Ezequiel Querales Viloria: Los fantasmas de Odebrecht

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Cuando hay corrupción no hay justicia ni equidad, hay impunidad. Para que nuestra sociedad funcione armónicamente debemos denunciar. La denuncia es la herramienta más efectiva que tenemos los ciudadanos para hacer valer nuestros derechos ante un acto de corrupción.

Mensaje  ejemplarizante, retador, que lanza a los cuatro vientos, Amnistía Internacional, capítulo Venezuela, organización que se ha dado a la tarea de rastrear, perseguir, denunciar y combatir la corrupción en el mundo, a riesgo de su loable labor civilizadora y humanizante.

Oportuno, que el clan gobernante de Venezuela, haya puesto en la palestra, el escabroso y huidizo tema de la corrupción.

No deja de ser interesante, ese “dudoso despertar”, por combatirla y erradicarla, a propósito de la aprehensión del ex superministro Taret El Aissami,  presunto responsable del cuantioso  desfalco en la trama PDVSA-Cripto, junto a un séquito de cómplices, entre quienes figuran, Samarck López y Simón Zerpa. Aunque la lista es mucho más extensa.

Sorprende, que  hasta se hable de someter a cadena perpetua, a los encumbrados responsables del cáncer de la corrupción, tal como ocurre en los países más desarrollados del mundo, donde sí se toma muy en serio, la erradicación de este grave problema social.

No dudamos, que sea todo un aparataje bien urdido por la inteligencia cubana, a propósito del festín electoral que se avecina, en un esfuerzo desesperado del régimen, por sacudirse, las incontables inmundicias, trampas, y corruptelas, que lo adornan, desde su llegada al poder hace 25 años.

Una estrategia bien calculada, para ver, si al menos, hacen despertar, el furor de los fantasmas “babalaos”, que tanto les glorificaron con votos, en el pasado.

De lo que si tenemos certeza, es que vuelven a rondar los sombríos cielos de la corrupción venezolana, los fantasmas de Odebrecht, revoloteando, tras el inmenso daño patrimonial, de más de $30.000 millones, conforme a los registros de Amnistía Venezuela, y de la ex Fiscal, Luisa Ortega Díaz.

A propósito de la escandalosa toma de la embajada de México en Ecuador, cuyo detonante, fue nada menos, que el ex presidente “chavista”, Jorge Glas. Corrijo, correista, vinculado a esa nueva izquierda que algunos analistas insisten en llamar chavistas del Alba, de Puebla, o del foro de Sao Paulo, condenado por recibir $13.5 millones en sobornos de Odebrecht, vuelven a rondar nuestros cielos, las almas en pena, de la seductora Lava Jato, (lavanderías), clamando conjurar, sus amargas y dolorosas penitencias.

Jorge Glas, es el reo convicto y confeso, de la justicia ecuatoriana, al que el presidente izquierdista López Obrador, alegremente, declaró “perseguido político”, tras refugiarse en la embajada de México, en Quito. Sin duda, el detonante de la tormenta diplomática, entre los dos países, que dio vuelta al mundo.

El meollo de la cuestión ahora, es que los fatídicos sobornos de Odebrecht, causantes de la segunda mayor trama de sobornos de corrupción de Venezuela en el mundo, después de Brasil, pusieron “a rodar las cabezas”, de una decena de presidentes y altos dignatarios de la región, y en este país, “ni coquito”.

Solo en Perú, la seductora Odebrecht, permeó cuatro figuras presidenciales: Alejandro Toledo, quien es prófugo de la justicia desde 2017; Ollant Humala, Pedro Pblo Kuczynski, y Alan García, quien se suicidó minutos antes de que lo apresaran.

En la vecina Ecuador, la lista de condenados la encabeza, el ya mencionado ex vicepresidente Jorge Glas Espinel, el ex contralor Carlos Pólit Faggioni, el ex ministro de Electricidad, Ramiro Carrillo y el ex gerente del Agua,  Carlos Villamarín.

Mientras en Venezuela, ni siquiera “un chinito de Recadi,  preso hay”. Es el decir popular, al asociarlo, a la impune corrupción que imperaba en el Régimen de Cambio Diferencial, de la República Civil. Una de las razones esgrimidas por los jefes del 4F, para atentar contra la legítima democracia de entonces.

La huella imborrable de la segunda mayor corrupción del mundo, quedó plasmada para la posteridad, en las obras inconclusas de Cabletren Bolivariano, Central Hidroeléctrica Tocoma, Línea 2 del Metro de Los Teques, Línea 5 del Metro de Caracas, MetroCable La Dolorita, MetroCable Mariche, Metro de Guarenas-Guatire, el Proyecto Agrario Integral Socialista José Inácio de Abreu e Lima, atesorados “Lava Jatos” de Odebrecht, Hechos en Revolución.

Y como los delitos de corrupción, no prescriben, aquí hay kilómetros de “tela que cortar”, para acabar con la corrupción, y echar de raíz, los fantasmas del Lava Jato brasilero, sembrados por Odebrecht, en suelo venezolano. Lo demás, solo serían cantos de sirenas.

Con información de BBC Mundo – El Universo – Amnistía Venezuela – ezzevil 34@

 

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