Imagino que si María Corina fuera hombre, diría como Neruda, en su mordaz reproche a la envidia: “tengo llenos de pétalos los testículos, tengo lleno de pájaros el pelo… incendio en mis veinte poemas” (…), de solo ver el festín de apuntadores aparecidos en el camino, señalando la mano que debe levantar, de persistir su fraguada y arbitraria inhabilitación.
También el nobel de literatura 1971, fue blanco de la envidia, incluso, de poetas vanguardistas, como Pablo Rokha y Vicente Huidobro, cuando su poesía despuntaba en el firmamento de las letras chilenas, y del mundo. (La guerrilla literaria, de Faride Zerán).
Es solo un ejercicio de imaginación, para poner en contexto, el insólito universo politiquero, de trampas, intrigas, zancadillas, egolatría, en que se presenta, “las ventajistas”, elecciones presidenciales, 2024.
Curioso, que ninguno de los apuntadores politiqueros, con su candidato “in pectory”, haya saltado a la arena, a desenmascarar, o al menos, pedir explicación, acerca al sospechoso papel de los “supuestos rectores” de oposición, en la directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE), para que convalidaran, sin chistar, “el zarpazo” del cronograma electoral, arreglado de tal manera, para que solo sea un trámite de rutina exprés, la fraguada y cuestionada reelección de Maduro.
Increíble, que la tan curtida oposición, no sopese con una pizca de sindéresis, gallardía, y hasta picardía, la aterradora dimensión política del momento. Que antes como ahora, se rasgue las vestiduras, proclamando derechos, libertades. Gritando que es el momento, de la unidad, vale decir, de arrimar a la candela, al sustituto de María Corina, pero desviando el foco, de la resistencia en ciernes, de la organización 600K. De trazar, una y mil estrategias, que ponderen y aclaren el camino, de asumir los riesgos que significa confrontar a una dictadura, y su feroz arremetida, tanto en el plano electoral, y más allá de la violencia.
Obviamente, hay que admitir que se trata de una misión titánica, nada fácil. Como diría André Breton, en su “resolución de los principales problemas de la vida”. Nada lo es, ni lo ha sido en las luchas históricas por la libertad. Ahora, más que nunca, se impone ese libre juego de las ideas, la consabida creatividad, de la ciencia de lo posible. Y también, de lo imposible.
De evitar por todos los medios, que se consolide la propagación del miedo colectivo, a que están conduciendo el país, los verdugos de turno. Sobre todo, a que vuelvan a irrumpir en la escena, las “frescuras aliviadoras” del colaboracionismo ambivalente, político-empresarial, que ya aparece muy activado, para lanzar, su “todos a una”, del sustituto conciliador. Y que todo siga como está.
Afortunadamente, la comunidad internacional, (Estados Unidos , Unión Europea y otros países), tiene la vista puesta sobre lo que ocurre en el país. Está conteste, de que María Corina Machado, representa a la verdadera oposición venezolana, por el mandato que le diera el pueblo el 22 de octubre 2023. Y que sin su participación, las elecciones solo serán un bodrio, una mascarada, para lavarle la cara al sátrapa.
“Si mujeres como Golda Meier, Indira Ghandi, Margaret Thatcher, Ángela Merkel, han gobernado con éxito grandes países, en ningún país del mundo tiene la mujer mejor ganado el derecho a la Primera Magistratura que en Venezuela. Tal es el grado de su sacrificio y aporte a la estructura de la familia”. Lo avizoraba hace 12 años, el Dr. Francisco Kerdel Vegas, en una reveladora carta dirigida a Octavio Lepage, (ambos fallecidos), que circula en las redes sociales, y que hoy cobra más vigencia que nunca.
“Venezuela y el mundo político”, reconoce que María Corina, añade la misiva, “tiene la formación, el coraje, la determinación, la inteligencia, la articulación de ideas, la honestidad intelectual y material, el carisma necesario para ser una gobernante exitosa”.
¿Y sí la naturaleza, se opone?, retaría el Padre Libertador. Pero la naturaleza no se opondrá. Al contrario, se ha confabulado para duplicar su feminidad, y convertirla, en la Dama de Hierro, Cuatriovariada, hasta el final.
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