Existe un espíritu en ella que la hace avasallante. Recorre al país con una fuerza telúrica que viene despertando a una población que ha vuelto a tener esperanza. Una mujer que se abraza con la gente con la misma razón con la cual acompaña sus múltiples sueños y anhelos. En una demostración de profundo amor se yergue sobre las dificultades hasta hacer añicos los obstáculos. Desde el poder la estudiaron mal. Al principio creyeron que las grandes mayorías pobres no la aceptarían, que solo las elites económicas y políticas la asumirían, no comprendieron que su mensaje es precisamente la reivindicación genuina de los olvidados. Buscaron la manera de hacerla caer en sus señuelos y ella inteligentemente burló cada trampa. En sus análisis sostenían que las primarias fracasarían estrepitosamente. Atizaron algunos demonios internos que terminaron rebasados por el voto ciudadano. La jornada del 22 de octubre fue una inmensa fiesta libertaria convertida en millones de voluntades que, desafiando cualquier tipo de adversidades, logró darle una verdadera felpa al gobierno. De las manos del ciudadano surgió el mandato que hizo de María Corina Machado la abanderada del mayor apoyo popular que se conozca. Ese momento cumbre selló el compromiso de una mujer con su tierra y de una nación para quien es su corazón, ilusión y sentimientos. Como no podían comprarla al saber que en sus genes no existe genealogía alacrán, tal como si subyace en los candidatos que inscribió Nicolás Maduro, para disfrazarlos de opositores. Fueron atacando a sus más cercanos colaboradores para tratar de intimidarla, querían verla acorralada con el deseo de impedir que prosiguiera sus recorridos a lo largo y ancho de Venezuela. No lo pudieron lograr; por el contrario, incrementó su esfuerzo. En una jugada maestra, María Corina Machado, fue hasta el TSJ a conocer su situación. La tiranía quedó descolocada, viéndose en la imperiosa necesidad de tener que actuar de manera alevosa. Lograron inhabilitarla como la respuesta cobarde de un gobierno retrógrado y antidemocrático. Ella no se amilanó, tampoco se retiró a su casa a rumiar frustración. Con el ímpetu que la caracteriza, siguió recorriendo a Venezuela para sentir cómo cada región se desbordaba detrás del mayor tsunami político visto en la nación. Se convirtió en la voz de millones. Es la esperanza que por décadas buscaba la gente al interpretar como nadie sus desvelos. El venezolano sintió que solo con ella podrían regresar sus hijos. Que garantiza un cambio absoluto al saberse que es una persona confiable. Su coherencia y principios son el soporte en donde descansa la credibilidad que tiene. Jamás se rindió o vendió a la dictadura. Su vida pública y privada es intachable. Para entender el fenómeno de María Corina Machado tenemos que comenzar por decir que es alguien que predica con el ejemplo. Que trasmite un alto grado de fiabilidad. La gente la percibe como una líder que no engaña como otros. Que en medio de tanta falsedad ella escapa de esa maligna estadística.
Ahora trabaja incansablemente para llevar a Miraflores a Edmundo González Urrutia. Es una ardua tarea que viene brindando frutos altamente positivos. Se han encontrado el liderazgo de María Corina Machado con la gran capacidad y ecuanimidad para lograr respaldos del abanderado democrático. Esa es una llave que traerá grandes beneficios a la nación. Ambos tienen en común la lealtad y el compromiso con Venezuela. Ya era hora de poder conseguirnos con personalidades que honren la palabra. Se viene gestando un gran cambio político que hará presidente a Edmundo González Urrutia. Nos toca luchar junto a ellos.
@alecambero