Simón García: Los clubes sociales de Valencia

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El Club Social aparece en Carabobo justo después que desaparecen las montoneras. Sustituyen caballos por poltronas. Castro comienza la centralización del país y Gómez pone punto final a las disputas armadas entre caudillos regionales.

Ese largo proceso tiene tres hitos emblemáticos en Valencia. Uno, la muerte de Carujo en la cárcel de esta ciudad, un año después del golpe contra Vargas que revela una nueva división en la lucha por el poder. Dos, el baile en honor a Castro en el Club Centro de amigos el 21 de diciembre de 1903 que muestra la transferencia de las rivalidades hacia el cortejo de una misma dama, la conquista de mayor fama o el enfrentamiento deportivo. Tres, la realización en esta ciudad, en abril de 1951, de la VII Convención de Fedecámaras que acuerda promover a Valencia como polo industrial del país.

En medio de estas tendencias, los Clubes sociales nacen como lugares de encuentro para intercambiar información, concertar acuerdos y mostrar quienes tienen el mango de las relaciones de poder, reales y simbólicas, en los distintos ámbitos locales. La pugna se va trasladando a comparaciones entre ingresos, nivel educativo, grados de influencia y prestigio.

Los dueños de las primeras fábricas, los comerciantes, los profesionales y los grandes productores agrícolas se hacen socios en los clubes y se convierten en representantes del éxito social. Los clubes son también el espacio para una segura diversión familiar y la sociabilización recreativa de los hijos.

Los clubes ofrecen para el uso del tiempo libre, opciones más urbanas que rurales. Opciones enmarcadas en cuatro hechos que se observan en Valencia entre 1920 y 1950: el crecimiento poblacional, el nacimiento de una burguesía local, la progresiva irrupción de las clases medias y la recepción de inmigrantes. El punto de mostración de estas transformaciones se refleja en los clubes con los concursos para elegir sus reinas, los carnavales, los bailes con orquestas en vivo, sus equipos deportivos o la elección periódica de sus Juntas Directivas. En el caso de las comunidades de inmigrantes se añade el lazo de las costumbres, la gastronomía, el idioma y la cultura.

Durante las primeras seis décadas del siglo XX Valencia se convierte en una ciudad de clubes sociales, populares y privados. Se forman clubes por toga, por origen nacional, por trabajadores o incluso por nacidos en otras regiones del país. Los militares crean su propio club. Nace ante estas organizaciones una jerarquía según el status económico de sus miembros, el valor de la acción y las reglas de acceso.

El Club Centro de amigos en Valencia es la principal referencia como modelo de organización recreativa y como símbolo de poder porque lo integran las élites que despuntan en Valencia a finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX. En sus instalaciones rigen unas pautas de conducta y de vestimenta. Allí se hace la gala bailable en honor al Presidente Castro el 21 de diciembre de 1903 durante la luna de miel entre los valencianos y Castro. En 1936 se realiza la celebración en honor de los representantes de Carabobo a la Asamblea Constituyente convocada por el Presidente López Contreras. Los agasajados fueron los diputados Garrido, Sanda, Bacalao Silva y Medina.

El Centro de Amigos tuvo también un patio de bolas, donde después de descansar bajo un frondoso Níspero, los jugadores salían por una puerta lateral hacia la calle Libertad. Entre estos destacaban Pancho Pepe Castillo, Luis Fernando Wadskier Gavidia, Luis Alejandro Branger, José Rafael Llanos, Napoleón Paz, Manuel Iturriza, Jorge Andrés Seitiffe, Pedro Vicente Oropeza, “Pevé” y los hermanos Olavarría, Ernesto y Cheché.

Después de la segunda mitad del siglo XX fueron apareciendo los clubes nutridos con egresados de la UC y los de nacionalidades vinculados a un deporte y al recuerdo de las raíces. Hubo unos embriones como el llamado Club Universitario en Naguanagua, frecuentado por algunos alumnos y profesores y cuyo primer encargado de nombre León, víctima de las emocionalidades ideológicas de los sesenta, buscaba voluntarios para entrenarlos en táctica de guerrillas en las montañas de Bárbula. La sede del Colegio de Contadores funcionaba por las noches como Club y se escenificaban unas ruidosas partidas de truco entre profesores como Flórez Cortes, Vladimir Solovey, Hildemaro Castañeda o Díaz Marval. En esa época se creó el Centro de Profesionales Universitarios en Puerto Cabello y los Colegios de Ingenieros, médicos y abogados funcionaban con auditórium, piscina y Restaurant.

Los Clubes de trabajadores nacieron gracias a las exigencias sindicales en las discusiones del Contrato Colectivo. Entre los primeros estuvieron el Club de Telares Branger, el Aguila y el de Protinal. En el Puerto el de Jabón Las Llaves. En Guacara Papeles Venezolanos, Owens Illinois, Rayo Vac, Cauchos Uniroyal y Venoco. En San Joaquin los de Heinz, Coats, Polar.

Las colonias de inmigrantes residentes en Valencia crearon importantes clubes en la ciudad. Uno de los primeros fue el Club Social Chino que según testimonio de la Sra. Elena de Chang, Presidenta del Grupo Editorial Panda, comenzó con reuniones para crearlo desde la década del 50, hasta la apertura de una sede en 1961, en la calle Girardot entre Urdaneta y Boyacá. Entre la treintena de familias fundadoras estaban las de los hermanos José y Manuel Hung, Antonio Fung, John Hung, Ali y Miguel Hung, Germán Ng, Mundial Chong, Alberto Chang, Ramón Chang, Ng Lee y Ng león. Posteriormente los miembros del Club adquieren su sede actual en la Urbanización La Trigaleña.

Muchos clubes forman parte de la identidad de Valencia. Entre los más antiguos se encuentran el Hípico fundado en 1954, el Ítalo Venezolano en 1968, el Círculo Cubano Venezolano en 1971, el Hogar Sirio en 1977, el Centro Social Madeirense en 1978 y la Hermandad Gallega en 1979.

En el 2020, ante el cierre de los clubes a consecuencia de la pandemia, el periodista Héctor Toby Correa promueve una consulta a los presidentes de clubes para encontrar propuestas que permitieran su apertura parcial bajo las suficientes medidas de protección a los socios. Los primeros en sumarse a esa iniciativa fueron Manolo Fajín de la Hermandad Gallega y Orestes Sabina del Círculo Cubano Venezolano. Pero inmediatamente se integraron los entonces presidentes Juan Domínguez del Guataparo Country Club, Carlos De John Sánchez del Hogar Hispano, Victor García del Club Hípico y representantes de las Directivas del Club Italo, la Asociación de Tiro, Hogar Sirio, Country Club de Valencia, Casa Portuguesa, Guataparo Country Club y Club Internacional Guataparo.

La iniciativa de Héctor Correa llega a un punto trascendente en mayo de 2020 cuando con el respaldo de directivos de 12 importantes clubes de Valencia se decide crear la Asociación de Centros Sociales y Recreativos del Estado Carabobo, cuyo presidente fundador fue Manuel Fajin y el segundo, que acaba de iniciar su ejercicio, es Giuseppe Lacobucci.

 

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