Usualmente escuchamos a quienes simpatizan con optimismo con el gobierno y a quienes se le oponen, pero son pesimistas, coincidir al afirmar que Maduro está electoralmente cómodo, que su triunfo es seguro, que no tiene rivales peligrosos y la que podría significarle peligro se encuentra inhabilitada. En otras razones quizás no coinciden, pero el resultado electoral a que conducen es el mismo: que el gobierno controla todos los poderes, que tiene recursos financieros suficientes para seguir la compra de voluntades, para mejorar las dádivas que otorga, disfrazadas de programas sociales; que seguirá su conducta ventajista y el atropello de las actividades electorales opositoras. A esto se agrega la idea de que Maduro tiene al Departamento de Estado en sus manos, pues necesita de nuestro petróleo, ante el peligro en que está el suministro petrolero de occidente, debido a la guerra genocida del sionismo israelí contra el pueblo palestino.
El otro caso, también de análisis extremo, pero dentro de una óptica contraria, dice que el gobierno estaría tambaleándose, a punto de desmoronarse, pues los enfrentamientos entre Diosdado y Maduro apenas si pueden ser controlados, por existir supuestas grietas dentro de la FANB, por estar carcomido por la desidia y la corrupción y por la pérdida total del apoyo popular que alguna vez tuvo, esta última sí muy cierta y comprobable. Pero además, y muy grave, porque EEUU restaurará las sanciones en abril próximo, en respuesta a la inhabilitación de María Corina, lo que nos regresará a épocas anteriores mucho más dramáticas de escasez y de miseria, mayor caos en el suministro de gasolina y gas doméstico, retroceso en la precaria recuperación de algunas instituciones de salud, así como en los servicios maltrechos de electricidad, agua potable y comunicaciones. En este caso coinciden los chavecistas pesimistas con los opositores optimistas.
Lo cierto es que ni está boyante, ni está moribundo. Está en la pelea política por mantenerse en el poder, combate tanto interno dentro del PSUV y de las fuerzas que lo mantienen, como externo con quienes lo adversan en el país y en el exterior. Con problemas serios, es verdad, pero aún no arropado por los mismos, pese a que tengamos deseos de que eso ocurra y mantengamos esperanzas de que sea pronto, presionados todos por una situación social muy precaria de nuestros compatriotas y de nosotros mismos y nuestros familiares. Una nación sin futuro, con las familias disgregadas por el mundo entero, sufriendo también en el extranjero, víctimas de xenofobia y de la delincuencia organizada mundial. Al gobierno sin duda le preocupa qué será de la producción petrolera, que se ha elevado discretamente, pero pudiera volver reducirse si las sanciones se reestablecen como algunos anuncian y otros, muy antinacionales, desean.
La posibilidad del régimen de salir exitoso de la actual coyuntura, además de depender de lo acertado de sus acciones e iniciativas políticas, algo en lo que han demostrado tener bastante experiencia y ser exitosos, depende enormemente de la conducta que tengan los opositores cerebrales, no los “pesimistas” ni tampoco los “optimistas”. Ambos son desviaciones a la izquierda o a la derecha de la curva de distribución normal de Gauss, y se encuentran en ambas colas de la misma, por lo que afortunadamente son mucho menos numerosos que el resto de la oposición, aunque sean sí los más escandalosos. Si este sector entiende, y una de las tareas urgentes e importantes del momento es que entienda, que al gobierno se le gana con astucia y no con lugares comunes, ni discursos extremistoides y, mucho menos, reeditando fórmulas que tienen más de 20 años fracasando, nos estaríamos acercando al objetivo fundamental electoral: derrotar a Maduro y al PSUV.
Hay que olvidarse de ese grupúsculo de dizque radicales que dicen ir hasta el final sin entender mucho qué significa eso. Si se quieren abstener, que lo sigan haciendo; nada nuevo bajo el sol. Hoy no tienen la fuerza que tenían ayer. El resto tiene que ir a combatir en el seno de las fuerzas populares, que no tienen tiempo de hablar pendejadas en X (¿Twitter?), pues están buscando su sustento diario y el de su familia. El gobierno seguirá haciendo lo único que sí sabe hacer: agredir, ofender, insultar, amenazar y manipular propagandísticamente la opinión pública. Tratará de que la gente no vaya a votar y sus discursos y acciones serán orientados en ese sentido. Hay que enfrentarlos en el discurso, dejarlos en evidencia ante los votantes, sin caer en su terreno, ni poner el pecho para que nos golpeen, ni la cabeza para que nos la corten. Propongamos pronto a quien consideremos el mejor candidato para derrotar al gobierno y salgamos a convencer con esa candidatura. La gente ha aprendido todos estos años y seguramente actuará en consecuencia.