Tenemos una campaña electoral sui géneris con candidatos sui géneris. Huyamos de la palabra historia, en sus dos sentidos, tanto de pasado como de disciplina que lo estudia.
Vamos a contraernos a acontecimientos, quizás como manifestación azarosa. Son los que tendrán consecuencias derivadas de lo sucedido, de lo sui géneris de su origen para vestirse de sui géneris en un desenvolvimiento en el que vemos estrambóticas paráfrasis de la nación.
Hablar de historia es complicado. Puede uno terminar recordándola como camino de las fuerzas económicas y de la lucha de clases en un alud de materialismo dialéctico. O hundirnos en Nietzsche y Berlin y comenzar a disgregar sobre los olvidos que conllevan a pensar que adelante no hay sino más de lo mismo o estacionarnos en el consolatorio de que lo inevitable conduce a una meta deseable. Sería complicado detenerse en la afirmación de Berlin según la cual ningún hombre puede ser absuelto de su responsabilidad en la historia.
Ninguna culpa tenemos de saberlos encerrados en un tarjetón y a la búsqueda de alguien que rompiese todos los parámetros de lo que los pobres consumidores hemos entendido por campaña electoral.
“Los tiempos están dislocados”, aún dice Hamlet, cuando se detiene a mirar los acontecimientos en curso. Decidamos prescindir de la filosofía de la historia en todas sus versiones y del historicismo, sólo son acontecimientos anotados al margen, simples unanimidades o voces sacadas de la profundidad de las resonancias.
Lo que tiene que pasar pasará. El libreto parece escrito. El libreto se manifiesta descarado y se asume. Y seguirá más allá de lo puntual. Y seguirá durante el limbo. Y seguirá a la salida del purgatorio y la aparente asunción de lo celestial.
O es que aparece la Ley de Murphy es un enunciado de lobos, para explicar los infortunios de la vida política. Rechacemos una actitud resignada ante los acontecimientos, pues ellos sucederán ante nuestros ojos para que terminemos reclamando los efectos de la voluntad humana. Sólo hay que saberlos, pues ni de intuición se trata, más bien de ojos cansados de mirar hacia adelante lo que nuestros compatriotas engendran.
Cuando estemos en ellos recordemos el resbaladizo concepto de voluntad política y la manera de encontrarla: iniciativas, rigor, apoyo y continuidad de los esfuerzos. Vivamos las etapas de lo que viene, pero se necesita de un país que sepa lo que viene.
@tlopezmelendez