Alex Vallenilla: Ni controles de precios, ni sanciones

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En lo que va del año 2024, el precio del dólar, según datos del Banco Central de Venezuela (BCV), aumentó 0,45 %. Desde que Washington implementó un alivio de sanciones con licencias a Caracas, del dólar aumentó apenas 3,45 % hasta la fecha. Eso ocurrió desde mediados de octubre del año pasado. Transcurrieron cinco meses. Se refleja también en una estabilización de la economía venezolana en los últimos meses.

Hay varios factores de peso que están produciendo este efecto. Hay que volver a agosto de 2018, cuando se publica el Convenio Cambiario Nro. 001, después de la última reconversión monetaria. Desde entonces se eliminó la prohibición de usar divisas extranjeras en el comercio venezolano. Antes, quienes lo hacían, podían terminar tras las rejas. Esto trajo como consecuencias una flexibilización de los llamados “precios justos” que derivaron de las restricciones de precios libres en el comercio y el control cambiario. Desde el año 2015, Venezuela vivió la peor crisis de escasez de alimentos, medicamentos y demás rubros, por estas políticas de controles o restrictivas.

Lo anterior se puede considerar como pasos hacia una reforma, que hoy continúa si se mira desde el punto de vista ideológico. Tras de esto, hubo eliminación de aranceles para importaciones, la implementación de tasas de interés reales o indexadas a la fluctuación de las variaciones porcentuales del dólar. También la aplicación precios de la gasolina a “tasa internacional” y nuevos impuestos. Hay información no confirmada, que se avecina una reforma en el sector de seguros a través de la Ley. Esto tendría el propósito de incorporar al sector público de salud para un sistema cotizado, que generaría ingresos al sistema sanitario. La reforma continúa, con nuevas tasas de cobro por el servicio eléctrico y la tímida venta de acciones de empresas públicas en la bolsa de valores.

Ni controles, ni sanciones

Pero en 2019, se aplican sanciones petroleras, que obligaron a Pdvsa a vender petróleo en mercados negros y a clientes nada confiables. También desconectó a la petrolera venezolana de Citgo, que permitía el intercambio de crudos livianos para mezclas que facilitaban la fabricación de gasolina en el país. Aparte de la crisis de la industria petrolera, las sanciones empeoraron la situación, lo que produjo escasez de combustibles y un impacto negativo a la economía.

Ambos factores, los controles de precios y cambiario del gobierno venezolano y las sanciones extranjeras, sofocaron a la economía de los venezolanos comunes. Todo ello condujo a una de las peores situaciones de hiperinflación en el mundo, alcanzado en 2018 una tasa de 825.000%

La reversión de esas medidas, y los altos precios del petróleo, están produciendo un alivio y la inflación en Venezuela se está ralentizando aún más.

¿Cuál es el aprendizaje? Los venezolanos comunes podrían haber aprendido. Los controles de precios de bienes y servicios, además de los controles cambiarios, no son sinónimos de libertades, ni de protección de nadie. En Venezuela, a pesar de ser un país petrolero, se demostró que estas medidas generan distorsiones, más si se aplican con criterios políticos y no económicos.

Pero también las sanciones extranjeras son dañinas y que otros países bloqueen la economía de sus contrarios, en nombre de la libertad, es una enorme contradicción. No hay nada de liberal aplicando restricciones.

Los venezolanos comunes no apoyarán medidas de controles económicos por muchas décadas. En la memoria de muchos está el hambre y la crisis vivida. Tampoco apoyarán medidas como las sanciones extranjeras, que se sumaron a colapsar la economía local y a empujar a millones convertirse en migrantes.

@alexvallenilla

 

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