Ezequiel Querales Viloria: Un dictador sin máscara

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Cansado de fingir, el Dictador actuó. Se comportó como lo que es. En el opresor autoritario y falaz, que no resiste seguir asumiendo poses democráticas. Ni de llevar el pesado ropaje de respeto a las leyes, y Estado de Derecho. Sino de ejercer a placer, su régimen de facto, todopoderoso.

El Dictador se cansó de sus propias falacias. De tener que aceptar a cada momento, el mandato de la soberana Constitución Bolivariana. Que ¡OH Sorpresa!, se convirtió en un pesado fardo para sus lascivos proyectos de dominación.

Aunque parezca mentira, la Carta Magna, elaborada por lo que alguna vez fue “El Proceso”, ha devenido, para sorpresa de todos, en la herramienta civil más poderosa, encontrada por el pueblo soberano, para desenmascarar a la dictadura.

Cansado de fingir, el Dictador se despojó de todo vestigio de honestidad, pisoteando con “Furia Bolivariana”, su propia utopía, de “Democracia, Participativa y Protagónica”. Prodigioso capítulo constitucional, que cual intrépido boomerang, ha venido a alentar a los venezolanos.

A estimular, el más profundo sentimiento de cambio y libertad, y a contener, una nueva cubanización en la región.

Es evidente, que la soberana Constitución Bolivariana de Venezuela, de tanto ser irrespetada, ignorada, pisoteada,  sin el menor escrúpulo, se convirtió de pronto, en la espada de Damocles, para desmontar las sutiles falacias, del acartonado  socialismo cubano venezolano del siglo XXI, y sus nefastos despropósitos, de perpetuarse en el poder.

Basta una rápida mirada, a sus principios fundamentales, sobre libertad, solidaridad, justicia, bien común, derecho a la vida,  trabajo, educación, cultura, salud, para cerciorarse que solo son enunciados de letra muerta.

Y cuando se aborda el álgido tema de la soberanía popular, “que reside, intransferiblemente, en el pueblo, quien la ejerce directamente, en la forma prevista en esta Constitución, y en la ley, mediante el sufragio”, (artículo 5), tan en boga en este tenso y disputado año electoral, es como para quedarse pasmado, ante tanta desfachatez.

El país es testigo de excepción, como la dictadura se ha negado a reconocer, el público y manifiesto, ejercicio de soberanía popular, de la  Primaria del pasado 22 de octubre, 2023, no visto en Venezuela en muchos años. Donde a pesar de tantos tropiezos, participaron más de 2 millones 500 votantes, para elegir a María Corina Machado, como candidata presidencial y líder indiscutible de la oposición.

Lejos de admitirlo, la dictadura se ha empeñado en cerrarle la ruta cívica, pacífica y electoral, a la verdadera oposición venezolana, plasmada en la “unidad  perfecta”, lograda en torno a MCM. Una descarada provocación, para sacarla del juego democrático y forzarla a la agenda de violencia.

El país es testigo, que el régimen, sin tomar en cuenta la verdadera oposición, “compactó, pactó y pautó”, con los llamados “alacranes”, un ventajista cronograma electoral, confeccionado para cerrarle todos los caminos a la abanderada de Vente Venezuela, quien puntea todas las encuestas, y de ese modo, facilitar sin problemas, la reelección del Dictador.

Estamos en presencia de una dictadura, que se niega admitir, que la codiciada contracción social de sumisión y dominación, que por años los favoreció, no solo se ha extinguido, sino que pasó al bando mayoritario contrario, que actualmente, lo rechaza y adversa.

Los últimos sondeos de opinión, revelan que más del 80% del electorado nacional, respalda firmemente, la oferta política, económica y social de la candidata opositora MCM,  y ha expresado, estar dispuesto a jugárselas por el cambio.

Según los analistas, se ventila el inminente desplome del socialismo del siglo XXI, que por más que se edulcore, y hasta logre triunfar el 28 de julio,  ya no surtiría efectos. Lo que necesariamente, forzaría a un obstinado, Dictador, a dar un viraje rotundo, a su fracasado modelo, o bien, exponerse, a quedar atrapado, entre sus propias falacias.

ezzevil34@gmail.com

 

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