Siendo como efectivamente lo es, sin ninguna duda el atraco a mano desarmada más cuantioso en la historia del mundo, obviamente me refiero al iniciado bajo Chávez y continuado su ejecución por Maduro, nada de los que estos maleantes malolientes hagan nos puede extrañar, ¿Que si secuestraron a un teniente del ejército venezolano, con estatuto de refugiado político y por ende protegido del estado chileno? ¿Que se lo llevaron en interiores y agarrado por el cuello como a un animal? ¿Que no fue la DGCIM directamente? ¿Quiénes fueron los colegas del Tren de Aragua que les hicieron la segunda? ¿Por qué no? ¿Y entonces para que los soltamos? ¿Que en el traslado la situación se salió de control y no salió como planificado? Si, también es posible ¿O quienes lo secuestraron se pusieron nerviosos y le dieron cuello?
Ahora en positivo para ellos, para los malos, esta lectura también pudiera ser cierta, o que todo salió como previsto y desde una pista de aquellas que se utilizan en Venezuela para el despegue de aviones cargados desde cocaína hasta uranio, pasando por el oro y por el coltán y algunas horas después, de haber recargado combustible tanto en Bolivia como en Colombia llegamos sanos y salvos con el paquete y se lo entregamos a mi coronel Gramcko, quien nos esperaba en una pista de una hacienda muy cerca de Caracas.
Si apreciados lectores, son muchas y varias las posibilidades que podrían explicar la desaparición forzada de este militar (retirado) de las Fuerzas Armadas Nacionales de Venezuela, no obstante que se presume que todos los caminos conducen a la urbanización Boleita en Caracas, Venezuela: La Dirección General de Contrainteligencia Militar o DGCIM, la hoy, y lo reconozco, temida, pero muy temida policía política de la dictadura.
Yo no lo viví, pero quienes si lo vivieron aseguran que aquellos como Miguel Silvio Sanz (a) el negro Sanz y su grupo de esbirros eran unos niños de pecho en comparación de estos fríos asesinos sin ningun freno a la hora de matar o torturar de quien simplemente se sospeche que podría ser un peligro para la estabilidad de este régimen y la supervivencia del llamado comandante en Jefe.
Y es sobre este cuerpo de policía, al que podríamos catalogar de inédito protagonista de nuestra reciente historia republicana, que deseo centrar mi escrito referente a esta semana, la última de febrero, año bisiesto de nuestro calendario gregoriano ¿Pero que es este cuerpo de policía militar que como insignia utiliza una cara de calavera?
He aquí la auto definición que hace de ella misma: La Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), “es una organización venezolana de contrainteligencia militar, cuya función es contrarrestar la amenazas del enemigo interno o externo realizado por militares y civiles contra el comandante en Jefe y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), para que así, se garantice la seguridad y la defensa de la nación”.
Creo de interés que después de ver las autodefinidas funciones de la policía política militar del régimen contra natura de Maduro y socios, les propongo apreciados lectores, que veamos como Adolph Hitler, su policía política militar las asombrosas coincidencias entre el espíritu de la DGCIM y la Gestapo, no obstante los 91 años que separan desde la creación de ese monstruo alemán a los días actuales.
La Gestapo, formada por oficiales de policía de carrera y profesionales del derecho,(en la DGCIM son oficiales de carrera) su organización y funciones fueron fijadas por Hermann Göring después de que Hitler accediera al poder en enero de 1933.
En el caso venezolano fueron fijadas estas funciones por el hoy detenido en una cárcel de New York el general Hugo Carvajal Barrios, acusado de varios crímenes por la justicia americana. No olvidemos que en Venezuela la administración de Justicia es unos vulgares apéndices de las decisiones que toma en el Palacio de Miraflores, la esposa de Nicolas maduro.
La función de la Gestapo era la de «investigar y combatir todos los intentos de amenazar al Estado. Exactamente lo que Maduro y Padrino Lopez le han encomendado a la DGCIM, con la diferencia que Hitler lo veía como un peligro para el Estado de III Reich, Maduro y su grupo lo ven como un peligro solo a su supervivencia política. La Gestapo tenía autoridad para investigar los casos de traición, espionaje y sabotaje, además de los casos de ataques criminales al NSDAP, las siglas del oficialista Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y al Estado. Actualmente la Dirección de Acciones Especiales, dirección está a la que podríamos catalogar como el brazo ejecutor de la mayoría de los casos de torturas y asesinatos de ese organismo, el jefe es el Teniente Coronel (GN) Alexander Arteaga Grancko.
Ahora me permito recordarles al Mayor General Hernández Dala y al Teniente Coronel Alexander Arteaga Grancko, que fueron en una Corte Penal Internacional, en este caso la de Núremberg. Que Gouring el torturador nazi por excelencia, fue juzgado y sentenciado a muerte, sentencia está cumplida por un pelotón de las potencias vencedoras de la segunda guerra mundial. La fiscalía acusadora fue designada por esas mismas potencias, en el caso Venezolano, será la fiscalía de la Corte Penal Internacional, la CPI, quien presentará los cargos de acusación por crímenes de lesa humanidad. En mi calidad de jurista, amante de las libertades y de la convivencia civil, espero que la sentencia para estos y el resto de estos criminales sean a cadena perpetua.
La Gestapo fue acusada además de conspiración, de librar una guerra de agresión, saqueo de los bienes de los aprehendidos y de la nación así como la desaparición de opositores políticos y otros oponentes delitos que cometían amparándose en el decreto Nacht und Nebel (noche y niebla), que en la práctica legalizaba la tortura y los malos tratos a prisioneros de guerra y el asesinato y la esclavitud de civiles.
Así está ocurriendo en Venezuela al ser los órganos de justicia dependientes de las decisiones del poder ejecutivo policial y militar los que deciden todo en función de la estabilidad del régimen autocrático que gobierna en Venezuela.
Era con la Schutzhaft o custodia preventiva, un eufemismo utilizado por la Gestapo para mantener en prisión a los sospechosos sin procedimientos legales, como la presentación del detenido ante un tribunal. Con el régimen de Maduro es una práctica aún más odiosa, porque se ha afirmado que aún bajo la dictadura del III Reich los tribunales de Justicia luchaban por mantener en lo posible el estado de derecho, en la Venezuela actual es efectivamente peor ya que absolutamente todos los órganos de administración de justicia están bajo el dominio y total control del ejecutivo militar policial.
Pero la Gestapo venezolana, antes DGCIM no se detiene en cometer los delitos antes mencionados. Los familiares de militares disidentes o de civiles considerados opositores al régimen de Nicolás Maduro son perseguidos y torturados con una técnica de castigo copiada de la Gestapo de Alemania. Se llama Sippenhaft y su efectividad está asociada al quiebre emocional de los enemigos políticos y su entorno. Así logran obtener una confesión sobre el paradero del familiar perseguido, que éste se entregue o que acepte incriminarse o incriminar a otros. Se trata de una práctica establecida por los órganos de policía venezolanos desde, al menos, el año 2017.
Así vemos como la periodista Mariangela Velásquez nos dice en Yahoo noticias el 13 de febrero, que esta criminal y nauseabunda práctica criminal, le fue aplicada a la profesora Rocío San Miguel al ser detenidos sus hijos, su ex esposo y pareja. Es la última víctima conocida de esta práctica prohibida por el derecho humanitario, el derecho Internacional y fundamentalmente negada por todos los seres humanos con un mínimo de conciencia.
Según el informe de finales del año pasado de Amnistía Internacional podemos leer que “La evidencia demuestra que la política de represión del gobierno de Nicolás Maduro y la crisis de derechos humanos siguen poniendo en riesgo los derechos a la vida, libertad e integridad en Venezuela.
Según una información aparecida en el diario la razón de España el 17 de agosto del año 2020, se leía que entre el año 2014 y el 2019 los organismos de seguridad, policías civiles, colectivos y militares, habían ejecutado a 5.094 personas.
¿Cuántos muertos y cuántos torturados tendrán en su haber este régimen?
Anfi del Mar, el 25 de febrero del año 2024.