William Anseume: El cronograma, unidad y voto

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¿Me van a decir que la oposición esperaba un cronograma ajustado a sus deseos? La ingenuidad, disfrazada o genuina no puede llegar a tanto. Lo más evidente es que quienes están el poder no sólo quieren conservarlo sino que harán todo cuanto tengan a su alcance para hacerlo; más todavía en el caso de estas dictaduras miserables. En su caso, todo es todo. Así que sin apasionamientos, no nos caigamos a embustes, aunque resulten medianamente convenientes para arropar incautos.

El cronograma obedece a unos de los señalamientos efectuados por la misión de la Unión Europea: la no separación de poderes. Lo señalaron entonces, con un Consejo Nacional Electoral que a ellos les lucía equilibrado. Pero igual estaba sujeto al poder central. Este mucho más. Mucho más evidentemente. Ahora bien, ya hay un cronograma que muchos esperábamos y reclamábamos con ansiedad. Allí están las fechas determinadas e inamovibles. Esas son. Y ante esas se tiene que actuar en la idea de derrotar al régimen de Nicolás Maduro en la elección. La inscripción de candidatos es inmediata, hacia el final de este mes. Eso líquida expectativas más amplias hacia el resto del año. No. Es instantánea. Se trata de resolver. Atenidos a una pragmática política mucho más indispensable ahora. ¿Si no qué?

Es la hora de la mayor muestra de unidad de la que seamos capaces. Tiene que ser superior a la obtenida en el maravilloso triunfo electoral de 2015, con la Asamblea cuyos resultados descalabraron al régimen por completo. Y le dieron hasta hoy un espacio firme de enfrentamiento a los avances totalitarios del régimen. Debemos ir a una unidad superior. Que se oponga al régimen y a sus disfraces y los sobrepase en el accionar político hasta los comicios. Dificultosa, pero no imposible unidad superior que debe fraguar la Plataforma Unitaria Democrática.

Lo he dicho, no basta con el cronograma, ya establecido y tan ansiado. Faltan muchos otros temas por resolver de manera inmediata, ya que el establecimiento de fechas limita en el tiempo, en mucho, las acciones concretas que deben ser medidas con tenacidad e inteligencia. ¿El voto en el exterior? ¿Las inscripciones y modificaciones de inscripción? ¿La amplitud en la difusión por los medios públicos y privados? ¿El problema permanente de la censura y el bloqueo comunicacional de medios? ¿El financiamiento? ¿La observación interna e internacional? ¿Los límites a los partidos y los líderes con tarjetas y símbolos secuestrados? Infinidad de problemas por resolver pronto que hacen enjundioso el trabajo de propinar la inmensa derrota que se debe concretar en julio.

Convocar a cada votante. Llevar a inscribir a quienes no lo han hecho. Se va el país en esta elección y todos, jóvenes y adultos, dentro y fuera, debemos procurar votar y hacer votar a los que somos declarados enemigos de este régimen macabro. La gran mayoría de la población afectada diariamente, durante años inolvidables por malos, por la precariedad y el hambre, la desatención y el agobio en salud y educación, el trabajo reducido al no valor, sumado todo esto a la ausencia casi absoluta de la atención de los servicios, tiene la oportunidad de oro. La derrota del régimen está clara, vista así. Pero hay que concretarla con el mayor voto castigo hacia la prosperidad que haya dado la humanidad. De la unidad depende que se consolide la votación y de la votación el futuro. Vamos, con unidad y voto, consigna que hoy suscribo plenamente, hacia la liberación del país, producto de la elección de este 2024.

 

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