Gloria Cuenca: Reconocimiento y autoestima para demócratas

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No fue fácil este 19 de abril del 2024. Pareciera que desde el Altísimo hubo una conjunción para que todo ocurriera ese mismo día: el de nuestro primer grito de Libertad, en 1810. Una tensa calma se apoderó de los demócratas venezolanos. Empática- como soy- pensé en la decisión que debía tomar, María Corina Machado, nuestra extraordinaria líder. ¿Cómo se sentiría ante la posibilidad de dar uno de los pasos más insólitos que se conozcan en la política venezolana? Emocionada, recordé su gran trayectoria. Además de una lección política, MCM ha dado una lección de gran ciudadanía. Demostró con sus palabras y su acción: es una líder consciente, políticamente muy correcta y su prioridad, como lo ha dicho, “es el pueblo, su gente, el país”. Me gustaría, oír de los que hablaron tantas pistoladas, (perdón por el coloquialismo) la acusaron de divisionista, soberbia, y demás epítetos, tuviesen la hidalguía y honorabilidad de reconocer la gallardía de una líder:  con el 80% de apoyo en el país, ha renunciado en dos oportunidades en favor de la democracia, la libertad y el cambio. Si, nuestra líder practicó y llevó a la acción, lo que Karl Deusch señala,” la política: la ciencia de lo posible”. En efecto se “quedaron con los crespos hechos” los que nunca reconocen lo que se hace en pro del país, aquellos que proyectan sus iniquidades. Sin duda, enfrentamos a una caterva de entes de las más variadas especies. (No quiero perder espacio hablando de ellos)

Reconozco al Gobernador Manuel Rosales, quien demostró con su acción unitaria, que también tiene a la Patria por encima de cualquier otro interés o aspecto. Gracias a él, por haber evitado la ruptura de la unidad y aceptar la postulación del Dr. Edmundo González Urrutia. A quien se debe dar un apoyo total, frente a las arbitrariedades del régimen. Hoy, 20 de abril, cuando escribo, se siente un ambiente más sereno y calmo que, el del día de ayer. Imagino que hubo gente del régimen, que mientras nosotros, por fin dormíamos en paz y serenamente, ellos se comían las uñas, sufriendo insomnio, porque nunca imaginaron que se encontraría un “Mundo” que los enfrentara, con seriedad y firmeza; además del apoyo de todos los demócratas en unidad.

No conozco al Candidato de la Unidad Democrática Venezolana, sin embargo, recibo por diversas fuentes, su currículo, excelente; sus actuaciones, ponderadas y equilibradas. Nacido en el Estado Aragua, en la ciudad de La Victoria hace 73 años. Diplomático de carrera. Con todas las características para hacer una transición democrática adecuada, con serenidad, justicia y ponderación. Dice alguien que lo conoce bien: “estamos en buenas manos”. Amén, Amén y Amén.

Después de rendir homenaje a los personajes que son hoy protagonistas principales de este comienzo del regreso a la democracia venezolana, quiero hacer, una breve reflexión, sobre un tema que me preocupa: la autoestima. Hace muchos años, un gran psicólogo el Dr. Manuel Barroso, escribió un libro importantísimo, para nosotros, venezolanos: “Auto estima, ecología o desastre”. El Dr. Barroso, mi terapeuta por años, señalaba, antes de la publicación del libro: “el gran problema del venezolano, su “baja autoestima”. Consideró qué, por esa baja autoestima se descalificaba, constantemente; y a su vez, descalificaba todo. (Quién descalifica, es porque a su vez, se descalifica) Otros estudios sobre la psicología del venezolano, señalan que una sociedad matriarcal, la nuestra lo es; origina en los hombres un seguimiento, no consciente de las figuras autoritarias varoniles. De allí la pasión por los caudillos: el padre ausente. Observemos la historia. Pocas veces se puede recordar, en la presidencia de la República a una persona con más baja autoestima que el difunto presidente. (Su historia personal, bastante triste) Recurría a una fórmula; a veces, en lugar de descalificar humillando, lo hacia, por grandiosidad. Creando así en su entorno, un verdadero batiburrillo. Descalificaba a diestra y siniestra. No importaba la trascendencia de lo que se discutía o se observaba, siempre tenía una burla, una descalificación o una grosería, para sentirse mejor. “Cómo lo malo es lo que se pega”, (mi sabia suegra, dixit) hoy observamos en la interacción cotidiana, vulgaridad y una muy indigna, manera de comunicarse entre nuestros compatriotas. La mala educación campea: jóvenes, viejos, hombres y mujeres, todos se jactan de hablar así. Es lamentable y vergonzoso. Nunca debe olvidarse: “El lenguaje es el mundo”. Lo que significa: lo que expresas, lo que comunicas está dentro de ti, es tu mundo. Una de las primeras tareas del nuevo gobierno es actuar con  una nueva manera de hablar y comunicarse. Por mi parte, contribuyo desde ya: trinos, mensajes, memos y otros escritos con vulgaridades y de manera incorrecta los borraré de inmediato. Nada de reenviar groserías, vulgaridades e improperios por la vía de las redes sociales. Sin duda, todo empieza con la misma convicción y actitud. ¡Basta del lenguaje insolente! ¡Por favor! los contrarios, los adversarios, son humanos. (Aun cuando ellos mismos, no se den cuenta) No los copiemos. Se trata de una hermosa manera de distinguirnos de aquellos que han pisoteado la patria, el lenguaje, la ética y la comunicación por 25 años. ¡Dios nos ampare y bendiga a todos!

 

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