Siendo involuntario lo que se hace por fuerza o por ignorancia, podría creerse que lo voluntario es aquello cuyo principio está en uno mismo y que conoce las circunstancias concretas de la acción. Aristóteles, Ética a Nicómaco Libro lll.
Lo que está a ojos vista, es que los candidatos tapados o tapones, con sus actos, han promovido la división y la abstención, con una conducta que encaja en la conspiración y el fraude como delitos políticos continuados que requieren una pluralidad de participantes.
Las evidencias son inocultables e inobjetables. Es necesario resaltar que el complot, por estas horas sigue su curso y seguramente continuará por varios días.
Tal circunstancia obliga a conocer a los complotados, ubicarlos y separarlos de toda iniciativa conjunta.
Los que están coludidos, invocan valores y principios de importancia capital, como la unidad y la participación, cuando la realidad hace flotar que quienes han violentado estos principios son los que se dan golpes de pecho, revestidos con la apariencia de defenderlos, pero los hechos hablan por sí solos.
La verdad pura y dura es que están incurriendo, además, en un chantaje inadmisible. Están infundiendo de todos los modos posibles, desde la aparente cortesía hasta el comportamiento obsceno, que la abstención es un acto auspiciado por los demás.
Los conspiradores y chantajistas deben ser localizados, impedirles que puedan consumar los delitos y decantarlos de una vez y para siempre.
Los venezolanos de aquí y de fuera de nuestras fronteras, los tienen medidos. Además, es de suma relevancia destacar que Gustavo, Lula, Boric, Macron, y otros muchos le han visto las pezuñas al diablo, las formas de niño o de mujer con las que se presenta, y le han visto los cuernos fucsia o colorados a su corte luciferina.
El mandato del 22 de octubre debe recordarse como el caudaloso río de gente que salió de su lecho y que significó una manifestación de unidad con un propósito determinado de triunfo. Este no es el momento de actuar en nombre y por cuenta propia; es el momento del compromiso con la democracia viva, y la fidelidad a la confianza recibida.
Así las cosas, no cabe la vacilación. No se puede, legítimamente, respaldar a los caifaces ni a los pilatos, ni a los iscariotes que arderán en las plazas públicas o en cualquier rincón de nuestros campos.
Hoy más que nunca, vale apoyar a los socráticos, a Platón, a Aristóteles y a Tomás de Aquino, y deslindar a íncubos o sofistas que son un grupo minúsculo pero hace daño. Confiemos en nuestra sociedad y su sabiduría.