El Martes Santo, también llamado Martes de la controversia, es un día especial en el camino que nos va trazando la Semana Santa. En él intensificamos nuestra preparación para vivir el Triduo Pascual -los tres días que van del Jueves Santo al Domingo de Pascua, en los que se conmemora la Pasión, la Muerte y la Resurrección del Señor Jesús-.
Por eso, debemos tomar este día muy en serio, con reverencia y espíritu humilde. Dediquemos algún tiempo a la oración y pidámosle a Dios que podamos acoger adecuadamente los grandes misterios de nuestra fe. Hagamos, en la medida de lo posible, silencio en el fondo del corazón.
El Martes Santo ha recibido el nombre de “Martes de la controversia” porque en él se recuerda que Jesús tuvo que enfrentar a sus acusadores y a aquellos que tenían el poder de condenarlo.
El Señor comparece frente a los líderes religiosos y políticos del momento -una verdadera atrocidad-, siendo que jamás hubo hombre más inocente. Grande debe de haber sido su dolor al saberse traicionado por uno de los suyos, uno que eligió cerrar los ojos y lo convirtió en blanco de su desconfianza, en motivo de controversia.
Toda la vida de Cristo, sus palabras y sus obras, caerían bajo la sombra de la sospecha, de las dudas de propios y extraños. Dios hecho Hombre, por ello, tendría que someterse a los poderes de este mundo, de manera similar a como cuando se somete a nuestro juicio, a nuestra desconfianza, cada vez que ponemos en cuestión la grandeza de su amor.
Es altamente recomendable que hoy reflexionemos en torno al camino hacia la Cruz (el Vía Crucis) y meditemos sobre el sacrificio y los dolores de Cristo. Como el Señor sufrió a causa de nuestros pecados, busquemos estar en gracia con Él acercándonos al sacramento de la Reconciliación -acudamos a un sacerdote para confesarnos-. Y no olvidemos darnos un tiempo antes para hacer un examen de conciencia.
Hagamos del Martes Santo un día para vivir reconciliados con el Padre y con nuestros hermanos, tal y como Cristo quiere. La Semana Santa es un tiempo propicio para volver a Dios, para acercarnos más a Él.
Sobre el Evangelio de hoy
La lectura del Evangelio de hoy está tomada de San Juan 13,21-33.36-38. En ella se da cuenta de uno de los momentos cruciales previos a la Pasión: Jesús anuncia que será traicionado.
El Señor estaba sentado a la mesa con sus discípulos y de pronto dice algo que estremece a quienes lo acompañan: «En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará» (Jn 13,21). Los discípulos se miran unos a otros y se preguntan quién podrá ser el traidor. Pedro le pide a Juan -el discípulo amado- que le pregunte al Maestro. Juan, autor del relato, da cuenta de su gesto de amor y preocupación por Jesús: «El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: “Señor, ¿quién es?”». A lo que Jesús contesta: «”Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar”. Y, mojando el bocado, lo toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote» (Jn 13,26).
Aci Prensa