Julio César Hernández: Política, para solución del conflicto

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Tengo claro que, la política, aunque esté desprestigiada o poco valorada socialmente, es la actividad creada por el hombre, para resolver los distintos conflictos que se suscitan entre ellos, a causa de las distintas visiones o pareceres que se tienen respecto de aspectos comunes, que los pueden afectar o afectan directamente, como es el caso de la escogencia del candidato o candidata presidencial que, en las elecciones presidenciales de 2024, pueda aglutinar el mayor apoyo popular posible, lo que hasta la presente fecha no ha sido posible motivado a la falta de comunicación o del diálogo constructivo que tienda a producir acuerdo o convenios que lleven al ánimo de los venezolanos, la certeza de la eficiencia del voto, para salir electoralmente del actual gobierno; que sigue por su parte maniobrando para que esas líneas paralelas entre los actores más destacados de la oposición, nunca se crucen y evitar así una eventual derrota electoral.

Es claro que, para que el evento de la primaria 2023, siga vivo y vigente, sus más notorios representantes deben seguir en el terreno electoral, tanto por si, como por otros miembros del sector ganador de dicho evento electoral, que como todos sabemos, no es ni será, libre competitivo y transparente; sin embargo, ya se ha competido en esas condiciones, sin alcanzar triunfos de gran magnitud, justamente porque entre los mismos políticos de las mismas tendencias, no se ha usado la política como un medio para gestionar la solución de conflictos, sino para agredirse verbalmente, conculcándose así el lenguaje argumental racional y razonable, para dar paso a la inacción o abstención, que ha traído como consecuencias, inhabilitaciones, exilios o grandes migraciones, todo frente a los ojos de impávidos dirigentes nacionales, que siguen solapadamente enfrentados, en lugar de aterrizar, para poner los pies en la tierra, y hacer una campaña electoral juntos y convenidos.

Por su parte, el Gobierno asumiendo su naturaleza autoritaria, se negó a inscribir a la ciudadana designada por la Ingeniero María Corina Machado, no le importó ni le importará los reclamos que en tal sentido se le han hecho, tanto nacional como internacionalmente, pues su disposición es retener el poder como fuese y si lo pierde, vender cara su derrota, no dando el brazo a torcer, no facilitando condiciones y garantías a sus adversarios, más bien, ejerciendo un insólito “derecho de veto”, no solo sobre las propuestas de Machado Prisca, sino también sobre otros ciudadanos que aspiraban a ser candidatos y no fueron aceptados por el CNE, como por ejemplo Leocenis García y Manuel Isidro Molina, este último postulado por el ala antigobierno del partido comunista de Venezuela, lo cual hace suponer que, se trató de una retaliación, por las frecuentes críticas que uno de sus voceros, formula contra las políticas del Gobierno imperante.

Obviamente que, quien tiene más que perder, en este caso, María Corina Machado, busca con paciencia y constancia, revertir aún, la inhabilitación política de la cual es víctima, sabe que tiene un enorme capital político, que se encuentra represado, pero atento a lo que pasa, ese capital político en buena medida desea votar, el mismo es el resultado de un gran trabajo de activismo por todo el país, y hasta de riegos contra su integridad, como seres humanos se pueden entender las razones de ella, para querer ser candidata y las ha explicado ampliamente por lo demás; sin embargo, en su plan de acción, ella debiese tener unas fechas tope, para procurar conseguir su objetivo de ser habilitada. Caso contrario, ella seguirá siendo un referente político nacional, que pueda no sólo levantarle el brazo a un candidato definitivo de la plataforma unitaria, sino también asegurar su participación en la vida pública en cortos años, habida cuenta de que, en el 2025, también hay elecciones para la Asamblea Nacional, gobernaciones y alcaldías.

Haciendo política, se puede conseguir que María Corina sea la jefa de campaña del candidato presidencial de la unidad, se puede acordar una presencia respetable de sus adherentes en el Gobierno nacional, se puede tener una participación importante de candidatos a las elecciones parlamentarias 2025, también a las gobernaciones, consejos legislativos, alcaldías y concejos municipales; estimulando el valor del voto en todos esos procesos electorales, se lograría, además, la revisión de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República en lo concerniente a la derogatoria de la sanción de inhabilitación, que de suceder, la haría entrar de inmediato al área de gobierno, en fin, lo que si no se puede hacer, es llamar a la abstención, ni menos, no concertar acuerdos o pactos, que se harían, bajo premisas de respeto, equidad y responsabilidad, entre las partes, pues toda Venezuela estará muy pendiente de que se cumplan con la palabra empeñada.

En definitiva, es la política un medio idóneo para zanjar de una buena vez, el conflicto de intereses que existe en el sector de la oposición aglutinada en la “plataforma unitaria”, a los efectos de robustecer la cohesión que ya debiera observarse a tres meses y medio de la elección presidencial, para evitar que nuevamente el voto ciudadano se disperse, entre los múltiples candidatos presidenciales inscritos, muchos de los cuales, alineados en otra plataforma de “oposición”, tampoco dan señales de querer encontrarse, para armar un solo bloque candidatural, sino que realizan unas apariciones públicas a sabiendas de sus bajos niveles de aceptación popular, en fin, frente a las actuales circunstancias, volvemos a reivindicar el valor de la política, como medio eficaz, para gestionar la solución de conflictos latentes, como el que vemos en la actualidad, sin visos, de que se aborde su pronta solución, pues no se demuestra voluntad a tal fin, percatándose o no, que de seguir con esas actitudes, los males de este país seguirán y el rechazo hacia ellos, será definitivo.

 

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