En Venezuela se están produciendo señales interesantes de estabilización económica, las cuales son opacadas por la ruda narrativa política en desarrollo. No es aquel debate en redes sociales llamado “Venezuela no se arregló”, fundamentado en temáticas de influenciadores y en torno a algunos establecimientos comerciales de determinadas urbanizaciones. No. Son datos que están mostrando los primeros brotes verdes y que debido al nublado debate político, solamente algunos enfocados están viendo.
Hay que comenzar por la estabilidad que está mostrando el bolívar frente al dólar. En lo que va del año 2024 (YTD), el bolívar se devaluó apenas 1,89%, dejando atrás aquellas épocas en que se producían devaluaciones enormes mensualmente, produciendo hiperinflación. En los últimos seis meses, la devaluación es de 3,50%. En el último año, el bolívar cayó frente al dólar, 44,43%.
La inflación anualizada, reportada hasta marzo de 2024, es de 67,8%, frente a 436,3% en el último año. Así que hay una desaceleración del alza de precios. Venezuela salió de la hiperinflación, a pesar de las enormes dificultades que todavía hay para muchos ciudadanos.
El shock
En medio de los enfrentamientos políticos y en un contexto en que se aplicaron sanciones petroleras por parte de Estados Unidos, resulta paradójico que, desde 2019, la estabilización de ambos indicadores se está produciendo.
Pero hay razones que explican el asunto. Desde que en 2018 se permitió el uso de divisas como medio de pago y a partir de 2019 se flexibilizaron los precios de bienes y servicios, en la macroeconomía comenzó el efecto. También se aplicaron medidas como el incremento del encaje bancario en casi su totalidad y la aplicación de tasas de interés indexadas a los porcentajes según la fluctuación del precio del dólar. Hubo una etapa en que los aranceles de importación eran cero, para permitir el reabastecimiento del país.
Aquellas medidas se aplicaron con una reforma monetaria, la última que eliminó cinco ceros al bolívar. Son similares a medidas de shock que se publicitan en otros países y en otras épocas, que son aplaudidas por factores políticos de visión derechista.
La reforma
Hay que tomar en cuenta que la reforma que se desarrolla en Venezuela, se hace en el marco de una confrontación política con implicaciones internacionales, dadas las sanciones petroleras. Teniendo presente que el petróleo es el principal rubro de exportación de Venezuela.
En todo ese proceso participa un sector clave en el país: los empresarios. Los que lograron mantenerse en pie y que siguen apostando por Venezuela. Pero también las compañías petroleras extranjeras que operan en el país y aportan divisas al sector bancario. Es importante señalar también que la diáspora, debido a la crisis económica, envía remesas a los familiares y que ese ingreso ayuda a estabilizar al bolívar.
Otro punto a tener presente, es que las restricciones, con el encaje legal en los bancos, hicieron caer el crédito, lo que se tradujo en una caída de la demanda. Venezuela experimentó tasas de interés reales negativas que antes del estallido de la crisis ayudaron a inflar los precios. Los préstamos de las gavetas crediticias eran una vía para obtener divisas a tasas de interés entre 15% y 25% al año, mientras la inflación se movía entre 50% y 70%.
La eliminación del subsidio de la gasolina, reguló la emisión de bolívares para prestar a Pdvsa y cubrir las pérdidas. Ahora, a una “tasa internacional”, no es necesario tal procedimiento, lo que reduce la oferta de bolívares. Entre otras medidas en desarrollo, como la de la Ley de Seguros y la implementación de nuevos mecanismos para pensiones.
Sin embargo, la situación más crítica la llevan los trabajadores del sector público. Estos están recibiendo salarios que no son conformes a la realidad económica del país. Pero hay que tomar en cuenta que la enorme cantidad de trabajadores públicos, junto a los jubilados, superan los presupuestos que permitan llevarlos a salarios reales. Esto requiere de más reformas y cambios sustanciales.
El retorno del bolívar
En un reciente informe de Ecoanalítica se muestra como el uso del bolívar comienza a ganar terreno nuevamente. El pasado mes de febrero, el porcentaje de pagos que se hizo en el país con divisas extranjeras fue de 45,1%. Se trata de la proporción más baja registrada desde octubre de 2019. Desde marzo de 2021 comenzó a retroceder lentamente el uso de divisas como medio de pagos.
Hay razones para ello. La implementación del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) obliga a muchos ciudadanos a vender sus divisas y hacer pagos en el comercio con bolívares para ahorrar 3%. El pago en el comercio se calcula a tasa del dólar en las mesas de cambios de los bancos, la cual es más baja, naturalmente, que la del mercado paralelo, aunque el diferencial es similar al IGTF.
Apuesta riesgosa
Pero hay más datos que muestran estabilidad, incluso hasta las señales de crecimiento están apareciendo. Según los economistas, primero ocurren los cambios macroeconómicos, luego se trasladan a lo bursátil y finalmente permea a la economía real de los ciudadanos. Estos procesos suelen llevar tiempo.
Hay que tener presentes los siguientes números. El dólar subió en un año 44,43%, pero la inflación del mismo período reportado fue de 67,8%. Esto indica que los precios aumentan internamente más que el dólar, por lo que mantenerse en el dólar resulta en pérdidas, por ahora. Pero si se revisa el crecimiento que registra la Bolsa de Valores de Caracas, que si bien no representa a la economía venezolana, muestra el desempeño de un sector de empresas, en los últimos 12 meses esta creció 85,47%. Esto último quiere decir que el desempeño de las empresas que están ahora en Venezuela, es mejor que refugiarse en el dólar, en estos momentos. Por supuesto, cada quien evalúa los riesgos y cada quien los asume o no. Venezuela todavía es un país de alto riesgo.
Un punto también para comparar son las tasas de interés. Actualmente, los tipos en Venezuela son de 58,98%. Como el incremento anual del dólar está por debajo, es de cuidado para muchos demandar créditos a la banca, ya que no será suficiente tener divisas en una cuenta para pagar los préstamos, lo que ocurría anteriormente. Hay que ser productivo y rentable. En cambio, frente a la inflación interna, las tasas son todavía reales negativas, pero con diferenciales más bajos que en épocas anteriores. Las altas tasas están defendiendo al bolívar, frente a las divisas extranjeras, pero por debajo de la inflación, son un incentivo para inversores que sean capaces de surfear esta economía venezolana, prácticamente sin proteccionismos.
Pero no todo es color de rosa
Aunque todo lo anterior suene muy bien, todavía queda demasiado. Todos esos movimientos, paradójicamente, son posibles también por las sanciones contra Venezuela. Si bien esas medidas reducen la capacidad para generar ingresos, las mismas, al mismo tiempo, evitan que los acreedores de la deuda externa vencida estén presionando las todavía débiles cuentas públicas.
Tras los resultados de las elecciones del próximo 28 de julio, este país tendrá nuevos retos. No es fácil para quien resulte ganador, sea quien sea. A los próximos gobiernos les toca enfrentar los vencimientos de deuda externa y las renegociaciones, cuyo proceso será una carga enorme que incidirá, sin duda, en el éxito o fracaso de cambios económicos por venir. Pero este tema lo abordaremos en otro artículo.
@alexvallenilla