Ezequiel Querales Viloria: Las miserias de la guerra

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Lo primero que se nos ocurre, es repetir la vieja lección aprendida en la vida, de que no hay guerras buenas, y guerras malas. Feroces ataques, o hermosos bombardeos.

Aprendimos a entender, que todas las guerras por su sanguinaria esencia, son terriblemente crueles, infames, destructivas, inhumanas.  Con un axioma inmancable: defenderse y matar, para imponerse al enemigo, sobrevivir, avanzar en el frente de lucha, y finalmente, levantar las banderas de la victoria.

Sabemos que hay guerras de guerras, grandes, pequeñas, ventajosamente inoportunas, desiguales, necesarias, aunque nunca justas. Por mucho que se trate de estigmatizarlas, siempre serán crueles para la paz y aceptación del mundo civilizado.

Pero siempre al acecho de cuanto acontece, aparecen en escena, los llamados “perros de la guerra”. Esas infaltables criaturas de mil caras, destinos e intereses, para quienes no existen guerras buenas, mejores, seguras, fallidas, sino negocios redondos, donde sembrar la pólvora, irrigar los campos minados, hacer crecer y esparcir, las mechas incendiarias.

Con toda su carga de crueldad, no deja de ser espeluznante, y repugnante, el giro que ha tomado la  terrible guerra Israel- Gaza.

Ya nadie  habla, ni se acuerda de la feroz arremetida, asesinato a mansalva de cientos de inocentes civiles israelíes, capturados, torturados y exhibidos como carnadas de la guerra, ocurrido tras el sorpresivo asalto  a la fiesta de Sucot, aquel aciago 7 de octubre de 2023, en la frontera del país, por parte de grupos armados de Hamas y la Yidad Islámica Palestina.

Tampoco se habla de la natural y legítima represalia del ejército israelí, para contener el salvaje ataque, castigar a los culpables y rescatar a los rehenes. Todo eso ya no es válido, en “las miserias de la guerra”.

El foco de atención mundial sobre la sonada confrontación, parece centrarse ahora, en el presunto “Magnicidio”, en que habría incurrido el ejército de Israel, en su legítima defensa y segura sobrevivencia.

Exceso de defensa, dirán los voceros de las organizaciones, abocadas a la defensa de los sagrados Derechos Humanos (DDHH) del mundo, incluyendo a la ONU y Unión Europea (UE).

Seguramente, están horrorizados, de que el ejército israelí haya causado en el combate, unas 35.000 mil bajas, mientras que los palestinos apenas si llegaron a torturar y degollar, a unas 2500 inofensivos israelitas. No importa, si los terroristas de Hamas y Yidad, se atrincheraron, y tomaron como escudos, a  las escuelas, iglesias, hospitales, y obligaron a sus indefensos habitantes, a ser carne de cañón, a costa de nunca rendirse, para poner fin a la guerra.

En cambio, los estrategas militares de todo el mundo,  no dudarán en señalar, que el contra ataque de Israel, no solamente ha sido ejemplar para su protección y sobre vivencia, sino que envía un rotundo mensaje, a sus enemigos en la convulsionada región.

Sea, cual sea, el desenlace de esta cruenta guerra, Israel-Gaza, hay un daño causado a la región, a la humanidad, que no se resarcirá, dando un golpe de gracia, al poderoso Goliat, y tendiéndole la mano al débil David, en la desigual lucha, como se grita a voces por todos los rincones.

Las miserias de la guerra, jamás nos dejarán re conciliar, para encontrar la paz de la aceptación, reza un viejo adagio bíblico.

ezzevil34@gmail.com

 

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