Luis Enrique Vizcaya: Caperucita Roja y el robo feroz

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Entre el desaire de los partidos políticos a la esperanza del país, y la mala enseñanza del pragmatismo, y  el clientelismo electoral, como sinónimos de Política, se creó una inmensa franja de ciudadanos divorciada de la política, sin reparar en la entrega de su destino y el de Venezuela, a politiqueros, dedicados a confiscar las decisiones políticas de la ciudadanía y transmutarlas, salvo escasas excepciones, en alcaldías, gobernaciones, concejalías, diputaciones, concebidas como centros de negociación de contratos, comisiones y reparto burocrático-clientelar.

Establecida la democracia en 1958, el sistema de educación superior, redefinido como popular y gratuito, cobijó los sueños de la gran clase media venezolana, la cual derivó hacia la industria y el aparato administrativo del estado, centrando su futuro en su redención social y económica.

El componente mayoritario de esa gran franja social son comunidades humildes, donde gobierna la pobreza, la dificultad para acceder a servicios básicos y corre riesgos la dignidad humana. Allí se enseñoreo la demagogia  populista y se naturalizaron el clientelismo y su hermano menor, el asistencialismo, que en tiempos electorales va repartiendo bolsas de comida, poniendo vacunas, sacando muelas, tomándole la tensión a la gente, ofertando verduras y sardinas; todo por el módico precio de tu voto.

En ese territorio desapareció la conexión de conciencia por los problemas del país, quizás, la conciencia de nación. Allí creció silvestre el apoliticismo y están malheridas la esperanza y la fe, junto a una cultura por la supervivencia y la ausencia escolar, expuestos a la ignorancia y a la ingenuidad, en grado Caperucita Roja, quien atraviesa el bosque de promesas con su cestica de sueños e ilusiones.

El lobo feroz afilaba sus garras y perfeccionaba su disfraz “para comerte mejor”, hasta que apareció una heroica leñadora, llamada María Corina, arrancó el disfraz al lobo feroz y le devolvió la esperanza a Caperucita y sus vecinos…Y todo está cambiando: se descubrió que ahora, Caperucita, ya no es roja; y el Lobo, despojado del disfraz, sólo es el Robo Feroz.

 

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