy y Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello y la sarta de burócratas corruptos y sus testaferros “empresarios” saqueadores, que emblematizan Rafael Ramírez, Tareck El Aissami, José Gregorio Vielma Mora, Erick Malpica Flores y Alex Saab. Eso también lo conoce el pueblo empobrecido y traicionado.
La pudrición del Sistema de Justicia, totalmente bajo control de Miraflores y el PSUV, les ha servido para asaltar partidos políticos, siendo el último y grotesco caso el del Partido Comunista de Venezuela (PCV), entregada su personalidad jurídica a una bandita de despreciables mercenarios comprados por el PSUV.
Algo similar aconteció con la inhabilitación política de María Corina Machado, a quien de una sanción de 12 meses le fabricaron otra de 15 años, entre gallos y medianoche, sin que exista en su contra siquiera alguna causa penal, que por incompetencia (o culillo) no le fue iniciada ni por el Poder Ejecutivo ni por la Fiscalía General de la República. Ese mamotreto de sentencia de la Sala Político Administrativa del TSJ, no es más que abuso de poder y corrupción del Sistema de Justicia. Fue algo estrambótico.
Por estas razones de fondo y fuerza moral, he mantenido mi apoyo a los dirigentes, militantes y simpatizantes del PCV; y mi solidaridad hacia María Corina Machado, sin que ello niegue nuestras diferencias ideológicas y políticas.
Por el contrario, en el seno de la moribunda Plataforma Unitaria Democrática (MUD) y otros sectores dizque de “oposición”, ha prevalecido un gozo siniestro y tremendamente desleal por la inhabilitación de MCM. Su decisión será recurrir o no, a revisión por ante la Sala Constitucional del TSJ, conociendo el resultado previsible, no menos perverso.
En este camino nugatorio de los derechos constitucionales impuesto por el gobierno de Maduro y el PSUV sin recato ni vergüenza, se eleva la calidad del debate nacional hacia la reconstrucción integral de Venezuela. Es un gran reto para todos los aspirantes presidenciales, las organizaciones políticas y el pueblo inmerso en esta tragedia histórica que sufrimos.
El verdadero debate no ha comenzado. Ahora es que caerán máscaras y velos, por exigencias de una mayoría de venezolanas y venezolanos que sabrán decantar opciones, valorar planteamientos y compromisos, y tomar decisiones trascendentes. Con calma estratégica, estimulamos ese debate y toma de decisiones. ¡Basta de corruptos, polítiqueros y traidores!
manuelisidro21@gmail.com – @20mim24