A ti te parece que el deber de nosotros es la expatriación, y yo opino lo contrario. Creo que nuestro deber está en quedarnos aquí, para sufrir con todo el corazón la parte que nos corresponde en el dolor de la Patria, para desaparecer con ella, si ella perece; para tener la satisfacción de decir más tarde, si ella se salva y prospera: yo tengo derecho a este bienestar porque lo compré con mi dolor. Don Rómulo Gallegos Reinaldo Solar.
Transcurre el I semestre de este convulso año electoral, con una fecha marcada para dicho evento, el 28 de julio del 2024, en medio de las inhabilitaciones, leyes de odio, furia y contra el fascismo.
Una parte de la oposición que representa el frente amplio, decidió por unanimidad y bajo el apoyo de la candidata aclamada por la voluntad civil, brindar el apoyo al diplomático Edmundo González Urrutia, en un tenso entorno de levantamiento de licencias por parte de Estados Unidos y la connatural ventaja, que ello supone, para la narrativa de la posverdad del régimen de Nicolas Maduro.
Bajo ese entorno la crisis económica subyace como una punzada latente y perenne, un dolor ciego que obliga al hambre, condena a la miseria, destruye el ingreso y cobra vidas humanas.
Los servicios públicos son un caos, cada vez más acentuado por esta pésima administración y de nuevo las brechas cambiarias se ubican en 9.08%, abriendo la boca del cocodrilo entre el tipo de cambio oficial y su contraparte paralelo.
El régimen permite el desplazamiento cambiario, las fallas de base en liquidez siguen siendo insoslayables, el 22 de marzo la liquidez aumentó en 9,12% y para abril se ubicó en 4,61. Supone esta conducta una administración cambiaria desde el caos. El precio del dólar paralelo es de 40 Bs por dólar, lo cual pulveriza el salario, que cumple dos años sin aumentarse, además de significar una draconiana política de contracción de gasto público basada en la miseria del sector de la administración gubernamental.
El reto sigue siendo la economía, la tarea inconclusa ofrece la razón a la tesis de Ludwig Von Mises: “El socialismo es incompatible con el cálculo económico” y justo eso esta pasando en la economía venezolana. Además de la dolorosa crisis económica hay que sumar la corrupción sin paliativos que caracteriza a este régimen sin moral y connaturalmente cleptócrata.
La suma de lo mal habido asciende a 700.000.000.000 millones de dólares, más de diez veces el PIB nacional. La justificación para tal acto de gigantomaquia a lo Rabelais, en materia de corrupción, es la candidez del Nicolás Maduro, el abuso de confianza de los camaradas. Tales afirmaciones se escapan del cerco de los dientes del furioso médico Jorge Rodríguez.
¿Cómo sostener tal felonía, tanta burla? La respuesta a esta pregunta subyace en la más absoluta carencia de patrones morales, esto que nos gobierna no es una revolución, sino una kakistocracia feroz.
Finalmente ahora pretenden copiar los modelos de la China autoritaria y de la hórrida Norcorea, gobernada por una dinastía inmisericorde. La pretensión de aplicar el modelo educativo de Shanghái no sustenta en la competitividad de la educación superior, sino en la demolición de cualquier vestigio de autonomía y libertad en el pensamiento.
Entre tanto, la crisis sigue pasando factura en vidas, en diáspora y en dolor. Espero en Dios tengamos la capacidad de entender la ingente necesidad de sufragar por la única opción de cambio, cifrada en el diplomático Edmundo González Urrutia. Esa opción es la salida para evitar otros seis años más de oscuridad, que este agotado, desangrado y vapuleado pueblo no aguantaría jamás.