Raúl Ochoa Cuenca: Prohibido olvidar los errores, prohibido volver a cometerlos

Compartir

 

El secuestro y casi inmediatamente después el asesinato del teniente en situación de retiro Ronald Ojeda, nos ha dejado ver la crisis que atraviesa Venezuela, iniciada entre bombos y platillos en el diciembre del 1998. Hugo Rafael Chávez Frías, con el concurso de varios exponentes de la llamada oligarquía criolla, se convirtió en el Presidente de la Republica. Como todos sabemos, esa victoria fue la derrota de toda la nación. Proceso que ha llegado a situaciones inimaginables ya algunos años antes del día de hoy. Ha sido un proceso de destrucción contra reloj. Mientras más nos acercaremos a nivel O de país, pareciera que la satisfacción del sadismo aumenta.

Obviamente esta decisión de las personas que controlan, todas y cada una de las manifestaciones de la sociedad venezolana, ha conllevado a situaciones no solo de conflicto, sino de violencia. Si, situaciones de violencia generadas por los ocupantes de los diferentes estratos del poder en Venezuela, me refiero a las necesarias respuestas a los actos u omisiones de los servidores públicos de cualquier nivel de gobierno que discriminen o tengan como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce y ejercicio de los derechos humanos, así como su acceso al disfrute de políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar, ha traído como lógica consecuencia que ciudadanos de cualquier nivel y posición han, pero comprometidos con la patria que con el pasar de los años, tratado de, a motus propio remediar esta grotesca anormalidad.

Al no tener respuestas dentro de las normas contemporáneas de la civilidad, una buena parte de nuestra población decidió abandonar el país, todos bajo el concepto de desplazados. Organismos internacionales que siguen de cerca este fenómeno contemporáneo, calculan un desplazamiento de cerca de 8 millones de ciudadanos venezolanos, no debido a situaciones de guerras civiles, ni tampoco motivados por fenómenos de la naturaleza, han simplemente escapado de nuestra nación (Venezuela) que no era, y menos actualmente lo es, capaz de crear las condiciones para satisfacer, por lo menos el primer derecho del ser humano: mitigar el hambre.

Si, obviamente toda acción o inacción por parte del responsable conlleva una respuesta, la mayoría del pueblo venezolano, el que se acostumbró hasta los años 2010 a vivir dentro de criterios respetuosos de sus derechos, con las imperfecciones que arrastraba esa tan criticada Venezuela, la cual la podemos dividir en tres grandes periodos: la Venezuela Agropecuaria desde 1830 hasta 1936, la Venezuela petrolera preindustrial desde 1936 hasta 1958 y la petrolera moderna desde ese año hasta nuestros días.

En 1936 el 62.4 % de la población era analfabeta. A partir del año 1958 esto cambió totalmente. A esa que, peyorativamente y con malsanos e inconfesables intereses aún la llaman la cuarta república, transformó el 44 % de analfabetos del 1958 en el año 2000 en un 3.2 % creando las bases para que en el 2005 la Unesco declarara a Venezuela territorio libre de analfabetismo.

Los apreciados lectores se preguntaran ¿ que relación tiene el secuestro y posterior, casi inmediato asesinato del teniente Ojeda con esto que están leyendo?. Pues simplemente que este venezolano pretendió con su acción responder a esa necesidad del pueblo de Venezuela, como es la de recuperar la nación de las manos de unos lacayos insolentes y traidores y retornarla a las manos de aquellos venezolanos capaces y de buena intención.

El Teniente Ronald Ojeda fue asesinado como miles de sus compatriotas de la cuarta y de la quinta también y ellos seguramente desde el sepulcro no podrán entender por los siglos y los siglos como existieron tantos ¿Ilusos creyendo que al monstruo de Sabaneta lo convertirían en un vulgar títere?  Aupando, colaborando con él, poniendo a su disposición ingentes recursos, amén de importantes medios de comunicación. Pero ese zambo con una verborrea que se asemejaba a un río salido de su cauce en pleno invierno, nunca escondió realmente quién era. Y me pregunto, por ejemplo ¿Es que el ministro Ochoa Antich no sabía que Chávez los domingos se disfrazaba de venezolano pelabola y caminaba enarbolando la bandera del PRV por los cerros de la Gran Caracas?

Creo que en estos días, cruciales para la patria, donde una gran venezolana, reflejo de su pueblo, se está batiendo cuerpo a cuerpo, por la posibilidad de crear una alternativa real y verdadera a este desastre en que se encuentra Venezuela. Es un buen momento para recordar que está prohibido olvidar, asi como volver a cometer los mismos errores. Creo en este análisis importante mencionar un hecho de gran significancia como fue el respaldo a Hugo Chávez Frías principal responsable del caos venezolano, de grupos fundamentales de la sociedad venezolana. Me refiero específicamente a aquellos grupos pertenecientes a la sociedad venezolana, especialmente del valle de Caracas, dueños estos de importantes, por sus magnitudes medios de producción y en general administradores del sector financiero del país.

Así, hoy veo ante el drama, del cual servicios de inteligencia de países occidentales, incluyendo los vecinos temen un estallido social, de los llamados procesos de implosión, me parece conveniente el recordar que está prohibido olvidar. Por eso reconozco que es con disgusto cuando, porque asi fue, recuerdo a una irresponsable clase social pudiente y además muy culta y académicamente bien formada, que a mitad de los años 90 se le arrodilló a un militar reprobado en el Curso de Estado Mayor y no ceso de preguntarme cuando hago el repaso obligatorio del pasado inmediato de mi patria, es que estos grupos económicos ¿no estaban contentos con todo lo que la democracia les había dado ? No, aparentemente no estaban satisfechos, querían más y más, apoyando con todos sus recursos a un execrable tipejo, quien con su por ahora, había cautivado a más de un inocente.

Puedo aceptar a aquel venezolano que se identificaba con la novela de por estas calles, pero no puedo entender a esos elementos, la mayoría de ellos con sólidos estudios en las mejores universidades del mundo y con experiencias profesionales en grandes corporaciones multinacionales.

¿Es que acaso, el intento de magnicidio del Presidente Perez  (Ese fue de verdad, no como los actuales que solo estan en las mentes diabólicas de la (Dirección general de contrainteligencia militar) o los disparos a discreción de los aspirantes a asesinos en la Casona, con Doña Blanca y Carolina, la hija invidente del Presidente Pérez tendidas en el suelo por que las balas de Rodríguez Torres les pasaban a centímetros de sus cabezas?  ¿O es que la oligarquía criolla lo consideró como un errorcito de juventud de ese malévolo grupo de traidores?

El primer acto de esta comedia  (pero con libreto real, así como los autores, igualmente que son de verdad verdadera, ocurrió, donde el protagonista principal nunca escondió sus simpatías, por lo contrario de aquellos que sí estaban obligados a defender con sus recursos lo contrario que en ese momento representaba el golpista, cosa que los personajes de aquellos grupos de poder no hicieron, al convertirse en adulantes de aquel monstruo disfrazado de preocupado ciudadano, cuando aquella noche del 13 de diciembre del 1994, el avión de Avensa de la familia Boulton aterrizó en el Aeropuerto Internacional José Martí de la Habana y Hugo Rafael descubrió que al pie de la escalerilla lo esperaba el propio Fidel Castro Ruz.

Hugo Rafael Chávez cargado de emoción, nos narró, casi con lágrimas en los ojos, que se asomó en la puerta del avión y vio a quien él llamaba el Caballo allí parado,  les confieso, nos dice,  todo emocionado, que ahí me entró un fríito, cuando veo a Fidel parado en la puerta, al pie de la escalerilla. Yo cargaba un maletincito, regalo de un nuevo amigo de esos con apellido alemán y lo puse en el suelo, para darle el abrazo.

Luego estuvimos hasta las dos de la mañana… tres de la mañana… y yo sentía la mirada del águila, haciendo preguntas, tomaba nota, y realmente lo que estaba ocurriendo, era que me estaba evaluando, me estaba pesando. (Y a él, al admirado comandante le resultaste un peso pluma, el problema fue para ese pobre e inocente pueblo venezolano acompañado de los nuevos camaradas de Hugo Rafael, los muchachos del Country, aquellos con apellidos ingleses y otros alemanes que le resultase pesado, extremadamente pesado, tan es así que todavía, ahora con nostalgia se acuerdan del merengue de Wilfrido Vargas, aquel que decía, que el amante hasta el queso se comió.

Las autoridades venezolanas arrestaron a Ojeda Moreno en abril de 2017 junto con otros tres militares por su presunta implicación en actos con “fines conspirativos y planificación de acciones terroristas”. Los cuatro fueron salvajemente torturados e imputados por los delitos de rebelión, instigación a la rebelión, motín y traición a la patria.

El teniente Ojeda se les escapó de Ramo Verde y se fue para Chile. El teniente Ojeda se les escapó de la trampa que le tendieron en la frontera con Colombia en enero de este año el día que detuvieron al capitán Heredia. Al teniente Ronald Ojeda había que ajusticiarlo. Este es uno de los miles de asesinados, unos por las armas y otros por el hambre o la desnutrición, consecuencia de las debilidades de una nación que no supo o no quiso enfrentar en su debido momento esa parte de la historia con la responsabilidad necesaria.

Prohibido olvidar los errores, prohibido volver a cometerlos.

Fidel y Chávez, su primer abrazo.

Anfi del Mar, el 14 de abril del año 2024.

 

Traducción »