El titular recuerda el libro de Fisher, Patton y Ury Sí… ¡de acuerdo!, cómo negociar sin ceder, y se actualiza cuando la oposición ultraderechista se niega a negociar sobre su incierto futuro si no se incluye a la inhabilitada.
Sobre todo cuando el escenario de negociaciones político-electorales muestra que de cara al 28 de julio de 2024 98% del país piensa en lo contrario: el futuro y la paz. Y por ello acaba de firmar un pacto donde demuestra que se puede convenir, si nos disponemos al “ganar-ganar”. Por ello, fue trazado y sancionado en el Palacio Federal Legislativo el Acuerdo sobre Garantías Electorales y el Calendario de los Comicios Presidenciales 2024, con respaldo de 98% de los partidos políticos del país. Negociaron 54 organizaciones nacionales que realizaron más de 150 reuniones que rubricaron luego 152 representantes de la vida política, social, económica, académica, estudiantil universitaria, cultural y emprendedores, mujeres y 40 iglesias religiosas que impulsaron más de 500 propuestas derivadas de las nueve rondas llevadas a cabo, más apoyo de Fedecámaras, Conindustria, Fedeindustria, Asociación Venezolana de Hidrocarburos, Cámara Petrolera, Petroquim, Fedeagro, Petropymi.
Se concluye que solo se negó al pacto la oposición y su fracción minoritaria, anárquica, ultraderechista y desunida, viajera, monomerizada, que desde hace más de 20 años solo alimenta la violencia y el magnicidio como tácticas únicas de su accionar político. La misma que desde siempre marca su participación militante con la consigna iracunda de la abstención de sus votantes en los comicios a los cuales se convoca. Sin duda, pareciera una estrategia de “caballo de Troya” de quien más ha contribuido al apoyo de la tendencia progobierno que ha prevalecido en este cuarto de siglo.
Oceánico su exabrupto e insensatez. Ejemplo: en 2018, teniendo al candidato Henry Falcón, con un potencial de voto insuperable, lo abandonan, por considerar su origen social, étnico y político incompatible con la estirpe de los mandantes de la oposición.
Oposición política cuya única opción la basa en el mantenimiento de la incertidumbre e intolerancia, y se niega a negociar, y solo acepta si la inhabilitada es la candidata. Ella inflama con su falta de cordura cuando asegura -para la risa-“que sin ella” no habrá elecciones.
El presente de la oposición no imagina cómo negociar futuro, sino cómo ganar sin ceder, inmediatez y violencia.