La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía. Ayn Rand.
La mutación institucional experimentada por el régimen de Maduro le separa cada vez más de la izquierda y convalida la tesis de que el chavismo solo instrumentalizó a la izquierda para llegar al poder, basados en consignas incendiarias y anacrónicas más populistas y demagógicas que ideológicas, el chavismo no es más que una pulsión autoritaria y connaturalmente fascista, que se comporta a guisa de gansterilidad, han generado una indescriptible crisis económica en el país, causante de un estallido de hiperinflación, que sume a más del 80% en la pobreza del ingreso a todos los venezolanos, además de generar una drástica contracción del 80% de la actividad económica.
Estas realidades de fondo sirven para sostener que las causas del éxodo de más de siete millones de connacionales reside en el “cambio institucional regresivo ostentado por el régimen actual” (Douglas, 1998), sin embargo en medio de la posverdad el bienio 2022-2023, se presentó como un placebo de recuperación económica de utilería, la cual no soportó los rigores la recesión observada en 2023, de más de 7% en el I semestre imposible de lograr ser amortiguada por la recuperación del ultimo semestre y en particular del cuarto trimestre. Las causas de tal conducta subyacen en la terrible crisis del consumo y caída de la demanda, como resultado de la inexistencia de una política salarial mínimamente paliativa en medio de las hostilidades macroeconómicas.
La actuación del Banco Central de Venezuela ( BCV), ha sido absolutamente efectiva en términos de contener el aumento del precio de la divisa, aún en un escenario de posible levantamiento de las licencias, el régimen cuenta con los recursos de Chevron, los cuales están sustentados por pragmatismo de la administración Biden, absolutamente indolente, ante las violaciones a los acuerdos de Barbados, pese a la advertencia de Mathew Miller, sobre la reimposición de sanciones este es un escenario, más que deseado por la hegemonía dominante, pues les permitiría seguir sosteniendo la tesis fascista del enemigo externo y criminalizar cualquier acción de solicitud de un marco institucional mínimo, para la celebración de elecciones democráticas.
El giro regresivo del régimen, en términos de su furia, demuestra la baja probabilidad a las consecuencias, frente a una comunidad internacional inerme, esta actitud se resume en la indefensión general, que causa la salida de la Comisión internacional de Derechos Humanos (CIDH), esta comisión de la Organización de naciones Unidas ha sido invitada a abandonar el país, dejando a todos los connacionales indefensos, ante un régimen que emplea la justicia, como garrote vil, en contra de sus opositores, es importante resaltar como la justicia se ha trocado en un instrumento de persecución, obedeciendo a los dictámenes desde la Habana, una verdadera recreación de la obra de Ingo Mueller, así los juristas del horror pululan enjuiciando, calumniando y secuestrando a opositores, en una estratagema que intenta paralizar por la vía del terror cualquier acción en favor de libertad, también persiguen demostrarse como invencibles y sembrar desesperanza, este sentimiento encontraría redituabilidad política sí se acompaña con acciones de protesta, que logren darle al régimen razones para reprimir.
Semiológicamente el régimen se aparta de la izquierda, causando las denuncias de Luis Ignacio Lula Da Silva, uno de sus socios ideológicos, a quien ya le es imposible lavar la cara al régimen de Maduro. Especial importancia revisten las declaraciones de Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, “ quien textualmente ha denunciado el talante autoritario, de lo que el define como una dictadura en Venezuela”.
Apelando al símbolo en la sede del PSUV de Caracas, se elevan murales en honor al dictador norcoreano Kim Yong Um, al lado de Xi Jinping y franqueado por Vladimir Putin, es decir un giro hacia los regímenes totalitarios, sin embargo el repudio a la administración de Maduro y el crecimiento vertiginoso de la candidatura de María Corina Machado, son la angustia y justificación de este retorno a la barbarie. La sociedad civil se ha organizado y es un personaje colectivo que reclama por su derecho legítimo a existir.
En materia económica seguimos sumidos en crisis, una inflación de 107%, con un monto de inyecciones en estos 50 días del año que superan los 600 millones de dólares, causando severas distorsiones en materia de sobrevaluación cambiaria, yuxtapuesta con una pérdida progresiva del poder de compra de la divisa, el régimen persigue una oleada de éxodo, lo cual le favorecería, mientras continúan en la pamema de establecer unas elecciones manidas, es necesario seguir denunciando, continuar en lucha y entender la condición de antifragilidad de esta hegemonía.
Finalmente, estamos en frente de un régimen sin pueblo, es decir sin alma, de allí sus horridas acciones que escandalizan a sus otrora socios ideológicos. Esto no es izquierda, es Totalitarismo y terror de Estado, sin sobredimensionar el hecho el país está expectante ante los resultados de la Corte Penal Internacional. Esto es otro tormento para un régimen furibundo y herido.
En medio del caos, la situación económica sigue siendo materia pendiente, la banca mantiene más de 27 semanas sin honrar los compromisos del encaje legal y con un déficit de 10 mil millones de dólares por semana. Esto apasta al crédito y destruye la posibilidad cierta de una recuperación económica.
En suma estamos entre Escila y Caribdis, por un lado la destrucción institucional y el horror y por el otro la miseria que alimenta y fomenta políticamente a esta gansterilidad instalada en la mentira y el terror como política de Estado.
Referencias.
Douglas, N. (1998). Nueva Economía Institucional. México: Mac Graw Hill.