Caminando largo, como suelo hacer, pensaba en las puertas que se nos van abriendo conforme pasa el tiempo. Esas puertas van de la mano con el arte de saber captar el sentido de la oportunidad. Sin esa cosa de tipo intuitivo, somos propensos a errar una y más veces. De los errores vamos aprendiendo, pero errar de manera repetida es contrario al arte de vivir. También estuve pensando en las puertas que potencialmente se nos van cerrando y cómo, de manera rápida, debemos pasar la página.
Migrantes y los recovecos del mundo
El planeta es grande y la aventura de migrar tiende a ser hosca. Se necesita piel de foca para poder seguir adelante en lo referente a cualquier proceso migratorio que en esencia es un desgarro que nos posibilita encaminar nuestros sendero y sentido de la vida. En las primeras de cambios, la necesidad de adaptarnos se hace indispensable. Una adaptación sin romper con nuestras creencias y sistemas de valores es lo que procede. Pero la verdadera fortaleza de quien migra es no mirar hacia atrás.
No mires atrás o fallarás
Si se mira para atrás puede que nos debilite la nostalgia y la tristeza se apoderará tarde o temprano de nuestro espíritu. El foco va adelante y el pasado es el aprendizaje del cual sacamos las estrategias para avanzar, pero se puede volver nuestro mayor enemigo si no rompemos con él. El migrante mira para atrás para recordar lo aprendido. Si esa mirada al pasado es para evocar la melancolía, está en esencia derrotado. El peso de la nostalgia no resuelta puede ser nuestro mayor enemigo. Sin dejar de ser como somos y salvaguardando nuestra esencia, ciertas maneras de comportarse socialmente aplican y se debe ser benevolente con este concepto, de lo contrario el vuelo del migrante se transforma en un movimiento fallido. No se puede perder el foco. Una cosa es hacerse respetar y otra muy diferente el exhibir prepotencia y desprecio por las culturas que no consideramos cercanas.
Manual para migrantes
He visto y leído cualquier cantidad de manuales para migrantes. Conozco infinidad de personas que se consideran expertas en el tema migratorio. En realidad, cada uno tiene su propia percepción y vivencia personalísima que permite hacer la reflexión de rigor, condicionada por lo que ha experimentado. En mi caso la cosa es similar. Compartir experiencias va de la mano con el sentido gregario y suele ser, en términos generales, un intento por ser solidario y exponer lo aprendido. De callejones con y sin salidas está cundida la migración de cualquier persona. Lo que puede ser útil para alguien no le sirve para nada a otro. Se trata de procesos muy personales que van arrojando resultados diferentes.
El tamaño del mundo que cambia
Para muchos viajeros que han tratado de buscar en otras latitudes un lugar para vivir mejor se puede hacer insoportable asimilar la idea de que el mundo no solo está cambiando, sino que siempre cambiará. Pretender que la vida se comporte como un fósil, es una pataleta que habla de nuestra inmadurez en relación con comprender las cosas que nos rodean y el mundo en que vivimos. Lo humano es universal y salvo las características que conforman los elementos propios de la identidad cultural de cualquier grupo, el ser humano es en esencia el mismo, independientemente de su origen y el lugar donde se encuentre. Nuestra naturaleza nos hace similares y la cultura puede que nos ayude o nos aleje de la posibilidad de crear vínculos sanos con tantas personas que vivimos en este curioso
planeta.
Filósofo, psiquiatra y escritor venezolano.
alirioperezlopresti@gmail.com – @perezlopresti