Mohammed Yaghi; es uno de los últimos periodistas palestinos asesinados por las fuerzas de Israel, según informaciones de la agencia Palestina Hoy –del pasado 23 de febrero-, y de las que se hizo eco Telesur; con este crimen, la agencia cifró en 130 el número de informadores asesinados por las tropas israelíes en Gaza.
El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, siglas en inglés) señala –en un informe publicado el 15 de febrero- que 99 periodistas –y trabajadores en los medios de comunicación- murieron durante 2023 en una veintena de países; el 75% de las víctimas mortales (72) eran periodistas palestinos que perdieron la vida en los ataques de Israel contra la Franja.
Los datos de la carnicería se hicieron públicos durante la Jornada per entendre Palestina i el seu patrimoni, celebrada el 21 de febrero en el Centre Cultural La Nau de la Universitat de València (UV); el acto estuvo organizado por el Observatori de Patrimoni Cultural i Aldea Global de la UV.
El fotoperiodista del periódico Levante-EMV, Germán Caballero, hizo referencia a los balances de Naciones Unidas; así, “la operación militar de Israel en Gaza es el conflicto más mortal y peligroso para los periodistas en la historia reciente”, valoró la ONU el 1 de febrero (más de 120 periodistas –y trabajadores los de medios informativos- fueron asesinados en Gaza desde el 7 de octubre; a ello se añade un incremento de los ataques, actos de intimidación y hostigamiento).
El profesor del departamento de Història Moderna y Contemporània de la UV, Jorge Ramos Tolosa, resaltó la destrucción de lugares con valor patrimonial en territorio gazatí; entre el comienzo de la embestida israelí (octubre de 2023) y el 30 de diciembre, las tropas sionistas destruyeron cerca de 200 edificaciones históricas/sitios patrimoniales o arqueológicos en Gaza, lo que incluye mezquitas y casas antiguas, iglesias, escuelas o museos (fuente: Agencia Efe, con datos de la Oficina de Comunicación del Gobierno de Gaza).
Entre los casos de devastación, se mencionan las mezquitas de Al Omari y Otman Bin Quashquar, en la zona antigua de la capital gazatí, la iglesia bizantina de Jabalia o la ortodoxa de San Porfirio.
Ramos Tolosa puso de relieve otros hechos -poco difundidos- respecto a la cultura palestina; por ejemplo, la maestra palestina Hanan al Hroub fue galardonada en 2016 con el Global Teacher Prize de la Fundación Varkey, por su metodología del aprendizaje basado en el juego.
O la celebración, en mayo de 2015, en Gaza y Jordania, del Festival de Cine y Derechos Humanos Karama (un año antes, en el verano de 2014, los bombardeos de Israel contra la Franja se saldaron con más de 2.200 palestinos muertos).
La profesora de Derecho Internacional y miembro del Instituto de Derechos Humanos (IDH) de la UV, Raquel Vañó, dio cuenta de elementos de la cultura palestina incluidos en las listas de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO; como la danza tradicional Dabkeh y los grabados en oro, plata y cobre, inscritos en la lista de la UNESCO en 2023; las tradiciones y prácticas asociados a la palmera datilera (2022); el arte del bordado (2021); o la hiyake palestina (2008): cuentos tradicionales que tienen como protagonistas a las mujeres.
Otro de los valores destacados en la jornada fue la capacidad de resistencia; así, en la aldea beduina de Al-Araqib (región de Neguev, sur de la Palestina ocupada), el Estado de Israel había demolido -en el verano de 2023- las viviendas en 219 ocasiones; a los intentos de expulsión y derribo, seguía la reconstrucción.
El valor de la resistencia palestina se recoge, asimismo, en el documental Hijas de la Nakba, proyectado el 23 de febrero en la UV; dirigido por Estela Vidal y con un metraje de 36 minutos, el audiovisual estrenado en 2019 muestra testimonios de la lucha contra la colonización -británica y después sionista- de las mujeres palestinas.
Entre octubre de 2023 y el 21 de febrero de 2024 la UNESCO pudo verificar daños a 22 bienes culturales de Gaza; el Puerto de Anthedon, el Centro Cultural Rashad Ash-Shawwa, la cúpula y centro de manuscritos de Dar AsSa’ada, el palacio Pasha; las mezquitas Ibn Othman, Omari y Zofor Domri; el palacio AsSaqqa, el mercado Al-Qissariya, el cementerio romano, la Casa Khader Tarazi y el Hotel “Al Mathaf” (depósito de patrimonio mueble), entre otros.
El miembro del IDH y profesor de Derecho Internacional, Joan Marc Ferrando Hernández, puso de relieve estos ejemplos; un informe de la ONG Heritage For Peace (Patrimonio por la Paz) sobre el impacto de la guerra en Gaza, del pasado 7 de noviembre, documentó 104 sitios dañados o destruidos.
La ONG International Council on Monuments and Sites (ICOMOS) destacaba el 21 de diciembre en un comunicado: “El patrimonio de Gaza, con sus más de 3.000 años de historia como cruce estratégico de civilizaciones, cuyos vestigios (…) se pueden encontrar en toda la Franja, pero especialmente y alrededor de las zonas densamente urbanizadas”.
Cultura palestina en peligro por agresión israelí, tituló el pasado 2 de enero la agencia Prensa Latina; Israel viola a gran escala la protección del patrimonio cultural, según Euro-Med Human Rights Monitor (22 enero 2024); como ejemplo de los daños causados por los bombardeos y la invasión, el obervatorio señaló “al menos 10 mezquitas, 12 museos, iglesias y nueve sitios arqueológicos y cerca de 200 edificios históricos antiguos (mansiones, castillos y palacios)”.
Tal vez el recorrido de las agresiones israelíes podría continuar por la gastronomía; el escritor palestino Jamal Kanj se refirió a la “apropiación descarada” de platos como el hummus (pasta de garbanzos), el falafel, el cuscús, la ensalada tabouli, la mujadara, el freekeh o el pan de pita (Canal Al-Mayadeen, julio 2023); ejemplo muy distinto es el de la chef y activista palestina Joudie Kalla, autora de ibros como Palestina en la mesa (2016), quien ha dado a conoder la gastronomia palestina en Londres.
O el de otro jefe de cocina palestino, Ibrahim Omar, quien ha intervenido en el acto sobre patrimonio cultural de la UV; nacido en Jordania, considera la gastronomía “como una forma de resistencia para no perder la identidad”; actualmente reside en Valencia, donde difunde estos valores; la planta y el fruto del altramuz tienen raíz etimológica en árabe –turmus-, recordó Ibrahim Omar en la jornada.