Ésa es más o menos la sensación que el país tiene al observar las decisiones que viene ejecutando Maduro desde que decidió desconocer el Acuerdo de Barbados y tomar otra ruta distinta a la que pactó con la oposición y diversos factores internacionales, cuando se comprometió públicamente y con la rúbrica de su representante en la mesa de negociación, a celebrar elecciones libres, justas, inclusivas y observadas.
La sentencia contra la primaria, los ataques a la Comisión que organizó la consulta de octubre, la inhabilitación de María Corina y Henrique, la detención de Rocío de San Miguel, la persecución contra dirigentes de Vente y sindicalistas, el auto-acuerdo de la AN2020, el atropellado cronograma electoral, las inhabilitaciones a Guanipa y Pérez Vivas y un largo etcétera, son parte de la fabricación de un escenario electoral diseñado a la medida de Maduro, que lo hace porque lo necesita pero, principalmente, porque le da la gana, al no haber instituciones de contrapeso que se lo impidan.
El más reciente de esos episodios ha sido la inhabilitación arbitraria de tarjetas partidistas, para limitarle la cancha a la dirigencia democrática mientras cercena el derecho de los venezolanos a elegir. La jugada está cantada y Maduro busca que los demócratas tiren la toalla.
Sabemos, además, que no será el último “medalaganismo”, porque desde ya nos prometen que habrá más y más abuso, para modelar un proceso que se ajuste a la extrema precariedad de Maduro en materia de respaldo popular.
Aunque las noticias nos dicen que la tarjeta MUD, así como la del partido Un Nuevo Tiempo, quedaron vivas de la purga madurista del viernes por la noche, no hay que confiarse: no hay ninguna garantía de que no sigan ocurriendo atropellos contra la opción del cambio.
Quizás lleguemos hasta el 28 de julio y todavía, en ese momento, estaremos con la sensación de que en cualquier segundo suspenderán las elecciones, borrarán tarjetas, eliminarán candidatos, apresarán a otros dirigentes y cuanta tropelía se le ocurra a Miraflores, si para esa fecha la cosa sigue como va, pintando muy mal en materia de votos para el dictador.
Aún así, la oposición debe continuar enfocada y con la mira en su objetivo.
Tengamos todos el mejor lunes.
