El cierre de la agencia mexicana estatal Notimex, en 2023, y ahora, de la agencia argentina Télam, hace que numerosos medios nacionales deban alimentarse de agencias transnacionales, escribe Günther Maihold.
Las fechas de sus decesos son recientes: Notimex, la agencia estatal mexicana de noticias, dejó de existir en diciembre de 2023; el cese de Télam, en Argentina, ocurrió a comienzos de marzo de 2024. En los dos casos, su dependencia del Estado fue el talón de Aquiles que le permitió al gobierno del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y al de su homólogo argentino, Javier Milei, proceder a dar de baja a todo el personal y prescindir de su función informativa.
Mientras que en el caso mexicano se aducía un prolongado conflicto laboral como razón para embestir contra la empresa, el presidente argentino empuñó sencillamente el argumento de la austeridad a la que debía someterse el Estado. Además, dijo que quería aniquilar la labor “propagandística” que, en su opinión, estaba llevando a cabo la agencia Télam.
“Un solo mundo, voces múltiples”: tal es el título del conocido Informe MacBride, presentado a la UNESCO en el año 1980, que revindicaba la necesidad de construir un nuevo orden internacional de la información para superar la desigualdad en la producción y distribución de noticias a nivel mundial. El intento por establecer múltiples voces parece haber sido finiquitado, y con ello se ha disipado el afán por lograr un nuevo orden informativo mundial que animaba el debate de los años 70 del siglo pasado bajo el lema del “tercermundismo”.
Hoy dominan en el mercado internacional de la información las empresas privadas, como la británica Reuters, en manos de la canadiense Thomson Financial, o la Associated Press de EE. UU., que opera desde el año 1846 en forma de una cooperativa empresarial. Todavía más antigua es la Agence France-Press (AFP), fundada en el año 1835, que sigue contando con financiamiento público a pesar de operar independientemente del Estado francés.
El modelo de financiamiento en base a los suscriptores ha contribuido a la concentración en estas agencias, con las cuales trata de competir de alguna manera en el mundo iberoamericano la agencia española EFE, cuyo financiamiento depende también de fuentes estatales. El alcance transnacional de estas agencias lo completan la alemana DPA y la italiana ANSA, que siguen en funcionamiento con un formato de empresa cooperativa, en la cual los principales medios del respectivo país han decidido unir sus fuerzas para permitir constituir una presencia con capacidad distributiva internacional. Como muchos periódicos ya no tienen los recursos financieros para ampliar sus cuadros de corresponsales propios en el exterior, o el número de enviados especiales para el cubrimiento de situaciones y acontecimientos en diferentes países, el peso de las agencias de noticias ha aumentado a nivel mundial.
Expresión de esta nueva situación son también el establecimiento de las agencias rusas Sputnik y Tass, como la china Xinhua, las que han asumido claramente una tarea propagandística de los intereses políticos de los respectivos gobiernos centrales y del partido al cual se relacionan institucionalmente.
Las iniciativas de establecer agencias alternativas de información no han sido muy exitosas, como lo demuestra la fundación de la Agencia Centroamericana de Noticias (ACAN), que se asoció con la española EFE, y de la Caribbean News Agency (CANA), o la Agencia Latinoamericana de Servicios Informativos Especiales (ALASEI) quien inició operaciones en el año 1983 y no ha logrado sobrevivir comercialmente.
El afán de lograr que la información fluya de sur a norte ha encontrado para las agencias alternativas su límite en la competencia en un mercado con clientes y valores establecidos, y en su marco nacional, mientras otras experiencias más amplias, como la Agencia Internacional de Noticias IPS ha logrado establecerse como transmisora de informaciones desde el sur global, sobreviviendo a aquellas agencias que no lograron desprenderse de intereses políticos, por caso, la Non-Aligned News Agencies Pool (NANAP) del movimiento de los Países no-Alineados. Hoy en día, varias empresas bajo control del Estado, como la turca Anadolu, o Al Jazeera, del gobierno de Qatar, están tratando de penetrar en el mercado internacional de las noticias con sus servicios.
Sin embargo, este campo es solamente una parte del negocio: Notimex y Télam también alimentaron con sus noticias a los 80 periódicos locales y regionales, en el caso mexicano, y los más de 30 en la Argentina. Es lamentable que el servicio de informaciones de dimensión nacional se pierda en aras de la incursión de empresas internacionales en ese mercado, dejando en vilo a muchos periodistas y medios que tendrán que nutrirse únicamente de las empresas transnacionales.