Neuro Villalobos: Todo el que respira, aspira

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Aunque uno crea tener buenas razones, debe estar dispuesto a escuchar la de los otros sin encerrarse a ultranza en las propias, por que lo contrario lleva a la tragedia o a la locura. Fernando Savater.

Dice la historia que los Atenienses honraron la llegada de Pompeyo a su ciudad con esta inscripción: “Tanto más Dios eres cuanto más hombre te reconoces.” . Con ello  querían recordarle que era un ser humano, mortal como todos.

En mi ciudad natal , Maracaibo, hace no tantos años oí esta frase inmortal::“Todo el que respira, aspira”, la cual, supongo se hallaba extendida en todo el país a juzgar por la cantidad de aspirantes a Presidentes, Gobernadores, Alcaldes, Diputados y a cuanta elección se haga. Eso no es malo, están en su derecho además, lo malo estriba en la falta de ética y de moral en su comportamiento al aceptar sobornos y coimas o enaltecer su ego, al aspirar  sabiendo que no se tiene ninguna posibilidad de ser un digno contrincante sino que su aspiración se crea y sustenta por considerarla una vía fácil de enriquecimiento, y por la manía, como ya dijera Epicuro, de hablar siempre y sobre toda clase de asuntos , que es una prueba de ignorancia y de mala educación y uno de los más grandes azotes del trato humano.

Aunque hay algunos que se creen ungidos o un mismísimo Dios, con sus ángeles, arcángeles y serafines que andan por la tierra predicando el verbo de su reelección, persiguiendo con su látigo a los satánicos y satánicas demócratas que por no entender su predestinación o no conocer su obra ni su pensamiento, pretenden crucificarlos.

No hay duda que la concentración de poderes ha dado lugar a que la gestión pública sea una de las empresas más rentables a nivel individual y de los grupos que mueven los hilos fundamentales en la toma decisiones tan importantes como la promoción de una candidatura.

Frente a esa realidad que ha logrado llamar nuestra atención, existe un gran número de venezolanos que no queremos una vuelta al pasado y que se ha operado en nosotros eso que los sociólogos y politólogos han denominado “desafección política”, la cual significa la pérdida de credibilidad en los partidos políticos como interlocutores válidos entre los ciudadanos y el Estado, hecho que no ha sido atendido suficientemente por la dirigencia política.

Esos mismos venezolanos, o con certeza una gran mayoría, tampoco están satisfechos con el desastroso presente lo que a su vez ha dado lugar al “desencanto político” debido a la crítica situación de inseguridad jurídica, patrimonial y personal, de desempleo, de vida cara, de incertidumbre y de hastío político que ha roto el lazo emocional que los ataba a los aspirantes a cualquier cargo.

Lo importante y a la vez terrible es que todos mayoritariamente sentimos que hemos perdido espacios de libertad, y peor aún, en amplios sectores se ha perdido la esperanza de una vida mejor. No obstante, en el fondo de su alma quisieran acompañar a un liderazgo  comprometido con las mejores causas como lo son la profundización, fortalecimiento y perfeccionamiento de la democracia, el acceso a una educación de calidad, y a mejorar la salud; a un trabajo digno y estable y a una seguridad que le garantice su vida, sus bienes, y fundamentalmente a tener una justicia que sea sencillamente justa.

Es decir, es un amplio sector de la sociedad que desea participar sin un dar un salto al vacío al ser guiados por aspirantes charlatanes, maulas, corruptos e ineficientes o dicho en palabras de Erich Fromm: no queremos confiar en nadie que nos salve, sino conocer bien el hecho de que las elecciones erróneas nos hacen incapaces de salvarnos.

nevillarin@gmail.com

 

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