Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, OVF, la variación general de precios en Venezuela habría arrojado un desempeño negativo alrededor de -0,5% durante el mes de febrero de 2024. El OVF destaca que este constituye un fenómeno raramente observado en Venezuela en muchos años, asomando algunas hipótesis al respecto. Aun así, se requiere un análisis empírico más detallado de mayor profundidad por sus implicaciones tanto en el ámbito público como en el privado. Habría que esperar que otras instituciones y ONGs hagan públicas sus estimaciones sobre la inflación de febrero del año en curso, las que no deberían diferir sustancialmente unas de otras.
Primero un inciso, los titulares referidos a este hecho resultan confusos e incluso, en algunos casos, errados (incluyendo el propio titular del OVF que arroja Google al realizar una búsqueda sobre la noticia).
Deflación implicaría una caída generalizada de los precios o más precisamente del índice que representa una cesta tipo, es decir que no hay inflación sino deflación (los precios no crecieron, disminuyeron). Sin embargo, varios titulares aseguran que se habría producido una reducción de la inflación a lo largo del mes de febrero de 2024, lo que equivale a decir que se redujo la segunda diferencia de los precios, es decir, que los precios siguen aumentando durante febrero de 2024 pero con una fuerza o una variación menores pero positivas a la registrada durante el mes de enero de 2024. El cálculo y la observación que habría revelado el OVF es que la primera diferencia de los precios resultó negativa. Son dos cosas o cálculos distintos, una cosa es una caída en los precios y otra una desaceleración en su crecimiento.
Aclarado el punto anterior, el Observatorio asoma que esta deflación podría estar explicada y ser el resultado de un efecto nominal cambiario, entre otros factores. Para que dicho efecto constituya la única explicación estaríamos frente a un precio expresado en una moneda A que se mantiene constante a lo largo del mes y que producto de una simple re-expresión de dicho precio en otra moneda B, la variación del precio medido en la moneda B haya disminuido proporcionalmente a la variación del tipo de cambio de B respecto a A a lo largo del mes en cuestión.
Donde: PA1 es el precio en el periodo inicial expresado en la moneda A, PA2 es el precio en el final del periodo expresado en la moneda A, TC2BA es el tipo de cambio de la moneda B respecto a la moneda A al final del periodo, TC1BA tipo de cambio de la moneda B respecto a la moneda A al inicio del periodo; PB1 es el precio expresado en la moneda B al inicio del periodo, PB2 es el precio expresado en la moneda B al final del periodo.
Asumiendo por un momento que PA1=PA2 (inexistencia de variación del precio nominal expresado en la moneda A), y considerando la igualdad anterior, implicaría que [(TC2BA/TC1BA)-1]*100=-0,5%. Es decir, se presentaría puro efecto cambiario o equivalentemente que la variación del precio expresado en moneda B es perfectamente proporcional a la apreciación del tipo de cambio nominal.
El OVF asoma que una apreciación del bolívar en 1,2% al cierre de febrero de 2024 explicaría dicha deflación. Si el OVF asoma que dicha variación o apreciación posee el mismo signo que la variación del índice de precios, esto implica que estarían midiendo la “inflación” en bolívares, en este caso deflación, y que estaría siendo parcialmente compensada por un aumento de precios generalizados en dólares alrededor del 0,7085%, ceteris paribus.
Adicionalmente y sin menoscabo de lo explicado hasta ahora, las notas de prensa reproducen el hallazgo del OVF referido a una caída en los precios de 3,1% en el rubro Alimentos, rubro que resulta el de mayor ponderación en el índice.
Llama la atención que el OVF asome como explicación del fenómeno anterior a una caída en el consumo de alimentos cuando CAVIDEA habría informado que durante inicio del año 2024 se habría registrado un incremento en el consumo de alimentos alrededor del 38% (Variación puntual enero).
Una eventual estabilización o incluso una caída en los precios de los productos podría tener más de una explicación, así como efectos en los mercados (con sus respectivas prescripciones en materia de decisiones estratégicas por parte de las empresas).
Por un lado, como lo asoma el OVF, la caída en el poder de compra de la demanda -ej: explicada por rigideces y rezagos en el ajuste de sueldos y salarios- implicaría un desplazamiento hacia abajo y la izquierda de la curva de demanda, que con todo lo demás constante, determinaría un nuevo precio de equilibrio menor y una menor cantidad vendida. Valga decir que dicho desplazamiento no tiene por qué ser paralelo. Por ejemplo, podría ocurrir que la curva de demanda rote hacia la izquierda teniendo por pivote su corte con el eje de las ordenadas, implicando que la pérdida de compra es más que proporcional en aquellos consumidores con baja disponibilidad de pago para ciertos bienes.
Por el otro lado, la caída en el precio o una variación negativa del índice de precio podría ser el resultado o resultar indicio de una “guerra de precios” entre oferentes, lo que podría incluso mantener la demanda del mercado estable (incluso expandirla).
Entender y constatar empíricamente cada caso y cada efecto en el precio y/o en la caída en nuestra demanda resulta crucial para las empresas. Una cosa es que nuestra demanda caiga por un constreñimiento en la demanda agregada o de todo el mercado y otra distinta que el precio refleje correcciones a la baja producto de acciones proactivas de reducción de precios por parte de los competidores que generarían una caída en nuestra demanda.
Economista UCV. Profesor de Estrategia Competitiva, UCAB.