Thomas Milz: Lula se dispara en el pie al igualar Gaza con el Holocausto

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Al parecer, el presidente de Brasil cree que criticar a Israel es algo que da puntos en casa. En la gran arena internacional, sin embargo, sólo puede contar con el aplauso de algunos líderes del Sur Global.

“Lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza y al pueblo palestino no existe en ningún otro momento de la historia. De hecho, ya existió: cuando Hitler decidió matar a los judíos”. Fue esta frase, pronunciada el domingo (18 de febrero) ante los periodistas, al margen de una reunión de la Unión Africana en la capital etíope, Addis Abeba, la que provocó una crisis diplomática entre Israel y Brasil.

Pocos temas han dividido tanto y por tanto tiempo a la opinión pública mundial como el tema de Palestina. ¿Quién tiene derecho a vivir en el territorio del antiguo mandato británico de Palestina, donde hoy se encuentran el Estado de Israel y los territorios palestinos? ¿Sigue siendo posible una solución de dos Estados? Décadas de esfuerzos de la diplomacia mundial no han logrado resolver estas preguntas ni apaciguar la explosiva situación.

Es legítimo preguntarse si la reacción del Gobierno israelí ante la masacre de Hamás del 7 de octubre es adecuada, y si la caza de terroristas de Hamáspor parte de las fuerzas israelíes viola su deber de proteger a los civiles. Muchos israelíes critican también la política del primer ministro Benjamin Netanyahu y la forma de actuar del Ejército israelí.

¿Espera ganar votos atacando a Israel?

En una declaración probablemente preparada por su ministerio de Exteriores, Lula condenó tanto el atentado terrorista de Hamás como la reacción israelí. Exigir una solución de dos Estados, como hizo, también es una postura legítima del Gobierno brasileño.

Pero con Lula los problemas siempre empiezan cuando deja de lado las declaraciones oficiales y actúa impulsivamente, pensando que necesita hacer oír su opinión. Su ego quiere ser escuchado, y le dice cada vez que tiene más conocimientos que todos los estudiosos y diplomáticos. Y es entonces cuando salen a la luz declaraciones como la de comparar Gaza con el Holocausto.

En ese momento, Lula abandonó la arena internacional de la diplomacia en Addis Abeba para adentrarse en las profundidades de la campaña electoral brasileña, de la que saldrán en octubre los nuevos alcaldes y concejales de los más de 5.000 municipios del país. ¿Espera ganar votos atacando a Israel?

Llamar “fascistas” o “genocidas” a los adversarios políticos forma parte desde hace tiempo de su repertorio habitual y del discurso de la izquierda en Brasil, al igual que la costumbre de la derecha de tachar de “comunista” a cualquier crítico. Aunque Lula siempre dice que quiere acabar con la división de la sociedad brasileña entre “lulistas” y “bolsonaristas”, alimenta continuamente esta polémica.

Resistencia del Sur Global

Pero la terrible comparación con el Holocausto no habría sido posible sin la premisa de que Israel, desde la perspectiva brasileña, pertenece al mismo bando que Jair Bolsonaro. Los evangélicos brasileños se consideran cercanos al pueblo judío y a Israel, lo que explica por qué siempre hay banderas israelíes en los actos de Bolsonaro. Como resultado, Israel, y también los judíos, son automáticamente sospechosos de pertenecer a la extrema derecha mundial.

El Partido de los Trabajadores (PT) se ve a sí mismo como parte de la llamada “resistencia” del Sur Global contra la supuesta opresión del Norte Global, es decir, las naciones blancas e industrializadas con su herencia colonial. Esto simplifica la división del mundo en buenos y malos, y explica por qué no se critican dictaduras como las de Venezuela, Cuba y Nicaragua, y se ignoran los crímenes de guerra de Putin en Ucrania, así como las violaciones de los derechos humanos contra los opositores rusos.

Tampoco se aborda la brutal opresión de niñas y mujeres en Irán, Afganistán y otros países, ya que estos países se consideran parte del Sur Global o incluso, en el caso de Irán, pertenecen a la ahora ampliada “comunidad BRICS”. Así pues, es probable que la comparación con el Holocausto le granjee a Lula aplausos en el Sur Global y simpatizantes en el resto del mundo, sin embargo, la gente se frota los ojos con incredulidad.

Torpedeando sus ambiciones internacionales

Tal vez el Brasil continental, egocéntrico y autosuficiente -digamos, centrado en sí mismo- esté demasiado alejado de todas estas crisis -geográfica, cultural y emocionalmente- como para se pueda esperar que Lula adopte una visión más diferenciada. Pero, con sus extravagantes declaraciones, como la de que Ucrania es la culpable de la guerra, el exdirigente sindical está torpedeando su propia ambición de ser una voz significativa en el mundo. Brasil preside este año el G20 y aspira también a un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Se puede tener la opinión que se quiera sobre Netanyahu. Pero tiene razón en una cosa: la comparación de Lula con el Holocausto ha cruzado una línea roja. Deshonra la memoria de los más de 6 millones de judíos asesinados por los nazis y ataca a los judíos de todo el mundo, difamándolos colectivamente por la política de Netanyahu en Gaza.

Además, la afirmación de Lula es sencillamente falsa desde el punto de vista histórico. La historia está llena de crueles genocidios. Lula debería dejar a un lado su ego y estudiar historia. O simplemente atenerse a los pronunciamientos de sus diplomáticos, que son conocidos por acertar con el tono.

 

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