Al atardecer de este lunes 22 de abril, el pueblo judío comenzó a celebrar la festividad de Pesaj (Pascua), conocida como la fiesta de la libertad, pues recordamos la epopéyica salida de los judíos de Egipto, hace más o menos 3.300 años. Así, el pueblo judío reivindica su pasado, trayendo esa experiencia al presente y a cada generación. La vivencia de haber sido esclavos, dando importancia a nuestro origen humilde, enfatiza el significado de la libertad, que debemos valorarla, hacer buen uso de la misma, protegerla y volverla a ganar.
Pesaj tiene una trascendencia fundacional para el judaísmo, pues explica lo que fuimos, esclavos y lo que somos: libres. La manera en que conmemoramos esta fiesta es con una cena llamada Seder que significa orden, cargada de sucesivos simbolismos en la liturgia, en el que participan todos los asistentes y transmite elementos e ideas primordiales para el judaísmo. Lo repetimos año tras año, para que nuestros hijos aprendan y para que nosotros tengamos consciencia del deber que sentimos ante la inmensidad de la libertad, la cual nunca será absoluta, conlleva límites dados por el libre albedrío y la responsabilidad.
En este Pesaj, mucho más que en los anteriores, revivimos lo que dice un libro llamado Hagadá, una especie de manual, y allí está el orden del ritual a seguir en el Seder: los rezos, las canciones y los pasos. La Hagadá nos advierte que en cada generación debemos combatir a los que nos quieren eliminar. Hace poco, Israel sufrió una masacre no vista desde el Holocausto, perpetrada por el grupo terrorista, yihadista y genocida Hamas, que contó con el apoyo de Irán y de un grupo homólogo, Hezbollah. Relacionado a esta tragedia, el pueblo judío está enfrentando el feroz incremento del antisemitismo, proveniente de sectores menos esperados, como las universidades.
También en el presente, al igual que Moisés le exigió al faraón: “deja salir a mi pueblo”, tenemos la obligación de hacer todo lo posible para que los terroristas de Hamas devuelvan a nuestros hermanos secuestrados aquel fatídico 7 de octubre y que llevan más de seis meses sufriendo un brutal cautiverio.
En esta festividad en la que celebramos una serie de milagros que contribuyeron a la liberación del pueblo judío, pedimos por nuevos milagros.
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