El periodo en que Jonathan Heath (Ciudad de México, 1954) ha sido subgobernador del Banco de México, puesto que le otorga un voto dentro de la junta que decide la política monetaria, ha sido atípico. Nominado por el presidente Andrés Manuel López Obrador en enero de 2019, Heath ha enfrentado los choques inesperados por la pandemia de la covid-19, los cuales dispararon la inflación hasta tocar el 8% en la segunda economía de Latinoamérica.
Además, el Gobierno ha incrementado el salario mínimo en aproximadamente 20% cada año, presionando el costo de la vida. Otro canal está inflando el consumo: el incremento en los programas sociales, entre ellas pensiones a adultos mayores, jóvenes aprendices y padres de familia. “Definitivamente, estamos enfrentando un ambiente mucho más difícil” que otras Juntas de Gobierno, dice a EL PAÍS en entrevista en los días previos al arranque de la Convención Nacional Bancaria que se llevará a cabo en Acapulco el jueves 18 y viernes 19 de abril. El panorama mercantil global es mixto, agrega el especialista, y el tipo de cambio es más difícil de anticipar que nunca.
Pregunta. El registro más reciente de inflación la ubica en 4,4%, por encima del rango meta del banco central. ¿Cuál es su perspectiva?
Respuesta. Es más fácil bajar la inflación de 8,7% (nivel alcanzado durante la pandemia) a 4,4%, que de 4,4% a 3%. Estamos entrando en el terreno más difícil, en donde hay que perdurar más y tener paciencia, porque nos enfrentamos a un panorama difícil, a riesgos latentes y muchas dificultades por delante. La inflación, si bien ha bajado últimamente, ha estado mostrando señales de persistencia, de cómo que querer quedarse ahí y especialmente preocupan los precios de los servicios que no muestran todavía una tendencia a la baja. Esa es la parte que necesitamos observar para poder terminar nuestra tarea.
P. En su última reunión, todos menos uno de los miembros de la Junta de Gobierno del banco votó por recortar la tasa de interés referencia por primera vez en tres años. ¿Es este el inicio de un ciclo de recortes?
R. Aquí hay dos aspectos que mirar de la postura monetaria. Están quienes lo ven simplemente desde la tasa nominal y no quieren relajarla. Sin embargo, quienes lo miramos desde la tasa real ex ante (aquella que descuenta la expectativa de inflación), vemos que este recorte de 11,25% a 11% prácticamente deja la tasa dentro del rango que hemos estado observando durante el último año. Entonces, realmente no estamos disminuyendo la postura monetaria para que sea menos restrictiva, más bien la estamos manteniendo con este pequeño ajuste. Cuatro miembros votaron por no reducir la postura monetaria restrictiva, interpretándolo como la tasa real ex ante.
P. En los años en que has sido subgobernador, el banco ha navegado dos componentes inflacionarios atípicos para el país: los incrementos en el salario mínimo y en las ayudas sociales. ¿Ha sido más difícil la tarea del banco que en periodos anteriores?
R. Definitivamente estamos enfrentando un ambiente mucho más difícil, pero no es únicamente el problema de costos salariales y de una política fiscal expansiva, sino también una pandemia. Ninguna junta de gobierno había tenido la complicación de un brote inflacionario a raíz de una pandemia. Eso hace que no sea nada más un par de cosas, sino una gran cantidad de cosas que han estado explicando la inflación en estos últimos tres años. En el margen, las presiones que más preocupan son las que tú mencionas.
P. Antes de llegar al banco, era partidario del incremento al salario mínimo. Hace un par de años decía que se debía hacer, pero el momento no era el adecuado. ¿Qué opina ahora?
R. Mi opinión no ha cambiado. Hace cinco años el salario mínimo era ridículamente bajo, había gran espacio para irlo subiendo y qué bueno que así ha sido. Ahora, después de cinco años de aumentos en promedio alrededor del 20%, más algunos pequeños aumentos al final del sexenio anterior, empieza a ser un parámetro de referencia mucho más relevante, a jugar un papel importante en la economía. El problema es que la distancia entre el salario mínimo y los salarios medios se ha ido acortando. Ahora, un aumento en el salario mínimo adicional ya empieza a empujar el salario medio. Yo creo que ya tenemos un salario mínimo real respetable, ya no podemos hablar de que esté tan bajo. Creo que ya está mucho más alineado con lo que pudiera ser un salario mínimo de mercado. De aquí en adelante, simplemente hay que cuidarlo para que no vaya a bajar en términos reales.
P. ¿Qué podemos esperar los mexicanos de los mercados globales en lo que resta del año?
R. Tenemos un panorama mixto. Hay países que les está yendo muy bien y otros que no tanto. Tenemos, por ejemplo, el caso de Estados Unidos, que ha mostrado una fortaleza sorprendente. Los estímulos fiscales y monetarios que recibió en el año del primer año de la pandemia realmente fueron sin precedentes y todavía están ahí, de alguna forma u otra, detrás de una actuación de la economía americana muy resiliente, muy fortalecida. Su mercado laboral no muestra señales de empezar a disminuir su fortaleza. La posibilidad de una recesión o una desaceleración prácticamente lo hemos dejado atrás. Por otro lado, hay otras regiones a las que no les va tan bien. Europa muestra un escenario complejo porque está sintiendo los efectos de una guerra muy cercana. Otros países también están sufriendo los factores geopolíticos, algunos todavía tienen el problema de la inflación y no queda tan claro que los precios de las materias primas no vayan a volver a subir.
El entorno sigue siendo complicado y dentro de eso resalta el papel de México, que tiene una economía interna que mostró una resiliencia muy sorprendente el año pasado. El consumo de los hogares aumentó a buen ritmo y una sorpresa que nadie vio venir fue un incremento de casi el 20% en la inversión privada. Es un crecimiento que no habíamos visto en 20-25 años. La misma fortaleza de la economía mexicana ha sido uno de los factores que ha jugado un papel en la persistencia de la inflación. Si bien ha ido bajando, no con la rapidez que a nosotros nos hubiera gustado y en muy buena parte es por enfrentar esta actividad económica muy resiliente. Y en este año, con la política fiscal expansiva, que entiendo perfectamente bien por qué el gobierno federal lo está haciendo, complica mucho nuestro trabajo.
P. Se dice mucho que el diferencial de tasas entre México y EE UU es lo que ha impulsado la fuerte apreciación del peso contra el dólar. ¿Esto también complica el trabajo de la Junta de Gobierno? ¿La posibilidad de que al bajar la tasa de interés haya salida abrupta de capitales?
R. El mercado cambiario se ha vuelto mucho más complejo en los últimos años. Anteriormente, para poder analizarlo veíamos la balanza de pagos, si había un déficit en la cuenta corriente, cómo estaba el precio del petróleo porque éramos exportadores, la tenencia de extranjeros de la deuda pública, y con eso más o menos nos dábamos una idea de qué pavada. Pero ha habido cambios estructurales de los que creo que poca gente habla. Primeramente, dejamos de ser un país exportador neto de petróleo, por lo que el precio ya es irrelevante. Tenemos las remesas, que ahora representan 4% del Producto Interno Bruto (PIB), cuando antes no llegaba ni a la mitad de lo que es ahora. En la parte de inversión de portafolio, hace ocho años más o menos la tenencia de la deuda pública, poco más del 36% estaba en manos de extranjeros, pero ha ido disminuyendo a través del tiempo y en los últimos datos ya vemos esta tenencia no llega ni al 14%. Esto fue así incluso en el periodo de julio del 2022 a agosto del 2023, cuando más se apreció el tipo de cambio. En ese momento no solo no hubo una entrada masiva de inversión, sino que hubo una salida de capital.
Por lo tanto, ya no queda tan claro que este tipo de inversión sea lo que más está determinando el tipo de cambio. Hay que tomar en cuenta que poco más del 80% de todas las transacciones del peso mexicano ocurren fuera del país. Tenemos muchas cosas que están determinando el tipo de cambio que ocurren en otra parte del mundo. Tampoco voy a ser ingenuo y decir que no importa, obviamente importa, pero ya no a través de los mecanismos tradicionales de antaño. Ahora son contratos de derivados, de opciones, de coberturas, que se realizan en otras partes del mundo que utilizan el peso como un vehículo de cobertura. Esa demanda del peso no tiene nada que ver necesariamente con la fortaleza de la economía mexicana o con el quehacer de la economía. Entonces, no queda tan claro que, si nosotros bajamos la tasa, que pudiera verse afectada la demanda de pesos a nivel mundial. Hoy en día es mucho más difícil tratar de anticipar la trayectoria del tipo de cambio de lo que fue en cualquier otro momento de nuestra historia.
P. La Convención Bancaria se acerca, ¿cómo llega el sistema financiero mexicano?
R. Tenemos un sistema bancario muy fortalecido, bien capitalizado y mucho mejor regulado. Nuestra estabilidad es realmente impresionante. Resistimos la prueba, quizás más difícil, que fue la de la crisis bancaria del 2009, luego resistimos una segunda prueba muy importante que fue la pandemia. En este último año, que hemos visto una postura monetaria restrictiva, vemos un sistema bancario que no ha padecido el efecto de las altas tasas, y lo vemos, por ejemplo, en el crédito personal, el crédito al consumo, a empresas que siguen creciendo. Los índices de morosidad tampoco han subido por encima de la tendencia de los últimos años. Uno pensaría que con tasas más elevadas habría un incremento en la morosidad, pero no se ha observado. Entonces, yo creo que el sistema bancario llega fortalecido en muy buenas condiciones a pesar de la postura monetaria restrictiva que hemos mantenido en el último año.
El País de España