Las circunstancias actuales que se presentan en este evento electoral en Venezuela, por primera tiene una característica especial, no hay polarización, y existe un rechazo consolidado del 80 % de los ciudadanos que no queremos las políticas impuestas por la revolución socialista y que nos trajeron a la peor pobreza que no se había vivido en el país.
Venezuela no funciona en razón de que el Estado quebró, está sin recursos para solventar los problemas que en 25 años de revolución crearon de crisis artificiales de dominación y terminaron en una quiebra real sin alternativa de recuperación, por lo que ahora imponen una economía de guerra sacando del venezolano sin trabajo recursos con los altos impuestos.
La revolución socialista gobernante impuso un modelo por el que nadie votó, y no votará por aquello para que después no se diga que el ciudadano voto por el socialismo que lo trajo a su propia desgracia.
Aquí el centro de la real discusión, el voto del 80 % de los venezolanos está destinado a castigar al socialismo y a quienes lo impusieron en contra de la voluntad ciudadana, y es exactamente lo que no quieren entender los que alguna vez fueron opositores y ahora junto a otros partidos judicializados forman una cantidad de partidos y candidatos que colaboran con la estrategia revolucionaria.
Estos partidos y candidatos al entrar en la egida de la estrategia revolucionaria se ponen del lado del modelo que los ciudadanos rechazamos, es la razón fundamental por lo que todos sumados no llegan al 5 %.
Es decepcionante verlos en la incapacidad política de ni siquiera poder pedirle al Gobierno que rectifique las políticas que nos trajeron a esta crisis. Es así entonces que no se puede jugar a la simulación política.
Al venezolano no lo engañan dos veces con el mismo truco, por lo que estos partidos junto al PSUV están y representan lo mismo.
El ciudadano tiene claro que la revolución gobernante no rectifica sus políticas toda vez que el modelo que impusieron es el verdadero paradigma de vida al que nos condenan, y al apreciar lo que actualmente sucede en Cuba, sabe entonces que hay que exigir un cambio en el rumbo político y económico del país a donde contribuirá con su voto y su organización.
Lo menos que los demócratas exigimos para María Corina Machado son las mismas condiciones políticas y electorales que la democracia le dio a Chávez, los partidos y dirigentes demócratas sabían que Chávez ganaría viniendo de ser golpista y no se le cerró el paso, lo que pedimos para los presos políticos es el mismo tratamiento que se le dio a los participantes de tres intentos de golpe de estado, a los que no se torturaron ni se les incomunico y contaron con los procesos judiciales con garantías y condiciones.
Pedimos lo mismo, no pedimos más.
Una circunstancia que es indispensable poner en el tapete, es que la crisis política por la que atravesamos es delicada, en democracia ya se estaría en conversaciones, ya que la democracia es dialogo y la única manera de abrir caminos para lograr entendimientos es dialogando.
Nadie desconoce a la revolución gobernante pero la revolución gobernante no puede desconocer la exigencia de cambio del 80 % de los venezolanos, que por demás es necesaria para que la calidad de vida del ciudadano aparezca nuevamente.
Estamos en el momento del dialogo abierto y franco, es el momento del debate, por cual razón no iniciamos este dialogo o debate admitiendo que la revolución gobernante copio el modelo socialista que fracaso y nos reencontramos en la constitución Bolivariana.
Es tiempo de Orar, tiempo de estar unidos, tiempo de respaldar a la Líder MCM en su justa propuesta pacifica, electoral y constitucional.
Dios con nosotros.