Mucha gente no repara en la complejidad y vertiginosidad de la vida social; les resulta obvio. Decía John Lennon que, el espectáculo más hermoso del mundo era el amanecer, y la mayoría de las personas lo perdían.
Hay políticos que parecieran haberse perdido el suceder contemporáneo de las últimas décadas. Pretenden seguir tomando decisiones, imaginando que gozan del favor y la credibilidad de la sociedad.
Parece haber ocurrido con el tema de la Unidad. Los hechos, reuniones, declaraciones de medios, comentarios de redes, nos hablan de un liderazgo que permanece impávido, un carro en neutro, alguien que pareciera haberse saltado el proceso social, cultural y político, mundial y, específicamente, venezolano; incluso de los años más recientes.
Pareciera que no han reparado en el caudal de información, aún con toda la desinformación ycontrainformación, que impacta a ciudadanos de cualquier condición económica o social, colocando en sus manos la información necesaria para asumir una decisión, o contribuir a crearse un criterio, sobre cualquier asunto político o de naturaleza diversa.
Se ha extinguido el monopolio de la información y las decisiones, que asumían las cúpulas; éstas no digamos que podridas, pero si desactualizadas de los cambios políticos, culturales y civilizacionales contemporáneos.
Y es que ese es el drama de estar atrapado en un pragmatismo que va de “rueda de prensa, visita casa por casa, mercadito, jornada odontológica y desayuno con profesionales”, que se cumple como un ritual automático, cotidiano y empobrecedor, sin reparar en los cambios políticos y culturales profundos que exige nuevas visiones y respuestas, actores y liderazgos políticos naturales y compromiso ético; nuevos estudios y comprensiones que, la cultura pragmática y simplemente electoralista, no puede abordar ni comprender; no por falta de inteligencia, sino porque es recortada, limitada.
No es posible abordar el tema de la Unidad, sin valorar el impacto político y cultural que produjo MCM, al introducir el elemento de la soberanía popular expresa en su designación como candidata presidencial. Tampoco puede obviarse, como si no hubiese ocurrido, la experiencia vivida por los venezolanos, durante un cuarto de siglo, observando y sufriendo las decisiones de líderes y partidos políticos que fungían de oposición.
El nuevo paradigma de unidad debe caracterizarse por:
-Nuevos actores, la Ciudadanía presente en comunidades, sindicatos, gremios profesionales, partidos políticos, pequeñas y medianas empresas, gente de la Cultura, Universidades. Sustituye el viejo frentismo electoral de siglas de los partidos políticos.
-Centrada en una idea política: El cambio del modelo destructivo y empobrecedor, y no un simple acuerdo electoral, burocrático.
-Una candidatura que exprese la decisión soberana, tomada en las primarias, representada en la candidatura de MCM; o alguien que exprese nítidamente su representación.
Hay que estar claro en que este nuevo paradigma de Unidad no es de fácil digestión por parte de la vieja cultura política; es difícil y comprensible: No se le puede pedir peras al olmo.