Arturo Molina: 25 años en el poder

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Un Cuarto de siglo tienen en el poder los llamados revolucionarios. Los resultados que pueden mostrar de la gestión pública realizada no son alentadores. Lo que comenzó como un movimiento esperanzador y prometedor ha degenerado en algo muy distante de lo prometido. El país ha experimentado cambios significativos con base a la desestructuración de lo que se había conquistado durante décadas de luchas en democracia. La mezcla de ofertas engañosas, pero bien disfrazadas, dirigidas a los sectores llamados excluidos, les dio el impulso que necesitaban y así fraguaron su estrategia de no abandonar el poder. Los pobres son más pobres, y las miserias se observan en el control social que aplican a las familias. Las decisiones centradas en la prepotencia y arrogancia del gobernante han sumido al país entero en un espacio donde deambula la crisis económica, social y humanitaria.

La desigualdad, corrupción, represión y minimización de las libertades individuales son carta de presentación del oficialismo en esos largos 25 años. La economía desmoronada, la inflación galopando, la especulación ganando la carrera, los hospitales sin médicos, enfermeras e insumos, la educación desmejorada, con salarios por debajo del subsuelo, y los servicios públicos en total abandono, es una realidad que no se puede ocultar a la luz del día, y en las noches brilla como lo hace una estrella en lo alto del cielo. La diáspora es fiel testimonio de la hambruna presente, y el ser humano busca afanosamente subsistir a la barbarie impuesta. 25 años de crueldad las que se han vivido en Venezuela.

El discurso de los “lideres” de la mal llamada revolución, perdió toda credibilidad y legitimidad en la mayoría de los ciudadanos, receptores directos del sufrimiento inducido. Promesas incumplidas, elecciones cuestionadas, falta de rendición de cuentas y sesgo ideológico de extremo, han erosionado la confianza que en su momento les otorgo el soberano. Ahora buscan aferrarse a cualquier pretexto para continuar con la destrucción del país, sin importarles el costo que eso tiene para todos, incluida esa cúpula perversa. Ellos sienten que vivir en el atraso les reivindica y juegan a torcer cualquier cambio que se presente.

Esa realidad hoy les está comiendo su arrogancia por la orilla. La sumisión planificada perdió el eco, incluso en sus seguidores. Pero también hay que señalar que no todos quienes apoyaron esa causa son responsables de las atrocidades cometidas. Allí hubo gente de bien que apostó por cosas buenas, pero fueron igualmente engañados. La luz al final del túnel comienza a brillar con mayor intensidad. La posibilidad del cambio de sistema de gobierno se siente con fervor. Millones de venezolanos están dispuestos a participar en el proceso para elegir el nuevo presidente del país. Con el tiempo, esos 25 años en el poder serán recordados, para que nunca más vuelvan a suceder.

Jarturomolina@gmail.com –  @jarturomolina1 – Trincheratachirense.blogspot.com

 

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